La Web nunca deja de sorprendernos. Existe una página encargada de inventar trastornos psiquiátricos y se la conoce como “La máquina de crear enfermedades”.
https://www.naturalnews.com/disease-mongering-engine.asp
¿De qué se trata? Muy sencillo. Es un programa capaz de tomar al azar un grupo de síntomas frecuentes que de manera habitual presentan los pacientes con enfermedades mentales y genera en base a ellos raros diagnósticos, fraudulentos por cierto, los que llamativamente suelen coincidir muy seguido con los que figuran en el manual DSM-IV utilizado por la Asociación Psiquiátrica Estadounidense. Esta Web creada por Mike Adams pretende poner en evidencia a los grandes negociados que existen entre la industria farmacéutica y algunos inescrupulosos que deciden cómo puede llamarse tu enfermedad y cómo curarla, quizás, sin que la tengas ni que la enfermedad exista.
Una verdadera “máquina de crear enfermedades”. El Disease Mongering Engine, al que se puede acceder a través del sitio NaturalNews.com, es capaz de generar más de 73 mil nombres de trastornos diferentes y su objetivo es en realidad parodiar o poner en ridículo al discurso psiquiátrico. Este motor/generador de enfermedades utiliza terminología técnica que imita la lógica de enfermedades mentales utilizada en el manual DSM-IV, donde la Asociación Psiquiátrica Estadounidense (APA) define a los trastornos de los que se ocupan lo psiquiatras.
Página de inicio de “La máquina de crear enfermedades”
Al llegar a la página de inicio de esta máquina, debes pulsar el botón indicado para “crear” tu nueva enfermedad mental y automáticamente eres llevado a una página donde te brindan el nombre, las siglas (en inglés) y la descripción del trastorno, fruto de combinaciones al azar que el sistema se encarga de generar. Por ejemplo, recién acabo de enterarme que tengo un “Desorden Nervioso Bipolar Repetitivo con Incontinencias”, Repetitive Bipolar Nervous Disorder With Incontinence (RBNDWI). Naturalmente que semejante tecnicismo viene acompañado con su clarísima explicación y justificación de lo que me sucede: “RBNDWI primarily involves frequently repeated thoughts and behavior surrounding unpredictably extreme mood responses when using the brain, combined with an inability to control one’s own bladder”. Es decir, mi humor cambia rápidamente de manera impredecible cuando uso mucho mi cerebro y eso desemboca en orinarme encima.
Peor es que te sorprenda un IAGD de repente (Intermittent Amnestic Gender Dysfunction) y que no recuerdes con exactitud de qué lado estás en el momento menos esperado. Incluso, los creadores del sitio informaron que, luego de una entrada de patrones al azar, el programa inventó más de 25 desórdenes que actualmente figuran de manera textual en el DSM-IV. Pero, ¿a quién se le ha ocurrido esto? El programa fue ideado por Mike Adams, conocido por sus duras críticas al “negocio”. “La psiquiatría moderna” – opina Adams – “ha perdido su ruta y se transformó en una rama del marketing de las farmaceúticas”. Desde su óptica, categorías como el llamado “Trastorno por déficit de atención (ADD)” o el “Trastorno social de ansiedad” son categorías “inventadas” por los laboratorios y por la corporación de psiquiatras para vender las soluciones correspondientes, como toda empresa que busca incrementar sus ganancias.
La consulta a un profesional de confianza es fundamental para no caer en la trampa, afirma Mike Adams
“Convencer a la gente sana de que está enferma y ponerla en riesgo con medicación química poco segura no es una forma legítima de promover su acercamiento a la salud”, asegura el creador de este sitio de Internet. Sin embargo, su prédica no resulta ser una novedad. Dentro y fuera del campo de la salud mental, la crítica a lo que se llama “disease mongering” o “tráfico de enfermedades” poco a poco va ganando adeptos en todo el mundo y plantea un serio cuestionamiento sobre “la forma” en que una parte de la ciencia médica está desarrollando soluciones para el sector de la salud.
Según Adams, las grandes corporaciones farmacéuticas y la psiquiatría moderna son una especie de hermanos siameses unidos por partes vitales del cuerpo. Por supuesto que de intentar separarlos, uno (o tal vez los dos) moriría de manera indefectible. Y ellos dependen uno del otro para poder tener un éxito comercial que les depare un venturoso porvenir. Un grupo es el encargado de inventar las enfermedades ficticias y el otro ha llegado al mundo para fabricar las soluciones (las drogas) a estas enfermedades, a veces funcionando a la inversa, cuando las compañías farmacéuticas ensayan nuevas drogas en tratamientos aún por comprobarse que apenas han superado las instancias de ensayos de laboratorio. Según Adams, esto constituye una estafa brillante y amparada bajo la confianza popular en las habilidades profesionales de los psiquiatras, de quienes Adams no posee el mejor de los conceptos, según se desprende de sus opiniones vertidas en la Web.
La teoría de los siameses, según Mike Adams
Aclara en la teoría de los hermanos siameses que la ingesta de antidepresivos provoca diabetes en muchos pacientes, además de un considerable incremento de peso. Esto es aproximadamente 40 kilogramos durante un año tomando antidepresivos mal indicados. Naturalmente un incremento de peso de esta magnitud provocará un cuadro aún peor de depresión que desembocará, por un lado, en un aumento de la dosis de antidepresivos y, por el otro, en la acción de ingerir otros fármacos para tratar la diabetes y el exceso de peso. Pero esto no es todo. Algunos medicamentos contra la diabetes provocan daños al hígado y el paciente ya deberá comenzar a ingerir medicamentos para curar su hígado que probablemente le exijan un funcionamiento más arduo de los riñones para filtran esas drogas, trayendo complicaciones también en estos órganos. Es decir, el paciente que inicialmente tenía un bajón anímico fácilmente solucionable con cariño de familia, amigos, salidas grupales y hasta salidas esporádicas a pescar para reflexionar sobre su historia y sus problemas termina en un círculo vicioso con su vida envenenada, destruida y con serio riesgo de muerte.
Basándose en los derechos constitucionales de la libertad de expresión, el programa desplegado por el sitio es una simple anécdota humorística y sólo en alguna mente verdaderamente perversa podría despertar sensaciones de ataque hacia la que Adams considera la “buena” medicina. Las discusiones para cierto sector crítico se centran en saber si las enfermedades verdaderamente existen o no. Es decir, si a la categoría de diagnóstico le corresponden parámetros clínicos que puedan definirse como una enfermedad propiamente dicha. En este sentido, la psiquiatría es un campo paradigmático debido a que la mayoría de los diagnósticos se efectúan en base a la conducta o el malestar de la persona y pocas veces en base a manifestaciones fisiológicas u orgánicas empíricamente comprobables en el paciente.
Las drogas sin control son un camino directo a la autodestrucción
Por ejemplo, la andropausia masculina – situación generalizada de decaimiento y malhumor en hombres de más de 50 años, atribuida al déficit de la hormona testosterona – ha sido ampliamente estudiada como un ejemplo de enfermedad “creada” por la industria. En este caso, la polémica acerca de si la andropausia “es o no es” una enfermedad puede no tener fin. Sin embargo, la polémica avanza mucho más allá de la psiquiatría y de una supuesta cultura de convertir todo malestar en una nueva enfermedad o toda conducta molesta en un nuevo trastorno. Actualmente en Europa se habla de la vacuna contra el HPV como ejemplo de mongering, porque este virus de transmisión sexual, si bien está muy diseminado entre la población mundial, sólo el 1% de la infecciones provoca cáncer de cuello de útero, que es el mal mayor que se intenta prevenir. La complejidad del problema es muy grande y va más allá de la imposición publicitaria de una “cultura de la medicalización”.
En cambio, para otras personas no se trata de definir si los trastornos en cuestión existen o no, ya que la mayoría de las veces son los propios pacientes quienes concurren al consultorio del psiquiatra en busca de un alivio para su malestar y, en la mayoría de los casos, las medicaciones que el profesional prescribe como consecuencia del diagnóstico son eficaces. La medicalización de la sociedad sería, desde este punto de vista, una tendencia del mercado y a la vez un modelo de desarrollo de la salud, funcional a la industria farmacéutica, que sería en definitiva quien toma las decisiones para definir y separar qué es salud y qué es enfermedad.
Una mala administración inicial puede terminar en un coctel muy peligroso
Como objeto de estudio, el concepto de “tráfico de enfermedades” fue creado por Lynn Payer en la década del 90 en un libro titulado: “Disease Mongers: Cómo es que médicos, empresas aseguradoras y farmacéuticas lo hacen sentir enfermo” (1992) y fue introducido en la literatura médica por el periodista Ray Moynihan, que en el año 2002 trató el tema en el prestigioso British Medical Journal. El punto bajo la mira parece estar en las grandes inversiones que la industria farmacéutica realiza en acciones de marketing directo sobre la comunidad médica y también sobre la prensa, a través de diferentes estrategias en las que las políticas de marketing se convierten en campañas de educación.
No dejes de visitar el sitio de Mike Adams donde, además de encontrar mayor cantidad de información acerca de este fenómeno socio-cultural, podrás descubrir mucha bibliografía para poder avanzar hacia una vida más sana, más natural y con menos drogas que día a día envenenen tu organismo prometiendo falsas curaciones a falsos diagnósticos. Incluso, observa la ingeniosa sátira compuesta por 10 sencillos pasos donde se explica el proceso desde que te “asignan” un diagnóstico hasta la facilidad de pagar los gastos de tu muerte. Completan este interesante espacio en la Web seis caricaturas (una de ellas la de los siameses) donde se explica en detalle la gran farsa a la que algunos inescrupulosos se prestan con el sólo objeto de ensanchar sus arcas sin importarles la salud de sus pacientes. Homicidas con títulos académicos, de accionar lento e impunes (cuanto más tiempo sobreviva el cliente, perdón, el paciente, más dinero se genera). Mike Adams te ayuda a estar atento y nosotros te acercamos su pensamiento como simples comunicadores de la realidad que hay allí afuera y que debes conocer.
Durante los últimos años se ha publicado mucho sobre el fenómeno que los anglosajones denominan disease mongering o tráfico de enfermedades. El concepto de enfermedad está estirándose todo lo posible para abarcar a la mayor cantidad de personas que sean catalogadas como “enfermas”, aunque no lo estén, claro. El objetivo es que todo el mundo esté medicado para algo. Pero hoy no vamos a tratar sobre ninguna de ellas, eso ya lo hemos hecho en otras ocasiones y seguiremos haciéndolo. Resulta que el escritor Mike Adams ha desarrollado un invento por el que cualquier persona puede crear su propia enfermedad mental. Con ello trata de poner en evidencia los enormes intereses creados que hay en torno a determinadas enfermedades que no lo son y que sólo existen como excusa para vender más fármacos. Adams ha denominado a su invento La máquina de crear enfermedades.
Ésta consiste en un programa que coge al azar un grupo de síntomas que suelen darse en persona con patologías psiquiátricas y genera extraordinarios diagnósticos -inventados, claro- pero cuya gracia -o falta de ella- está en que suelen asemejarse a denominaciones de enfermedades mentales que podemos encontrar en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales que, publicado por la Asociación Psiquiátrica Estadounidense, es más conocido como DSM-IV. Este manual es la “Biblia” de la psiquiatría y en la actual versión, la cuarta, ofrece un catálogo de más de 800 enfermedades mentales (en breve renovará su contenido y se auguran numerosas nuevas patologías que sumarán más de 1.000 diagnósticos diferentes). Se da la circunstancia que un estudio publicado en abril de 2006 en Psychotherapy and Psychosomatics reveló que más de la mitad de los 170 miembros del panel responsables del DSM tenían nexos financieros ocultos con la industria farmacéutica, cifra que ascendía al 100% de los “expertos” en los paneles sobre trastornos de la personalidad incluidos en el DSM.
Adams denuncia que la psiquiatría en buena medida hace tiempo que perdió el rumbo y se ha convertido en parte del marketing de las farmacéuticas. Lo cierto es que multitud de especialistas han cuestionado durante los último años “enfermedades” como la Fobial social, con la que se diagnostica a personas a las que les cuesta hablar en público; el Síndrome de las Piernas Inquietas, ciertos problemas nerviosos de origen desconocido reconceptualizados como “enfermedad” por determinado laboratorio interesado en vender antidepresivos; o el Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, la inquietud propia de la infancia y pubertad.
Un ejemplo de enfermedad creada por esta máquina es el Trastorno Hipoactivo Dismórfico Mental (HDMD):
“Que aparece como extrema resistencia y bajo consumo de energía que se correlaciona con la infelicidad extrema cuando se involucran en la actividad cognitiva extenuante”.
O también la Disfunción Género Nervioso Hiperactivo (HNGD):
“Comportamiento de alta energía que se correlaciona con una alteración fisiológica que crea síntomas de agitación y sudoración relacionaos con las preferencias de pareja sexual”.
Y así hasta varias decenas de miles de combinaciones que surgen como parodia de lo que Adams denomina la teoría de los hermanos siameses:
Según este autor, las grandes corporaciones farmacéuticas y la psiquiatría moderna son una especie de hermanos siameses unidos por partes vitales del cuerpo. Por supuesto que de intentar separarlos, uno (o tal vez los dos) morirían de manera indefectible. Y ellos dependen uno del otro para poder tener un éxito comercial que les depare un venturoso porvenir. Un grupo es el encargado de inventar las enfermedades ficticias y el otro ha llegado al mundo para fabricar las soluciones (las drogas) a estas enfermedades, a veces funcionando a la inversa, cuando las compañías farmacéuticas ensayan nuevas drogas en tratamientos aún por comprobarse que apenas han superado las instancias de ensayos de laboratorio.
Por último, un consejo del creador de La máquina de crear enfermedades, que dicho de paso explica que no pretende desacreditar a la buena Medicina:
Consultar a un profesional de confianza es fundamental para no caer en la trampa.
Más info: La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo (Península, 2009) contiene un capítulo sobre la invención de enfermedades.
Disculpen, mi doctor insiste en clasificarme como un paciente que padece esta enfermedad, sin embargo estoy sumamente convencido de que soy portador de lepra… Los síntomas encajan a la perfección y nadie piensa tratarme debido al argumento del doctor al llamarme “hipocondriaco”.
¿Qué debería hacer? Mi salud está en riesgo. Estoy muriendo poco a poco, y no me dejan hacer nada para salvarme…
Primero decir que estoy de acuerdo con el planteamiento general, también creo que hay muchas enfermedades que son inventadas.
Pero en el caso concreto de la fobia social tengo que decir que existe porque yo y mucha más gente la padecemos y sufrimos mucho con ella. Para estar encuadrado en ella no basta con sentir algo de timidez, esa timidez tiene que molestarte tanto que uno no pueda hacer una vida normal. Es decir, la fobia debe impedir trabajar, tener amigos, tener pareja o salir a la calle a comprar. Es una enfermedad muy incapacitante y seguramente de las más crueles, porque el contacto con la gente causa ansiedad y es algo que todos necesitamos. Los fóbicos desean estar con gente pero les genera tanta ansiedad que lo terminan evitando. Ahora bien, otra cosa es que se califique inadecuadamente de fóbicos a personas que no lo son para beneficio de psiquiatras y farmaceúticas.
Y otro tema sería la causa de la fobia social, que dudo que sea psicológica. Podría ser algún tóxico ambiental, algún metal pesado…pero buscar la causa no les interesa porque entonces nos podríamos curar y se les acabaría el negocio.
SEGUN LOS COMENTARIOS QUE ACABO DE LEER CREO QUE PUEDE CONFUNDIR EL TERMINO INVENTADA Y ENFERMEDAD.
CUANDO SE HACE REFERENCIA AL TERMINO INVENTADA NO QUIERE DECIR QUE UNO HAGA ESAS COSAS PORQUE QUIERE SINO QUE DETRAS DE ESO NO HAY UNA ENFERMEDAD QUE CAUSE ESE PROBLEMA SINO OTROS MULTIPLES MOTIVOS QUE PARA UNA PERSONA PUEDE SER DIFICIL DE EXPLICAR, PARA ESO HAY QUE ACUDIR A UN ESPECIALISTA QUE SI DEBE SABER QUE ES LO QUE ESTA OCURRIENDO Y COMO SOLUCIONARLO (QUE LOS HAY) NO SIENDO LA MEDICACION LA MEJOR DE LAS SOLUCIONES AUNQUE ES POSIBLE QUE LA AGITACION SEA MENOR PERO QUE SIGUE OCURRIENDO ESE MALESTAR CON LO CUAL NO SOLUCIONA NADA. Y CON LO CUAL INDICA QUE TAMPOCO ES TAN NEUROLOGICO COMO SE PRETENDE VENDER.
Y ES EN ESTO DE FOMENTAR EL COMERCIO FARMACEUTICO Y OTROS MOTIVOS QUE NO ME VOY A ENTRETENER EN DECIR DONDE EMPIEZAN LOS PROBLEMAS DE LA GENTE QUE ACUDE A UN ESPECIALISTA DONDE SE LES TRASMITE LA IDEA DE QUE SIN MEDICACION NO PUEDEN ESTAR DONDE TIENEN UNA GENIAL ENFERMEDAD CAUSANTE DE ESTOS PROBLEMAS DE POR VIDA CRONICOS Y YA SI PONEMOS EL CALIFICATIVO DE NEUROLOGICO QUE LE DA UN ASPECTO DE SER MAS CIENTIFICO PUES TODO SE LES HACE ENCAJAR COMO SI DE UN PUZZLE SE TRATARA. ALREDEDOR DE TODO ESTO HAY MUCHIISIMOS SERVICIOS MONTADOS Y MUCHHIIISIMAS HISTORIA DE LAS QUE UNICAMENTE SE BENEFICIAN LOS DE SIEMPRE. SE CLASIFICA DE POR VIDA A LA GENTE EN TU ERES ESTO TU AQUELLO TU ERES UN ENFERMO MENTAL PORQUE ASI LO DICEN UN GRUPO DE PERSONAS QUE TIENEN INFLUENCIAS EN NUESTRAS VIDAS DE UNA FORMA INCREIBLE. ASI QUE LEJOS DE CULPABILIZAR A LA GENTE QUE TIENE UN PROBLEMA Y QUE HACE MUY BIEN EN COSULTAR A UN ESPECIALISTA LO QUE SE PRETENDE O AL MENOS YO ASI LO HAGO ES DE INFORMAR PARA QUE LA GENTE SEPA LO QUE ESTA OCURRIENDO Y COMO NOS DESTROZAN LA VIDA SIN DARNOS CUENTA. ESTA ES MI OPINION.
Sr. Jara:
Tiene razón, en este país cada uno intenta hacer su negocio, por un lado los laboratorios y por otro lado la medicina privada, claro que todo esto no ocurriría, si la SANIDAD PÚBLICA funcionase, le puedo asegurar que llegar a una Unidad del Sueño en la mayoría de las CC.AA. cuesta más de dos años, con lo que en muchos casos nos vemos obligados a recurrir a la sanidad privada.
Yo tengo diagnosticado el SPI o como usted quiera que se llame, esa enfermedad, síndrome o trastorno, desde hace más de siete años. Me ofrecí voluntaria para participar en un estudio y gracias a ello, entre directamente a la unidad del sueño de un prestigioso Hospital. Mi vida no es perfecta, pero si ha mejorado mucho y esto es lo importante. Para su información, la Seguridad Social, ya da bajas figurando como causa el SPI.
Efectivamente hay bastantes contradicciones en todo lo referente al SPI, pero también ocurre con otras enfermedades, por eso hoy día la Seguridad Social te permite una segunda opinión. He escuchado a varios neurólogos hablar sobre el SPI y no coinciden en sus conclusiones, pero esto no es malo, lo único que me hace pensar es que todavía no se conoce bastante sobre el SPI, al igual que ocurre con otras patologías.
Me gustaría que en un futuro próximo y debido a una investigación seria e intensa, nuestro síndrome, trastorno o enfermedad, como usted prefiera, tuviese un tratamiento cien por cien efectivo y no tuviésemos que combinar varios medicamentos, pero para ello, necesitamos que investiguen y para investigar necesitan pacientes y haremos cualquier cosa, para librarnos cuanto antes del SPI y sus consecuencias, a pesar de su cronicidad.
Es bueno, muy bueno que haya personas que hagan periodismo comprometido, siempre que lo que expongan tenga una base de investigación real y veraz, sobre todo tratándose de enfermedades, ya que detrás de las mismas hay personas afectadas, que sufren un auténtico calvario cada vez que intentan descansar, relajarse, sentarse o dormir, pues la enfermedad inventada que padecen: SINDROME DE PIERNAS INQUIETAS, se lo impide; haciendo que sus vidas y de la calidad de las mismas se vea mermada en un alto grado… y generando otras, tanto físicas, como psíquicas (la depresión, la ansiedad…).
Las noches han de pasarlas caminando, muertos de sueño, agotados y sin poder pararse a descansar y menos dormir. Y por el día, han de soportar el cansancio acumulado de no haber dormido, más afrontar una jornada de trabajo (en los casos que se desarrolla sentado, se hace insufrible), con sus capacidades al mínimo, sin ánimo, sin fuerzas, más agotados de lo que estaban la noche anterior. Sabiendo que además no podrán disfrutar de una cena con amigos, una salida al cine, o tumbarse en una playa, etc.
¿Se puede alguien inventar una vida así?
Creo que nadie en su sano juicio, y más cuando se presume de hacer periodismo comprometido, puede hacer con sus palabras al calificar esta enfermedad de “inventada”, tanto daño como el que ha hecho a miles de personas, que como yo, sufrimos este síndrome desde hace 20 años. Me siento tan agraviado por sus palabras que le propongo cambie en la medida de lo posible, informándose y haciendo “periodismo”, comprometiéndose a rectificar, y a la vez ayudar a todas las personas que sufrimos este síndrome además de la incomprensión, la falta de investigación y hasta la mofa de algunas personas, que evidentemente son tan superficiales, que califican a esta ENFERMEDAD NEURONAL, de baile san vito, o en su caso de enfermedad inventada.
Javier y por extensión a varias personas que se han sentido ofendidas por mi calificación del denominado Sindrome de la Piernas Inquietas dentro del fenómeno conocido como disease mongering o tráfico de enfermedades/enfermedades inventadas. Le contesto con un comentario que hice a otras personas con los mismos problemas de salud en otro enlace de este blog (https://www.migueljara.com/2010/03/24/biblias-y-disease-mongering/):
Una cosa antes de entrar en la respuesta propiamente dicha, por si lo desconocen. He escrito un capítulo en mi último libro sobre “enfermedades inventadas” y bastantes páginas sobre el Síndrome de las Piernas Inquietas. Lo digo porque antes de opinar es justo que lo lean.
No dudo que ustedes tengan esos problemas que ahora están catalogados como Síndrome de las Piernas Inquietas, eso no lo pongo en duda. Es más, conozco de cerca casos muy similares con los mismos síntomas del problema neurológico que ustedes con seguridad padecen. Lo que se critica es que durante los últimos años muchos laboratorios farmacéuticos están reconceptualizando el concepto de enfermedad estirándolo al máximo para que en él las personas estén mejor clasificadas con el fin de vender más fármacos. Si ustedes me dicen que tienen un problema, ya digo, con toda probabilidad relacionado con el sistema nervioso, yo me lo creo, me basta su palabra y ya les digo que el problema existe pero lo que no existe -es una creación de los laboratorios que venden determinados nuevos medicamentos neurolépticos- es un síndrome como tal, se llame como se llame. Ese nombre comenzó a aparecer con fuerza hace unos lustros en los medios de comunicación al albur de la puesta en el mercado de los medicamentos para “curarlo”.
Les dejo unos párrafos significativos sobre el asunto publicados en dicho capítulo del libro La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo (Península, 2009). Quedo a la espera de sus comentarios cuando lo lean:
Joan-Ramon Laporte es catedrático de Farmacología y Terapéutica de la Universidad Autónoma de Barcelona y uno de los miembros más activos de la Fundacio Institut Catala de Farmacología. Su agrio carácter no le impide ser uno de los profesionales del ámbito sanitario más comprometidos con la crítica constructiva del mismo y en concreto con el fenómeno del disease mongering[1]. En un correo electrónico publicado en la lista de discusión sobre medicamentos esenciales e-farmacos, Laporte proponía: “como interesante ejemplo de algunas estrategias utilizadas para inventar o exagerar enfermedades (…) una visita a la web de la Asociación Española de Pacientes con Síndrome de las Piernas Inquietas, http://www.aespi.net, donde llaman la atención varias cosas: En la página inicial hay una totalmente ilegal oferta de atención gratuita a cambio de participar en estudios clínicos. El video muestra opiniones de dos supuestos expertos que son contradictorias en muchos aspectos; uno de ellos insiste mucho en mecanismos moleculares que implicarían la racionalidad de un tratamiento farmacológico. La vaguedad o ausencia de definición de una enfermedad. La generación de confusión entre síntoma, síndrome o enfermedad. La exageración del problema con imágenes de un caso extremo del síntoma. El abultamiento de la prevalencia de la supuesta dolencia y las citas de porcentajes sin población de referencia. La previsión, en los estatutos de la asociación, de acuerdos con instituciones privadas con relación directa o indirecta con el supuesto síndrome. La falta de citas bibliográficas consultables. A falta de citas de trabajos científicos, la referencia a la aprobación por la FDA de fármacos para el Síndrome de las Piernas Inquietas. (…) Se trata de un excelente material para la docencia, que invita a la reflexión y a la opinión”[2].
[1] Este concepto puede traducirse como tráfico o promoción de enfermedades. Surgió al publicarse el libro de Lynn Payer Disease-Mongers: How doctors, drug companies, and insurers are making you feel sick (John Wiley & Sons, 1992). Con posterioridad, quien ha popularizado el concepto ha sido el periodista de investigación Ray Moynihan con el libro Medicamentos que nos enferman e industrias farmacéuticas que nos convierten en pacientes (Terapias verdes, 2006), y sus publicaciones sobre la materia, sobre todo en British Medical Journal (BMJ). El término relacionado “nostrum-monger” ya se empleaba a comienzos del siglo XVIII. Payer definió “disease mongering” como “intentar convencer a la gente sana de que está enferma, o a la gente con alguna afección de que está muy enferma”. Algunos ejemplos son la inclusión de la timidez como trastorno de ansiedad social, los síntomas premenstruales como trastorno disfórico premenstrual, y varias dificultades sexuales que experimentan algunas mujeres, como dificultad para lograr orgasmos con regularidad, en disfunción sexual femenina. La comercialización de estos trastornos por las compañías farmacéuticas lleva a la prescripción innecesaria y a la aparición de efectos adversos potenciales.
[2] Joan-Ramon Laporte, Ejemplo de estrategias para exagerar enfermedades, e-farmacos, 10 de mayo de 2007, http://www.essentialdrugs.org/…..g00018.php Consultada el 24 de octubre de 2008.
Gracias a personas como las que tanto han luchado para hacerse con un puesto en su vida y han logrado sacar la carrera de Periodismo (¿comprometido?), que por no tener otra cosa mejor que hacer son tan presuntuosos que quieren destacar en el mundo, que le va a dar de comer, con falacias y aseveraciones que desconoce y no tiene temor a minusvalorar a otras personas que por desgracia están sufriendo por enfermedad, no por capricho, gracias, como digo, a esas personas te animas más a esclarecer las opiniones. Ahora veo que en las Universidades se pueden sacar carreras hasta doctorarse en la estolidez que algunos demuestran a su salida de ella. Dice que el Síndrome de Piernas Inquietas (Síndrome de Ekbom) está calificado de enfermedad inventada yo más creo que el inventado es la persona que por el hecho de hacerse rico con la venta de libros a cualquier precio, ya que no es digno de ser una persona tangible y sólo una efímera ilusión. Se que no me vas a leer, pero me da igual, ya que no tienes el valor de presentarte ante nosotros (la Asociación) y exponer tus argumentos, que tan fingidamente puedes creer que sean verdaderos y ciertos.
Buenos días, padezco de spi desde los 18 años, diagnosticada y en tratamiento desde hace 4 años, y tengo 48. Es una enfermedad neuronal, horrible de padecer, porque el movimiento de las piernas y brazos, hace que pases las noches caminando, agotada, pero no puedes parar de moverte, ni siquiera sentarte y que decir de tumbarse. Es una autentica tortura, máxime cuando tienes que hacer tu vida normal al dia siguiente. Y así noche tras noche.
Es por ello que ruego al que afirma que es una enfermedad inventada, pase una noche mirando el monitor de un paciente al que le esten haciendo “las pruebas”, en cualquier Unidad del sueño, y contabilice las miles de patadas que tenemos que dar para sentir un microsegundo de alivio hasta la siguiente patada, además de observar el estado de ansiedad y desesperación de dicho paciente.
Creo que NUNCA más volvería a decir que ésta enfermedad es inventada, es más, una persona “comprometida”, que pueda ver in situ dicha situación, (no es lo mismo que padecerla), nos vendría muy bien, para en lo sucesivo divulgar la única AFIRMACION VERDADERA que se puede hacer de esta enfermedad NEURONAL y de mala calidad de vida de los que la sufrimos. No inventamos nada, padecemos una tortura en el silencio de cada noche.
Espero que se tome interés en el asunto para que la misma persona pueda con sus palabras explicar lo que es EL SINDROME DE PIERNAS INQUIETAS.
Muchas gracias, y que descansen, ustedes que pueden.
Hace más de 30 años que empecé a notar cuando estaba en reposo, unas sensaciones extrañas en mis piernas y brazos que me producían un estado de angustia difícil de superar, solo con el movimiento esta sensación desaparecía. La desazón y el sufrimiento era (y es) tan grande que he quedado sorprendida al ver que el Síndrome de Piernas Inquietas (Síndrome de Ekbom) está calificado de enfermedad inventada.
De estos 30 años, los 15 primeros los viví sin medicación apropiada, fue en realidad un sinvivir de noche, por lo que el día se hacía igual de terrible debido al enorme cansancio acumulado de noches sin poder dormir. Actualmente estoy medicada y la calidad de vida ha mejorado notablemente. Desde mi punto de vista, hay un total desconocimiento de esta enfermedad, y de verdad, no deseo a nadie, que tenga que pasar una sola noche soportando esta “enfermedad inventada” sin la medicación adecuada. (Muchos de los antidepresivos empeoran el SPI)
M. Montse, paciente con Síndrome de Piernas Inquietas.
Hola a todos, ultimamente no se por que, he leido en varios sitios que el Síndrome de Piernas Inquietas es una enfermedad inventada.
Discrepo totalmente de esto, ya que yo padezco de esta enfermedad desde hace 37 años y estoy agradecidada que me diesen un tratamiento adecuado desde hace 15 años, pues lo tengo tan fuerte que estuve a punto de suicidarme.
Solo me gustaria que quien dice “inventada”, se pasase una noche con ella, no se si el tratamiento que nos dan es adecuado o no, pues es verdad que hay muy pocos estudios sobre ella, pero por favor, no digan que es inventada, ya que los que la padecemos en grado severo, nos sentimos insultados.
Buenas noches.
Mandar antidepresivos, anticonvulsivos, antiansiedad e hipnoticos (que les llaman pastillas para dormir) para intentar dormir es la tonica genral hoy, para casi todas las enfermedades y para cualquier edad, no importa que seas un niño, tengas cuarentaytantos o seas mayor. Tengo 3 enfermedades cronicas y eso es todo lo que a mi y a mucha gente que comparte mis males han acertado a recetarnos durante años aunque todo ello no nos mejorase y si exacerbara la larga lista de sintomas que padecemos. Igual que tu Tom, creo que esto es cualquier cosa menos gracioso, porque me he sentido morir cuando me han medicado asi y que debemos estar informados y cambiar todo lo que podamos, sobre todo, por el bien de nuestros hijos.
¿Y quién dice que sea gracioso? ¿Alguien ha dicho que sea gracioso que todo se eleve a la categoría de medicable? No lo es y tampoco lo es que enfermedades que sí lo son se disfracen y se traten como desequilibrio psíquico o depresión, por ejemplo. Por mi parte, me limito a reivindicar el sentido del humor, propio de personas abiertas de mente, tolerantes -que no significa ni mucho menos no críticas; al contrario: el sentido del humor suele ser muy útil para hacer crítica constructiva- e inteligentes. Si se me permite aportar por una vez algo de mi experiencia personal, diré que no sé qué habría sido de mí si no hubiera sido consciente de cómo me afectaban determinadas medicaciones y a partir de un momento dado no me hubiera negado a seguir permitiendo que se tratara mi enfermedad como un trastorno psicosomático sin más. No sé qué habría sido de mi, pero dudo, a estas alturas, y visto cómo se veían afectadas mi concentración, mi memoria y otras facultades, físicas y no físicas (con efectos secundarios desde vértigos a ataques de pánico), que a día de hoy siguiera siendo capaz de hacer mi trabajo, de cuidar de mi familia y hasta de argumentar mis opiniones. Pues claro que no es gracioso, pero cada uno expresa sus preocupaciones a su manera, aunque sea haciendo un chiste y aunque el chiste sea de humor negro.
Pues a mí me parece que lo que hacen los psiquiatras, recetando casi indiscriminadamente todo tipo de drogas (cuyos efectos, en realidad, desconocen) es cualquier cosa menos gracioso. Y la “Biblia de la psiquiatría” es un verdadero disparate, sobre todo porque los síntomas de una supuesta enfermedad mental son simplemente disfunciones completamente naturales, reflejo del entorno en el que vivimos… ¿Acaso hay alguien que no se haya sentido triste?¿O que no sufra de estrés en su trabajo por culpa de su jefe? Si queremos erradicar esas disfunciones tenemos que cambiar el entorno que las propicia, en vez de DROGAR impunemente y castrar así los sentimientos de las personas.
Pues a mi me parece que tanto el sentido del humor como los Quijotes son muy necesarios en esta lucha y ojalá que nunca nos falten ni el uno ni los otros. Quijotes bien armados con sentido común, por supuesto, que vean molinos donde hay molinos y distingan a los villanos por muy bien disfrazados que vengan y por muy bien que hablen.
La risa se le congela a uno cuando se le indican que si sigue con el cachondeo esto puede afectar su carrera profesional. Será necesario algo más, mucho más, que hoy no existe aunque siempre es bueno mantener el testigo en el aire como haces.
En el RU, donde no hay la militancia farmaceútica de USA, los esfuerzos de alguien tan prestigioso como Medawar para destripar la “Campaña para vencer a la Depresión” patrocinada por el ministerio, fueron poco efectivos. Big Pharma tiene numerosas cartas con las que jugar. Que importa que a un niño se le recete un estimulante de la dopamina (por ADD) y al mismo tiempo un bloqueante de la misma (por trastorno bipolar), si los dos diagnósticos acarrean más ayuda escolar, más beneficios por minusvalía, exculpación de padres negligentes o/y maestros cansados e intolerantes, congresos y prestigio para médicos, tranquilidad para políticos que si no serían asediados por asociaciones patrocinadas por la misma industria, etc, etc.
Yo fui testigo de esas luchas, hace 40 años cuando empecé en la industria, hoy dos años jubilado no aconsejaría a nadie que pasara los malos ratos que yo pasé haciendo de Quijote.
Precisamente esta mañana estaba pensando en la posibilidad de ayudar a nuestros simpáticos amigos de la American Psychiatric Association, porque supuse que deberian estar con sus capacidades imaginativas absolutamente agotadas en el parto de su engendro DSM-V. Creo que las conocidas habilidades imaginativas de nuestras latitudes podrian ayudar a tan esforzados psiquiatras, y de paso a sus socios de la industria.
Empiezo yo:
Impulse-Control Disorders Not Elsewhere Classified
Please find below a list of disorders related to the diagnostic category, Impulse-Control Disorders Not Elsewhere Classified. The Anxiety, Obsessive-Compulsive Spectrum, Posttraumatic, and Dissociative Disorders Work Group has been responsible for addressing these disorders. We appreciate your review and comment on these disorders.
*Impulse-Control Disorders Being Recommended for Removal or Reclassification
312.31 Pathological Gambling
*Impulse-Control Disorders Proposed for Possible Reclassification in Another Diagnostic Category
312.39 Trichotillomania
Impulse-Control Disorders Not Elsewhere Classified
312.34 Intermittent Explosive Disorder
312.32 Kleptomania
312.33 Pyromania
312.30 Impulse-Control Disorder Not Otherwise Specified
312.31 (habria que traducirlo al inglés, lo pondré en castellano para que se entienda): TRANSTORNO DE DESAFECCIÓN POLÍTICA
A. Resistencia a creer en los mensajes de los políticos.
B. Desconfianza de la información que ofrecen los políticos.
C. Tendencia (más de 10 veces en el último mes) a cambiar de canal de TV cuando aparece algún político.
D. Frecuencia excesiva (más de 10 veces en el último mes) de emisión de la frase “todos los políticos son iguales”.
E. Priorización del cine sobre los mítines políticos.
F. Malestar clínicamente significativo ante la presencia inevitable de un político.
G. Síntomas de acumulación si esta presencia se produce con frecuencia (mareo, sudoración fría, náusea, pérdida del apetito)
H. Falta de implicación en el deber social de votar al menos en una convocatoria electoral.
A partir de estos síntomas debería realizarse un diagnóstico de sospecha y a partir de aqui aplicar unos criterios para llegar al diagnóstico final.
Parece ser que ya hay movimiento entre asesores de la industria multinacional farmacéutica (y también en fundaciones de partidos políticos) muy interesados en esta nueva enfermedad de gran incidencia especialmente en algunas autonomias (Catalunya, Madrid, Valencia, Baleares), investigando ya en la línea de los inhibidores de la recaptación de fenilsintoína con el objetivo de conseguir una mejor calidad de vida para estos pacientes.
Josep, creo que es un buen signo de salud mental de los profesionales sanitarios (como tu lo eres) que os toméis a guasa todo esto. La duda y la risa pueden ser revolucionarias y es que llegados a este punto no cabe más que tomarse a cachondeo esto que en realidad es un gravísimo problema de salud pública, no olvidemos que todo este montaje sirve para recetar millones de dosis de peligrosos fármacos. Fíjense si son peligrosos que la propia agencia estadounidense del medicamento, la FDA (financiada en un 70% por los grandes laboratorios, para más inri) etiqueta con color negro estos medicamentos, color que advierte de su máxima peligrosidad y que no paran de aparecer en las publicaciones médicas más importantes estudios científicos que advierten de la posible incitación al suicidio y la violencia por estos preparados.
La máquina de crear enfermedades mentales es revolucionaria a la par que divertidísima.
En los años 60 la hiperactividad tenía una incidencia del 0’1% ahora su heredero -el ADD con o sin hiperactividad, considerada de origen genético y afectando al desarrollo- la tiene del 10% algo absolutamente incompatible con las bases más elementales de la biología. Otra que está en auge es el trastorno bipolar. Si alguien se porta mal y además se divierte y luego los amigos o familiares se enfadan y se “deprime”, le darán el diagnóstico que ahora le permite seguir el ciclo.
Las razones para que esta masiva majadería pase son complejas, pero el resultado es que la psiquiatría del DSM está completamente loca pues no se puede practicar excepto bajo la creencia delirante de que la gente tiene dos o más cerebros, pues el tratamiento de una “enfermedad” causa o empeora otras, se dan tratamientos que estimulan y sedan, que excitan y equilibran que hacen delirar y calman, etc al mismo tiempo, y solo pueden justificarse porque afectarían a dos cerebros diferentes. Sobre todo es sorprendente la poca altura intelectual y bajeza moral de gran número de psiquiatras, psicologos, psicoterapeutas y otros buhoneros de la psico-industria.
Te felicito por pillar esto y por difundirlo.
Son cosas que se sospechan, pero no encontramos luego las pruebas.
Necesitamos un CSI médico que encuentre las pruebas de esta “infamia”.
Por supuesto que lo cuelgo en mi página de http://orroresmedicos.blogspot.com
Un abrazo
Alf
Felicidades a él y a ti por prestarnos su información.
Tengo la sensación de que mientras sigamos de espaldas al SER, con todo lo que ello implica, la destrucción está asegurada.
Es hora de poner un poco de sensatez y abrir el objetivo. Veremos que hay más de lo que vemos.
Gracias.