¿Quién se responsabiliza de los efectos adversos del miedo?

¿Negligencia?, es una palabra que suele causar temor en el ámbito sanitario. El pasado día 19 de noviembre de 2009, justo cuando comenzaba en España la campaña de vacunación contra aquella pandemia que amenazó a la humanidad hace algunos años… ¿años?, unos padres acudieron con su pequeña de 15 meses de edad al Servicio de Urgencias del Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz alarmados por la elevada temperatura de fiebre que presentaba la menor.

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Allí fue atendida por el personal facultativo de Urgencias, quien tras examinarla y explorarla con fonendoscopio y sin realizarle ningún otro tipo de prueba diagnóstica (tales como radiografía, ecografía, TAC, RMN, o incluso un análisis de sangre y orina), le diagnostican sin más, gripe A. Le aplican a la niña el protocolo de gripe A/H1N1 por el que no cumple criterio de tratamiento ni de ingreso, dándole de alta y mandándola para casa.

Desgraciadamente, la paciente lo que tenía era una sepsis, que ya se había extendido a la sangre, producida por una bacteria llamada Neisseria Meningitidis Grupo B, que le había producido una enfermedad meningocócica no detectada. Ello se demostraría más tarde al darle de alta por el error de diagnóstico no contrastado debidamente con pruebas pre diagnóstico, como opinan sus familiares.

La menor, tan pronto llegó a su casa en Chiclana, empezó a tener vómitos, convulsiones y se le pusieron las manos y los labios de color morado además de salirle unas manchas por el pecho y el cuello. Los resultados de todo esto es que con 18 meses ha perdido ambos miembros inferiores y le han quedado secuelas neurológicas y continúa ingresada, según la Asociación El Defensor del Paciente.

Más info: El libro La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo (Península, 2009) está dedicado a cómo se fabrican campaña de marketing del miedo y sus consecuencias.

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5 comentarios

  1. Exelente, por favor envien al e-mail informaciones para publicarlas. Se que esto es muy controvertido pero tenemos que lograr que la mayor cantidad de gente este informada. Muchas gracias. Silvia.

  2. Es una de las noticias más tristes que puedan darse, ¿cómo se puede consolar a unos padres que pasan por una experiencia así? Sin embargo, ni las Instituciones ni los medios de comunicación son capaces de entonar un mea culpa para que casos así no vuelvan a pasar. Como bien dice un comentarista, la «exención de responsabilidades» es una norma de nuestros tiempos.

  3. Eso mismo me pregunte el otro dia cuando vi la noticia en television ¿quien? Y cada dia mas negligencias y menos responsables, podemos verlo a diario en cualquier medio de comunicacion… Las terribles consecuencias rompen vidas ¿para cuando la responsabilidad para todos y con todos? Un saludo.

  4. Creo que aquí, si hay justicia, si que tendrán los familiares y la niña un derecho a compensación muy sustancial que debería incluir entre otros, costes de los cuidados que va a tener a lo largo de la vida y compensación por perdida economicas proyectadas. El no acertar en el diagnostico de una septicemia en un niño es algo muy serio. En cuanto a los facultativos, y a menos que haya información más específica, esto será en principio una cuestion que el hospital para el que trabajaban y el colegio en el que estaban inscritos deberían investigar. El que el hospital y el colegio actúen con rigor se facilitaría si hay una sentencia de negligencia o similar. Algunos medicos se están olvidando de ATENDER AL PACIENTE y prestan demasiada atención a otras fuentes.

  5. Esta es una de las posibilidades negativas que más miedo me dan en este sistema de protocolos en que se está convirtiendo la sanidad, lo que los responsables llaman la gestión de la salud… El mero hecho de llamarle «gestión» ya da una idea de la burocratización en que estamos cayendo! Eso es, decía, lo que más miedo me da: que se pasen por alto las cosas graves porque el protocolo las excluye. Una mujer tiene fibromialgia, pero tiene también un hipertiroidismo acusado, y nadie se da cuenta hasta que la inflamación de la tiroides fue visible a simple vista. ¿Porqué? Pues porque si tienes fibromialgia es «normal» que estés cansada. Y tantos habrá. Pero casos como el aquí descrito, en que la víctima es una niña, poco más que un bebé, a quien a tan corta edad ya se condiciona gravemente toda su vida (y no por mala suerte, por azar, por el destino o por la voluntad de Dios… «Sólo» por culpa del dichoso protocolo de turno!) dan ganas… no sé, no sé de qué dan ganas, o no me atrevo a ponerle palabras. ¿Dónde están los médicos de cabecera de antes? ¿A esto es donde nos lleva el progreso?

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