Sanidad recomienda a las mujeres que portan prótesis PIP su retirada

Con la «celeridad» que la caracteriza la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) «recomienda» ahora que las mujeres que lleven en sus pechos prótesis PIP se las retiren. ¡Ahora! ¡A buenas horas! Cuando ya está todo «el pescado vendido», el producto fue retirado del mercado en el año 2010 y el fabricante de las mismas espera en Francia la sentencia de los jueces por los daños causados.

Dice la Agencia que no es una medida de carácter urgente. Intenta no alarmar, como si lo ocurrido con los productos de la empresa Poly Implant Prothèse no fuera alarmante. Que va, como para estar tranquilas portando unas prótesis que pueden romperse dentro del pecho de una. «Altas tasas de rotura«, indica en concreto la AEMPS.

La Agencia vuelve a llegar muy tarde. En concreto dos años después que Francia, como sucedió hace unos meses con otro conocido fármaco: Retirada del medicamento Myolastan: ¿nunca es tarde…? Y es que en su intento por no causar alarma social le hace un flaco favor a quien ha de beneficiar, a las mujeres que utilizan esas prótesis, además de quedar en evidencia.

En España aún muchas mujeres llevan puestas las prótesis PIP y algunas como Cristina Manzano no encuentran quien se las quite:

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La operación le costó 6.000 euros. Ahora la Administración, que prometió hacerse cargo de las operaciones de explantación, ha olvidado su compromiso.

Sanidad dice que ha contactado con la Federación de Clínicas Privadas con el objetivo de que ofrezcan el tratamiento y el seguimiento adecuados a sus pacientes, de acuerdo a las nuevas recomendaciones. En cuanto a las personas que no puedan contactar con el cirujano o la clínica donde fueron operadas, como le ocurre a Manzano

podrán acudir a las consultas o servicios de referencia establecidos por las Comunidades Autónomas para solicitar valoración de su caso. Las autoridades sanitarias velarán para que no queden personas sin atender».

Cabe preguntarse porqué siempre ocurre lo mismo cuando salta la alarma de que un medicamento o producto sanitario está haciendo daño (o más del esperado pues hasta que no hay un número importante de fallecimientos o de personas con graves daños no se retira del mercado uno de estos productos). Esta historia se viene repitiendo: Lipobay, Agreal, Vioxx…

Desde que las agencias reguladoras conocen las primeras notificaciones de esos daños hasta que toman medidas, como la retirada del mercado o la recomendación de explantar unas prótesis como ocurre ahora pasan años que pueden ser precioso para miles de personas que toman esos medicamentos o portan esas prótesis. En el colectivo de afectadas ha cundido la indignación, como no podía ser de otra manera. Alguien tendrá que responsabilizarse del daño provocado.