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Elogio de la anormalidad (¿déficit de atención e hiperactividad en la infancia?)

Soy anormal a mi manera, vamos que hago las cosas a mi modo y en numerosas ocasiones no coinciden con el de la mayoría. No sé lo que me guía, las hago como creo que hay que hacerlas (para mí que bien o eso intento), no sé si es bueno o es malo. Ya de niño era así, me distraía con frecuencia (y sigo haciéndolo, unas cuantas veces al día, muchas) y por suerte no había una etiqueta que aplicarme: Déficit de atención con o sin hiperactividad.

Es que estos días he tenido reuniones con profesores y maestras y no he podido evitar volver a la infancia. En alguna de las charlas he estado sentado en esas sillas de hierro y madera de vivos colores que hay en las aulas infantiles. Cuesta levantarse de ellas con 1,87 de estatura y más cuesta entender algunas cosas que yo sigo sin comprender (y prometo que he estado atento, siempre atentos como si la vida fuera una continua guerra en la que la más mínima distracción puede costarte la vida).niños hiperactivos médico medicamento fármaco hiperactividad metilfenidato

Nos enseñan desde pequeños que en la igualdad todos somos diferentes y que eso es bueno. Que la sociedad es plural y que hay que respetar a los demás; cada uno es como es.

Pero envuelto en ese aroma a ternura que se respira en las aulas infantiles, tan llenas de dibujos que han realizado los pequeños, con ese calorcito de la calefacción siempre puesta un punto por encima de lo «normal», he sospechado que desde niños también nos diferencian y que el que sale «perdiendo» es el que no es «normal».

Lo normal hoy es, resumiendo mucho, producir y consumir desde la cuna hasta la tumba, eso es lo normal. ¿No, qué hace la gente «normal»? Y me pregunto si eso no es lo que está promoviendo la escuela (así en general, por supuesto que hay mentes brillantes al frente de las aulas y en la dirección y en la asociaciones de padres y madres, claro). Pero yo escribo sobre la institucionalización de la educación normalizante.

Y bueno… que, vaya me estoy distrayendo. A ver… centrémonos. ¿Por qué hay niños, en todas las aulas, que se distraen, que «están en su mundo», que en vez de atender cogen un lápiz y «a saber qué están pensando que se queda media hora mirándolo sin atender a la clase»?

Porque tienen un rico mundo interior. Pero ¡qué maravilla!, niños con una inocencia aún sin vejar, aún sin que sus mentes hayan sido degeneradas por el producir-consumir. Cerebros por cuyas neuronas aún en formación quizá corren libres ideas y modos propios y pequeños proyectos y ambiciosas aventuras y sueños que quizá algún día se hagan realidad.

¿No es estupendo ser niño/a?

TDAH escuelaLo normal es estar callado en clase, unos 50′ por cada una, varias, muchas veces cada día, durante cinco días de cada siete que tiene una semana, durante la mayor parte de las semanas del año, durante casi todos los años. Es lo normal.

Y el niño con una rica vida interior, con un mundo entero en su todavía pequeño cerebro, en su gran corazón ¿qué hace? Busca a los sensibles, a quienes combinan su inteligencia y saber hacer con la ternura de su existir.

Son los diferentes, los «especialitos», los que en el patio, durante el recreo «no juegan al fútbol como todos los demás» (y me gusta mucho el fútbol); los que «a saber qué hacen en ese momento, están en su mundo».

Así, en la escuela que nos enseña el respeto y la tolerancia, la educación en valores (que tan acertado me parece) va encasillando y diciendo: «bueno, de momento no va mal, no hay problemas, es muy distraído pero como es muy inteligente, mucho, por encima de la media seguro, va aprobando e incluso sacando buenas notas».

Pero ¿qué sucederá cuando la inteligencia sensible de estos niños/as que están en «su mundo» les lleve a expresar su enorme creatividad de otro modo y sigan desconectando de las clases, distraídos en sus sueños infantiles y las notas ya no sean tan buenas y se vayan descolgando quizá, quién sabe. ¿Qué hará el sistema educativo?

Quizá, sólo quizá, entren en juego las etiquetas médicas: Trastorno de Déficit de Atención con o sin Hiperactividad. Y la medicación: metilfenidato. Porque tenemos la suerte de vivir en una sociedad que ha inventado una pastilla para todo. Así de fácil se pueden curar las ganas de vivir, la pasión de ser niño/a, de retener en tu rico mundo interior la libertad, la resistencia a la domesticación.Libro Volviendo a la normalidad TDAH

Por supuesto, la citada droga cobrará su peaje. Interferirá en los sentimientos e ideas del chico o de la chica, cambiará su modo de ser, «reseteará» su mente y ya no volverá a ser como era, normal.

Así que ¿qué es lo normal en un mundo que está al revés, que es anormal? Quizá la anormalidad es lo deseable, lo normal.

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14 comentarios

  1. Me alegra muchísimo haber encontrado tu blog.
    Soy licenciada en farmacia, no ejerciente en la actualidad pues después de entrar en la realidad de lo que son estos negocios a los que llaman «sanitarios» he preferido dedicarme a cualquier otra cosa más honesta y sana. Eso sí, en cualquier ocasión explico o informo respecto del negocio de «la salud» a quien me pregunte o presente interés.
    En casa, mi hijo y yo, tenemos termalgin, aspirina, alcohol, bicarbonato, y una crema con corticoides, esta última puede que haya caducado ya. A los médicos los visitamos lo menos posible.
    Estupendo tu artículo sobre el TDH y todos los demás.
    Gracias por divulgar tu conocimiento. Que llegue a todos poco a poco.

    1. Hola. Pues yo no soy farmaceutica. Hace mucho tiempo me di cuenta de que somos un negocio para las farmacias y la industria de la «salud». En mi casa solo hay aspirinas y crema solar…. Todo lo demas lo deposite en un contenedor. Desde hace tiempo me dedico a cuidar mi alma y mi cuerpo de otra forma. Es mas barato y da mejores resultados. La medicina ayuda. PEro eso solo. Ayuda. No hacen falta cientos de pastillas ni jarabes. Gracias por el blog.

  2. Hola de nuevo Miguel.

    Tengo una pregunta.

    ¿Si un niño es diagnosticado de tdah o cualquier otra enfermedad o trastorno mental, este diagnostico ha de estar basado en lo que dice el DSM?

    ¿Si no está basado en el DSM no tiene validez?, quiero decir que si es el único medio de diagnosis de estas «enfermedades mentales» o existe otra guía, manual, vademecum o como quiera llamarse, redactado por otra institución acreditada que no sea la AEP.

    Y la ley española, en educación por ejemplo, si un niño se dictamina que tiene necesidades especiales, ¿ese dictamen debe ser siempre hecho en base al DSM y si no no tiene validez?

    ¿No tiene la OMS alguna otra guía de referencia?

    Soy totalmente desconocedora de todo esto. Si me pudieras ayudar, te lo agradecería.

    Un saludo muy cordial

    1. Respuesta para Amparo Merelo

      Amparo desgraciadamente el DSM «alias Biblia psiquiátrica» es el manual más utlizado por la psiquiatria (americana, su creadora, y también europea). No obstante, no deja de ser una clasificación construida socialmente y que forma parte de una cultura basada en un enfoque médico biologicista que entiende los trastornos , como el TDAH, crónicos y motivados por un desequilibrio químico cerebral. En el DSM V ( última versión) el TDAH es definido como Trastorno del Neurodesarrollo. Aquí tienes la explicación de lo comentado antes.
      Fíjate que en Francia por ejemplo, los psiquiatras no optan por el DSM . Sino tienen su propio manual, el CFTMEA ( Classification Française Troubles Mentaux de L’Enfants et Adolescents) donde el TDAH prácticamente no se diagnostica. Razón: hacen hincapié en factores sociales, psicológicos y culturales. Es decir, indagan en causas contextuales, no en el cerebro del niño. Por supuesto , son más reacios al metilfenidato.

      Moraleja:
      ¿A quien hacer caso? ¿A agentes externos? ¿A guías y protocolos infectados de intereses?

  3. Me ha gustado porque lo has escrito desde dentro y se nota, no tiene mérito, así vas a acertar siempre. Se ha dicho por siglos que la sensibilidad, autentica, la inteligencia. Incluso lo que llaman algunos santidad o simplemente: armonía. Todo ello puede ser peligroso para uno mismo, se puede ser por ello: perseguido, calificado, degradado, humillado, difamado, internado, encarcelado, torturado o asesinado… Todo va en grados, por supuesto, dependerá de la «peligrosidad del individuo» frente a la sociedad o del tipo de la misma que toque en ese momento. No, no exagero, basta con mirar un poco atrás, o con imaginar otro poco lo que intentan que nos encontremos delante. No será así si estamos «hiperactivados», conscientes y (como siempre) libres.

  4. Gracias por vuestros comentarios, luchemos entre todos por devolver la normalidad, en el sentido del respeto a las diferencias, a las aulas y a la vida en general.

  5. Me ha emocionado tu artículo, Miguel, me ha resonado mucho. Es sin duda lo mejor que he leído en tu blog en estos años que lo sigo, y eso que la calidad de lo que publicas es muy alta en todos los sentidos. ¿Quién en estos días en los medios de comunicación de masas puede escribir un artículo así, sobre un asunto como este, con tan directa naturalidad, sinceridad, corazón, sensatez y fundamento? Y de quienes puedan, ¿cuántos periodistas?
    GRACIAS Miguel, porque siendo siempre tú mismo, siendo auténtico e incondicionalmente humano, nos inspiras a muchos en el mismo sentido.
    Un abrazo grande.

  6. Estimado Miguel:

    Ahora que ya seco mis lagrimas, porque tu articulo de hoy me ha hecho llorar, puedo escribirte.

    Qué bien has descrito lo que los niños «raritos» están pasando en los colegios. Y no solo los niños, también los padres. Además yo también hubiera sido una tdah si hubiera nacido en ésta época. Mi madre nunca oyó sobre el tema en los 70, pero ahora no es lo mismo.

    Mi hijo ya tiene 9 años. Cuando entró en el cole con 3, empezaron a darme avisos de lo distraído que era y lo poco que seguía la disciplina. Cuando cumplió 5 y comenzó primaria ya fueron directos a la yugular: pruebas para demostrar que es un tdah y su necesidad de «medicación».

    Mi negación rotunda a admitir ese diagnostica basado en estúpidos test y a doparlo a diario para que en cole no pierda el ritmo de la clase y no de más faena de la que toca, esa negación me cuesta una relación más que tensa con el cole.

    La presión es absoluta. En todas las reuniones salen con «la enfermedad del niño», «el problema del niño», «no les estás haciendo ningún favor con tu postura», «el niño no avanza», «el niño es un caso de libro de tdah», «la medicación le iría de maravilla», «firma una adaptación curricular significativa» (lo que lo marcaría de por vida en su expediente académico)……y así un sinfín de maravillosos mensajes por parte del colegio.

    Yo me mantengo firme. Mi hijo tiene todo el apoyo académico extra escolar que puedo darle y va avanzando poco apoco, a su ritmo, pero no es bastante para el cole. La amenaza de repetir 4º de primaria ya sobrevuela sobre su cabeza desde la última reunión.

    Algunos compañeros/as de clase le dicen a veces que es tonto, que no sabe nada, que es bobo…y si me quejo al colegio para que controle ésto, resulta que les doy alas y me devuelven un «eso es consecuencia de toda la situación del niño».

    Llega una edad que se dan cuenta de todo y los niños sufren, son discriminados, tratados de forma diferente por todos: profesores y compañeros, es lo que han aprendido. Si vas contra corriente, si te niegas al aborregamiento y homogeneización que deben mostrar en clase todos los niños, si te sales del patrón esperado, estás marcado.

    Y los padres sufrimos mucho también. Trabajamos doble para darle más cariño aún y que su autoestima no se vea dañada, trabajamos doble con sus tareas de clase para que no pierda el ritmo, y aun así lo pierde porque en el cole no ayudan casi a que lo coja, y trabajamos doble con la relación con el cole porque la tensión es constante en las mil y una reuniones y la búsqueda de espacios comunes donde entendernos y poder tirar «palante» es muy pequeña.

    Y los padres que deciden medicar, conozco a algunos, también sufre mucho. No es una decisión fácil para casi ningún padre y saben que lo que están dando no es bueno, pero han decidido no luchar y entra en el sistema. Tampoco los culpo, el entramado del negocio del tdah en muy poderoso y práctico para muchos.

    Yo soy una mamá fuerte, pero a veces me vengo abajo. Es desolador ver tanta ceguera, tanta mentira que ha calado en la sociedad, tanta pastilla pululando a tu alrededor administrada a niños que no lo han pedido, que no saben lo que están tomando, que está cambiando su maravillosos cerebro y por tanto su alma de niños, que cuestan un dinero que se embolsan unos cuantos….es todo tan inmoral y sórdido lo que rodea a este mundo del tdah, hay tantos intereses creados…

    Gracias Miguel Jara por estos artículos y la divulgación que haces de los autores de prestigio que se atreven a alzar la voz sobre este tema. Me ayudan a mantenerme firme en mis convicciones y en la fe absoluta en mi hijo y en el camino que él y yo estamos andando.

    Un saludo…mejor un abrazo grande.
    Amparo

    1. Hola
      Yo no tengo estos problemas con el colegio. Mi nena es Aun demasiado joven… pero siendo madre, me duele conocer lo que otras madres y padres pasan , debido a la «normalizacion» homogeinizacion» y al mal llamado sindrome de deficit de atencion. Un familiar mio fue diagnosticado ( erroneamente) . Es mas comodo para el colegio, para el medico y para este tinglado, diagnosticar y medicar. Es mas facil porque se ahorran el esfuerzo de indagar que motiva a una persona de 5, 6 o 7 anios a aprender. Y las consecuencias de caer en ese circulo fueron un desastre. Resiste y venceras. Quiere a tu hijo. Explicale las cosas Como son: el es perfectamente normal, inteligente y con toda la vida por delante para desarollar sus habilidades, esas habilidades que quieren cercenar con medicacion. Aprende otras cosas y a otro ritmo. Pero aprende. Yo tambien era uno de esos sindromes de libro. Y hoy en dia echando la vista atras…. me alegro de haber sido diferente. Resiste y venceras. Mucho animo.

  7. Muy buena entrada, Miguel, como es habitual en tu blog.
    Estoy convencido de que el TDAH existe, pero no en tal grado como se muestra últimamente. Por supuesto, habrá niños que se beneficien de un tratamiento pero no tantos como los que se están medicando. Estamos ante una exageración similar a la que, en otro orden, se vive con el colesterol.
    Es probable que, de vivir en esta época, Einstein, Feynman y muchos otros fueran tratados de niños por eso que tan bien expresas, por ser anormales.
    Vivimos la época de la sagrada norma, no religiosa pero demoniacamente sacralizada. La norma, de la que las ISO aplicadas a Medicina y Educación son los grandes ejemplos.
    Y todo lo que se salga de la norma, de la media estadística, da igual en qué sentido, será pecaminoso; la diferencia es que no se impondrán penitencias sino fármacos.
    Creo que yo también me libre del metilfenidato porque en mi infancia y adolescencia no existía algo así.
    Eso sí, hubiera sido más «normal»… y más pobre espiritualmente.
    Un abrazo.

  8. Encantadora historia y real como la vida misma! El libro de Marino Perez 100% recomendable! Estaba pensando en un diálogo que tuve hace años con la madre de un niño de 3EP:
    – mi hijo tiene algo…
    -claro, se orina en la cama con 9 años, tiene problemas con la alimentación, es muy tímido..
    -si, si, pero mi hijo tiene algo…
    – me has contado que le has apuntado al fútbol y al recibir un par de patadas en los entrenamientos, se ha puesto a llorar y, seguidamente le has quitado del fútbol
    – si, es cierto, pero mi hijo tiene algo más…
    – luego le apuntaste a natación y como a un compañero de tu hijo le ascendieron a otro nivel porque nadaba mejor, tu hijo dijo que ya no quería ir más y abandonó la natación.
    – si, así fué, pero mi hijo tiene algo, creo que tiene el TDAH sabes…
    A veces las respuestas que buscamos están más cerca de lo cotidiano y de lo normal de lo que nos pensamos. A veces los padres olvidamos que tenemos que confiar en nuestro instinto más que confiar en agentes externos. Creo que vivimos en medio de un «halo científico» que nos venden muy bien , que nos hace buscar respuestas en tests, síntomas y «escáneres» y, nos olvidamos que las soluciones pueden ser en ocasiones, naturales y humanas simplemente.

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