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Cómo influye el miedo en la incidencia de la Covid-19

En diciembre pasado publicamos una entrevista con José Luis R. Martín, experto en investigación clínica, en la que nos contó cómo la infección de Covid-19 se diseminó «en silencio» sin ser detectada por los sistemas de salud pública. En esta ocasión, después de más de un año de epidemia, le hemos pedido que explique algunos conceptos que se han hecho populares y que antes no salían del mundo de la epidemiología y la salud pública. Palabras como incidencia, incidencia acumulada o prevalencia.

Por aclarar estos conceptos para el lector no especializado, la prevalencia hace referencia a los sujetos que padecen una condición o enfermedad en un momento dado. Por ejemplo, los sujetos que tienen la infección Covid en este momento. Por el contrario, la incidencia hace referencia a un periodo de tiempo. Esto es, los sujetos que hoy no tienen la patología, pero que la desarrollarán más adelante.

Así, la incidencia acumulada serán los individuos que han ido desarrollando la enfermedad desde que se tuvo conocimiento del virus. A nivel matemático es una simple proporción donde en el numerador se coloca el número de sujetos con la enfermedad y en el denominador la población en riesgo.

En este caso, el número de sujetos que tiene España si queremos dar datos globales o el número de sujetos de cada comunidad si nos interesa informar de datos regionales.Hospital1

Ahora bien, según observamos diariamente, en los medios de comunicación aparecen datos que hacen referencia a un aumento de la incidencia o disminución de esta de manera muy alternante.

Esto es, de pronto parece que la incidencia está subiendo, pero observamos una bajada al día siguiente y viceversa. Así mismo, por comunidades autónomas sucede algo similar, tan pronto una comunidad está en alza como semanas después es de las que cuenta con menor incidencia.

Estos hechos, sin embargo, no son muy habituales en salud pública donde se observan comportamientos más estables de lo que se está midiendo. Por ejemplo, la gripe tiene un alto componente estacional con tendencias crecientes de infección hacia el invierno y decrecientes según nos alejamos de las bajas temperaturas.

Ahora la pregunta es ¿por qué no ocurre lo mismo con la infección Covid? donde incluso en zonas o semanas con importantes medidas restrictivas parece que aumenta la incidencia mientras que disminuye en lapsos temporales donde no se han utilizado esas mismas medidas.

Vamos, que un día por otro no sabemos muy bien si vamos hacia una enésima ola de infección o por el contrario hacia la eliminación del estado de alarma. Una posible respuesta a esta desinformación pudiera ser el número de test que se realizan diariamente para confirmar la infección.

Es seguro que en los ingresos hospitalarios se realiza la prueba por protocolo, pero no ocurre lo mismo con las consultas habituales donde siempre existirá un porcentaje de subjetividad a la hora de pedir una prueba o esperar algún tiempo viendo la evolución de la sintomatología.

Gripe prevenciónAun así, presuponiendo que exista absoluta homogeneidad en la atención primaria y se realicen test en todos los casos que se consulta por sintomatología relacionada con infección respiratoria, siempre existirá un porcentaje de población que dude entre llamar a su médico o esperar a ver cómo evolucionan los síntomas que, en un principio pudieran ser simplemente gripales.

Si nos quedamos con esto último, en la población que está con sintomatología de resfriado invernal y duda si consultar o no con su médico, existirá un porcentaje de sujetos influido por las noticias que aparecen en los medios de comunicación sobre posibles nuevas olas, mientras que es probable que se sientan más tranquilos si escuchan que está remitiendo la incidencia de contagios.

Así mismo también influirá la edad, por ejemplo. Las personas mayores estarán más sensibilizadas que los sujetos más jóvenes y harán más uso de la consulta que estas últimas, aunque los síntomas de ambos grupos sean similares. Ahora, después de todo lo anterior, podríamos tener una hipótesis de la subida o bajada de contagios con independencia de hechos objetivos como son las medidas preventivas.

Y esto sería debido al número de test que se realizan diariamente, ya que ese número es fundamental para tener una correcta medida de la incidencia de la infección. Al contrario que con la gripe, que se suele confirmar por diagnóstico clínico, con la Covid debemos reportar su positividad por un test específico, por lo que es esencial conocer el número de test realizados para comprobar que efectivamente la incidencia aumenta en lugar de observar un simple aumento en el número de pruebas realizadas.

Pongamos un ejemplo totalmente figurado. Supongamos que un 40% de las personas con sintomatología no grave pero que pudiera estar relacionada con la infección Covid llaman a su médico y este les pide una prueba confirmatoria. Ahora, supongamos también que de ese 40% un 50% obtendrá un test positivo. Si cuantificamos ese 40% en mil personas (por ejemplo) entonces tendríamos 500 nuevos casos (incidencia) de Covid. Esto es, la mitad (50%) de ese 40%.

Ahora, si en los medios de comunicación indican que ya nos llegó la cepa británica que es más duradera que la habitual y además se puede juntar con la africana que no se sabe si la vacuna es eficaz y además aparece la cepa brasileña y si se juntan las tres lo mismo «se acaba el mundo»…

Vamos que generamos miedo y lo que ocurrirá es que ante síntomas habituales de infección invernal también aumenten las consultas al médico y éste también aumente el número de pruebas Covid a realizar.

Esto es, si en vez de consultar el 40% de población con sintomatología invernal, las consultas aumentan a un 60% de sujetos con esta sintomatología, ahora tendríamos 1.500 individuos en consulta (sujetos posible Covid) y de los cuales un 50% tendrán la infección (si mantenemos la misma prevalencia que en el ejemplo anterior), esto es 600 sujetos.

Hospital3Por lo que se ha aumentado la incidencia en 100 sujetos sin variar el número de personas que hoy en día tienen la infección. Este aumento simplemente se ha producido al aumentar el número de pruebas confirmatorias.

Ahora bien, como hablábamos de sintomatología no grave, lo más probable es que ese aumento de la incidencia no tenga impacto en los servicios de salud, exceptuando que nos ha costado más dinero realizar las pruebas confirmatorias.

Por este motivo, tal vez hablar de incidencia, sin tener conocimiento del número de test realizado, no aporte mucho al entendimiento de las medidas preventivas que se deben tomar en cada región o en el global del país.

Sí aportaría mucho más el número de hospitalizaciones e ingresos en UCI.

Sin embargo, es probable que también estas dos medidas hayan sufrido variaciones en el último año y, los criterios sean más laxos tanto de ingreso hospitalario como en UCI en pacientes Covid positivo con relación a la misma sintomatología años atrás.

Por otro lado, la mortalidad por cualquier causa sí seguiría siendo una medida muy fiable, especialmente según nos vamos alejando del pico invernal, ya que, fuera de ese periodo se vuelve una medida muy sensible a cambios de tendencia.

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