El bulo de la niña muerta por Covid porque su madre no se vacunó
Estos días en los medios de comunicación pueden oírse y verse algunas “joyas” de comentarios. Como ha comenzado la vacunación de la Covid para niños de 5 a 11 años de edad hay situaciones como la que describe en un tuit la médico Mónica Lalanda:
Que se esté entrevistando a niños pequeños en los medios sobre su vacunación covid es amarillismo asqueroso. Qué un niño de 8 años diga en un micrófono que se vacuna para proteger a sus abuelitos es terrorífico, escandaloso. Pobre chavalín, pobres niños, todos, vacunados o no”.
Hace unos días, en concreto el pasado 9 de diciembre un locutor en Telemadrid, con un grupo de tertulianos, describía con este rigor que podéis ver aquí abajo, cómo debería ser la “comida de Navidad” en la actual era Covid.
Primero mostraba el vídeo de “Muere una niña de 4 años contagiada por su madre negacionista”. Luego lanzaba a sus opinadores la siguiente pregunta:
¿Sentaría en su mesa a un no vacunado confeso, aun siendo de su familia?”.
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=EHUnfCYQtBA[/youtube]
Además de estar reconociendo tácitamente que las vacunas para la Covid no están funcionando como se esperaba (porque los vacunados no estarían protegidos con los productos actuales), también están promocionando el odio entre familiares, amigos o compañeros de trabajo.
Pero la cosa no se queda en el amarillismo, el sensacionalismo, la promoción del miedo, la irracionalidad o la superficialidad. También hay bulos. La noticia de “Muere una niña de 4 años contagiada por su madre negacionista” la presenta el locutor como dando a entender que es del día anterior.
Pero en realidad es una noticia de tres meses antes, concretamente del 11 de septiembre de este año 2021. La protagoniza una niña de Bacliff (Texas, Estados Unidos) que murió de repente por la noche mientras dormía.
Y si seguís indagando encontraréis que, tras practicársele la autopsia a esa niña, se descartó su muerte por Covid-19. Es un ejemplo de la “banalidad del mal”, por no llamarlo terrorismo informativo…
La cosa está calentita. Mientras escribo estas líneas me llaman de un programa de televisión muy visto por las mañanas. Me dicen que saben que en el estamos en contacto con padres reticentes a vacunar a sus hijos y que necesitan sus testimonios.
Le explico a la compañera que nosotros llevamos casos de familias cuyos hijos se han visto dañados tras su vacunación (hay fallecimientos también).
Hago un contacto rápido con Francisco Almodóvar, el abogado que lleva los casos y me responde:
¡Tenemos varios que no quieren salir en prensa!”.
Normal, se arriesgan a que por dar su testimonio u opinión les tachen de “antivacunas” y “negacionistas” delante de millones de personas. Nada agradable.
Contacto también con Federico, quien fue presidente de la Asociación Afectados por Vacunas (AxV). Yo ya sabía cual iba a ser su respuesta:
Ni de coña y menos en ese programa. Acuérdate de que ya me entrevistaron otra vez y tergiversaron todo y me hicieron quedar mal”.
Y es que asociaciones como la citada o la de Afectadas por la Vacuna del Papiloma (AAVP) se han desgañitado explicando que ellos no son antivacunas. Que son familias que han sufrido por las reacciones adversas de los citados medicamentos.
Que no están en contra de las vacunaciones sino a favor de que nos informen con todo el rigor y sobre todos los aspectos relacionados con las vacunas para que cada familia pueda elegir libremente.
Federico me recuerda que cuando comenzó la crisis de la Covid cerró la página web de la asociación
porque sabía lo que me iba a venir encima. Acabé muy quemado con la prensa porque cambiaban todo lo que decíamos”.
¿Qué tendrá que ver un afectado por vacunas (una persona que confía en las vacunaciones pero ella o sus hijos sufren efectos adversos) con un antivacunas? Pues nada, todos al mismo saco.
Así está el “perrodismo” hoy. Una pena que sigamos degradando nuestra profesión.
“DONDE TODOS PIENSAN IGUAL NADIE PIENSA MUCHO”
Walter Lippmann, uno de los periodistas más influyentes del siglo XX, galardonado en dos ocasiones con el prestigioso Premio Pullitzer. Un saludo.