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Datos oficiales, de Sanidad: 400 notificaciones de muertes tras las vacunaciones

La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) ha publicado su 13º Informe de Farmacovigilancia sobre Vacunas Covid-19. Hay 11.873 efectos adversos graves y 400 son muertes. En niños también se notifican daños. Se investigan los trastornos en la menstruación.

En este nuevo informe de Sanidad se actualiza la información sobre algunos asuntos de seguridad (o falta de la misma) relativos a las actuales inmunizaciones. Se proporciona información sobre el inicio de una nueva evaluación del riesgo de trastornos menstruales con las vacunas de ARNm Comirnaty (Pfizer) y Spikevax (Moderna) tras la publicación de algunos estudios al respecto.

Se incluye información sobre las notificaciones de acontecimientos adversos en España en niños y tras la administración de terceras dosis. Hasta el 6 de febrero de 2022, se han registrado 60.030 notificaciones de efectos adversos.Moderna vacuna Covid

Los efectos secundarios notificados con más frecuencia siguen siendo los trastornos generales (fiebre y dolor en la zona de vacunación), del sistema nervioso (cefalea y mareos) y del sistema musculoesquelético (mialgia y artralgia).

Pero hay 11.873 que fueron considerados graves (entendiéndose como tal, cualquier acontecimiento adverso que requiera o prolongue la hospitalización, dé lugar a una discapacidad significativa o persistente o malformación congénita, ponga en peligro la vida o resulte mortal, así como cualquier otra condición que se considere clínicamente significativa) y 400 muertes notificadas.

Los datos que se presentan recogen las notificaciones recibidas en España de acontecimientos adversos ocurridos tras la vacunación frente a la Covid-19 y no se pueden considerar reacciones adversas debidas a la vacuna hasta que no se confirme una relación causal con su administración.

Cuenta también la Agencia que

Los casos notificados con desenlace mortal se evalúan continuamente por las agencias de medicamentos de la UE, concretamente a través de la evaluación de los informes mensuales de seguridad que presentan los titulares de la autorización de comercialización (TAC) de las distintas vacunas.

Asimismo se realiza un análisis periódico de los casos notificados de acontecimientos que se consideran de especial interés, para identificar posibles señales que hay que seguir investigando”.

El problema es que no se investigan, como explicamos en el post titulado Las ocultaciones (oficiales) sobre los efectos adversos de las vacunas Covid-19. Debe de ser que los casos que hemos conocido estos meses no son “de especial interés” porque, como cuentan sus protagonistas en ese enlace, familiares de fallecidos tras la vacunación Covid, no se investigaron.

La mayoría de las notificaciones corresponden a mujeres (74%) y a personas de entre 18 y 65 años (87%). Hay que tener en cuenta lo que comento tantas veces: Existe infranotificación de daños por medicamentos; se estima que sólo se reportan entre un 2% y el 20% de las lesiones por fármacos, dependiendo de los países (en la mayor parte no llegan al 5%).

Si en España no fuese del 2 ni del 20%, pongamos que se notificasen el 10% de posibles daños, esos 400 posibles casos serían 4.000. Es una manera más realista de verlo.

Si leéis bien el informe de la Aemps no encontraréis el asunto de los trombos relacionados sobre todo con la vacuna de AstraZeneca ni los problemas de corazón que presentan las de Pfizer y Moderna. Eso es porque no se incluye en estos informes la actualización de los casos notificados de las reacciones adversas ya conocidas.

Como cuento más arriba y hemos publicado hace poco se están evaluando los trastornos en la menstruación que pueden provocar estas vacunas.

Sobre los acontecimientos adversos notificados en niños de las 132 notificaciones de efectos adversos, 48 fueron consideradas graves.

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Un comentario

  1. “Las muertes después de la vacunacón no se notifican a farmacovigilancia.”
    JR Laporte.
    https://youtu.be/JR2A8CsoPr0

    De momento, solo podemos conjeturar si los fallecimientos en relación con esas inoculaciones llamadas “vacunas” son “pocos” (ninguna cifra lo es), muchos o regular.

    En entrada anterior de este blog, dije que una estimación de un 5% de notificaciones de efectos adversos podía considerarse incluso generosa. Esa cifra ya lo es, generosa, en la farmacovigilancia de ciertas condiciones ordinarias. En esta pandemia, el relato dominante ha conseguido mantener durante la mayor parte del tiempo, con todos sus activos y correas de transmisión a pleno funcionamiento, no solo que son seguras, sino que prácticamente carecen de efectos adversos más allá de los inmediatos y leves dolor en el brazo, décimas de fiebre, etc.

    Salvo honrosas excepciones, sanitarios y población (afectados desconocen que pueden notificar efectos adversos a las autoridades) lo hemos asumido. En consecuencia, no se mira. Si no se mira, no se ve. Si no se ve no se notifica. Si se ve, puede no pensarse en notificar: todos “sabemos” que son seguras estas vacunas, las afecciones corresponden al paciente… De nuevo, una profecía que se autocumple.

    Desconocemos, por tanto, el porcentaje real de notificaciones, a partir del cual hacer una estimación del número de posibles muertes relacionadas con estos productos. En mi opinión, visto lo visto, incluso el 1% seguiría siendo generoso.

    Pero aceptemos ese hipotético 1%. La estimación de muertos sería de 400×100= 40.000. La misma estimación cabría aplicarla a los efectos graves: multiplíquese por 100 la cifra dada.

    Surgen algunas dudas, no pocas preguntas y, reconozcámoslo, una cierta desazón.

    Hasta el 17 de febrero de 2022, se han confirmado 97.710 fallecimientos por COVID19, según la AEMPS. ¿”Por” COVID19 o “con” COVID19? ¿Todo fallecimiento atribuido a esta enfermedad se ha debido realmente a ella Supongamos (¿mucho suponer?) que sí.

    Estimación conjetural de balance riesgo/beneficio en España, considerando que solo se haya notificado un 1%:
    – Fallecidos estimados por las “vacunas”: 40.00O
    – Estimación de efectos graves: 1.187.300
    – Fallecidos por la enfermedad: 97.710.

    ¿Habría merecido la pena el desorbitado, hipotético precio individual, al menos en términos de protección de la salud pública?

    Investigaciones no comercio-dependientes; expertos no maniatados por conflictos de interés; una sociedad civil crítica, responsable y actica respecto a su necesaria participación en decisiones sanitarias; datos no sesgados; visión ampliada y multidisciplinar, y perspectiva temporal quizás nos ayuden a saberlo.

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