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Burger King se exculpa en el Caso de los «horrolores» de Toledo que mancha su imagen

La compañía Burger King ha contestado a nuestra petición de información en El Caso de los «horrolores». Como sabéis, en Toledo existe un edificio, el María Cristina, en el que están un Burger King, un conocido hotel y viviendas. Y la fosa séptica que hay debajo de la construcción está haciendo la vida imposible a los vecinos.

Es una historia de la que nos estamos haciendo eco:

El Caso de los «horrolores»: «Me echan de mi propia casa»

En concreto, el restaurante de comida rápida, nos dice desde la agencia de comunicación que tiene contratada, que «tuvo conocimiento de la situación, y aunque la fosa ya contaba con un correcto mantenimiento cumpliendo con todos los estándares que exige la normativa, así como con los contratos firmados, se aumentaron las visitas a la misma para supervisar más frecuentemente que estaba en las condiciones adecuadas«.

De hecho, continúan, «en los últimos informes que manejamos se estipula que la fosa cumple con los niveles y requerimientos necesarios y los expertos ratifican que el origen de los malos olores no procede de nuestro restaurante».

También es importante señalar que, según los portavoces de Burger King, «en 2020 se cambió la instalación, siguiendo las indicaciones del personal del Ayuntamiento, sin que el mismo nos haya posteriormente requerido o sancionado por este tema».

Para una de las vecinas afectadas, Margarita Girona (en las fotos), es un caso de contaminación ambiental (que llevamos en el ), y contesta a la multinacional de la hamburguesas:

La realidad es que todos los responsables del problema escurren el bulto como pueden. Burger King echa la culpa al hotel que le alquila la fosa y estos dicen que no tienen la culpa de nada porque se la tienen arrendada a Burger King, y que el problema lo ocasionan ellos.

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Mientras tanto, los sufridores vecinos, estamos en medio. Lo cierto es que el papel lo aguanta todo, pero la realidad es la que es. Dirán que lo cumplen todo, que está correcto y lo que quieran, pero los testimonios de tantos vecinos, las quejas durante tantos años, las denuncias, visitas de la Policía a nuestras casas, etc, están ahí. Y las pruebas hechas en nuestros domicilios también.

Lo que hicieron hace años fue poner un cierre hidraúlico que no ha quitado los olores en absoluto. Yo nunca he entrado en el Burger King de debajo de mi casa, pero una noche hace unos meses tirando la basura en los contenedores que hay justo delante de su puerta salieron un padre con su hijo adolescente diciendo: «Qué asco, es vomitivo, qué mal huele. Vámonos de aquí pues no se puede estar».

El mantenimiento de la fosa cuenta con un contrato con una empresa de pocería que cada tres meses, es decir, cuatro veces al año viene a hacer extracción de los restos acumulados. «Esto lo sé por la propia Policía que tras mi denuncia después de la crisis que tuve el 6 de septiembre de 2022 -Margarita es enferma de Sensibilidad Química Múltiple (SQM)-, después de una inspección me mostraron copia del contrato de mantenimiento».

Cada vez que esto ocurre, no sólo los vecinos se mueren de la peste, sino todo viandante que circule por la calle. En cuanto a los productos que puedan usar en esa fosa séptica:

Pedimos nos informaran de ello y no lo hicieron. Tampoco permitieron que se inspeccionara la instalación por una empresa experta de fuera de Toledo contratada por nosotros, ni que se practicara la prueba que teníamos pensada con esa empresa para que comprobara la ruta de salida de los residuos«. 

Margarita Girona, vecina afectada.

En fin, «que ellos dirán lo que quieran, pero por supuesto son los causantes de tanto problema. ¿Quién tiene más culpa? Eso ya no lo sé, si la empresa dueña del hotel o Burger King, pero entre los dos nos tienen hechos polvo», concluye Girona.

Esta mujer enferma tuvo que abandonar hace unas semanas su vivienda, y ha intentado volver pero con riesgo de que su salud empeore.

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Un comentario

  1. Los vecinos de Huérfanos Cristinos 1 y Costanilla de San Andrés hace años que sufrimos unos olores pestilentes y tóxicos. El foco de dichos olores tiene su origen en un pozo negro propiedad del hotel que alquila a la empresa de comida rápida situada en la citada finca. Desde el final de la pandemia los malos olores son más intensos y frecuentes (incluso varias veces al día en horario imprevisible). Esta situación está menoscabando nuestra salud y calidad del sueño, hasta el punto de plantearnos algunos vecinos abandonar nuestros hogares, pero desgraciadamente no podemos permitirnos un gasto tan considerable.
    Hasta el momento, la respuesta de los responsables ha consistido en “hacer oídos sordos” ante las consecuencias que padecemos los vecinos. Nadie tiene derecho a contaminar a las personas en su propio hogar, y por mucho que traten de “echar balones fuera”, es cuestión de tiempo que la Justicia nos dé la razón.
    Ánimo y adelante.

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