Falsa competencia de Bayer
Esta resolución tiene como objetivo evitar discriminaciones con las farmacias más pequeñas y permitir que todos los locales puedan obtener las mismas alternativas de coste. Estas seis empresas rompieron así las normas destinadas a favorecer una competencia limpia, competencia que, nos insisten en este mismo sector, es fundamental para su subsistencia.
Uno de los mayores complejos industriales de América Latina: Bayer Belford Roxo, Brasil
No es la primera vez que Bayer emplea la táctica del ocultamiento. En 2001, Lipobay, fármaco de la casa teutona utilizado para combatir el colesterol, mató al menos a 100 personas, cifra del propio laboratorio. El Juzgado de Instrucción número 16 de Madrid instruyó las diligencias previas contra el Ministerio de Sanidad por permitir, a través de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), que se comercializase Lipobay “sin haberse realizado los debidos ensayos clínicos. Las pruebas se concibieron en Inglaterra pero no se utilizaron las personas necesarias para comprobar su eficacia y seguridad, y con el tiempo se demostró que los verdaderos estudios se hicieron sobre la marcha, con la venta del producto en las farmacias”, explica Antonio Navarro, abogado que coordinó la demanda multitudinaria contra la Administración sanitaria española.
En Alemania, su Ejecutivo acusó a Bayer de ocultar los riesgos del fármaco: “El Secretario de Estado de Sanidad, Theo Schroeder, afirmó que la empresa ya sabía el 15 de junio (de 2001) que el medicamento contra el colesterol era ‘especialmente peligroso’, pero no lo avisó hasta el 10 de agosto, dos días después de retirar el producto del mercado”.
Está claro que con Bayer la historia se repite.