Europa aprueba fármacos sin estudios independientes
El artículo 6 del Reglamento de la Comisión Europea permite que se delegue en el solicitante de la autorización, en este caso la compañía farmacéutica, la investigación sobre los beneficios, las contraindicaciones y los posibles efectos secundarios de los fármacos. Es decir, en vez de recogerse la solicitud del laboratorio y encargarse un análisis independiente, las normas de la Unión Europea se fían de la buen voluntad de los laboratorios. ¿Simple inocencia? Ustedes juzguen pero en los últimos años se han escrito ríos de tinta sobre cómo muchas empresas farmacéuticas manipulan los ensayos clínicos en su favor.
Por poner un ejemplo muy grave que narro con detalle en el libro Traficantes de salud: Cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad, la multinacional Merck ocultó a la Agencia del Medicamento de Estados Unidos (FDA) ciertos ensayos realizados con Vioxx que demostraban que este producía infartos cardiacos y cerebrales.
Por eso, la citada Plataforma pide que se derogue esa norma y también que se investigue la validez científica de las decisiones que ha tomado con respecto a anteriores aprobaciones de fármacos la Agencia Europea del Medicamento (EMEA). El método favorece sólo a las compañías farmacéuticas y puede poner en peligro la salud pública.
Se trata de establecer un ordenamiento jurídico transparente para que las autorizaciones de sustancias medicinales se concedan mediante estudios, pruebas e investigaciones realizadas por organismos cuya independencia de la industria farmacéutica esté garantizada. Pese a los innumerables estudios que cuestionan la seguridad de los antidepresivos de la familia de Prozac, la Comisión Europea sólo ha tenido en cuenta el informe del laboratorio fabricante. Algo legal, para más inri.