La estupidez, la codicia y los genéricos
Josep M., Médico de Familia de Barcelona que ya ha colaborado en otras ocasiones en este blog, me envía un interesante artículo que ha preparado en exclusiva para ustedes. Se trata de un breve análisis sobre los problemas que conllevan la expansión de los fármacos genéricos. Estos son aquellos que una vez ha finalizado el derecho de patente del laboratorio fabricante pueden ser producidos y vendidos por otras compañías respetando la bioequivalencia y que suelen tener por ello un precio mucho más bajo que los originales.
1. LA ESTUPIDEZ
España ha entrado tarde y mal en la prescripción de los genéricos y la prueba es que años después de su introducción somos todavía uno de los países con una utilización más baja de estos medicamentos. Por una parte, nuestra población, conceptúa en general mal la palabra “ahorro” en asuntos relacionados con la sanidad, hasta el punto de que en el ideario social colectivo suscita incluso un rechazo instintivo. Ello es una actitud claramente de nuevo rico sin ninguna justificación inteligente. Por otra parte las voces de numerosos médicos, y entre ellos muchos líderes reconocidos de opinión, han expresado públicamente su convicción de que “no es lo mismo” un genérico que una marca, y ello manifestado sin pruebas y sin rubor.
Todo esto sucede en un ambiente general de “permisividad” y de “yo no quiero generar debates que me hagan perder votos” de nuestros responsables políticos. Nuestros superiores, no “se han mojado” en el tema de los genéricos y siempre que los han defendido ha sido con la boca pequeña, para después por detrás, exigir a los médicos de familia que aumentasen su porcentaje de prescripción. Nuestros políticos no han regulado bien el uso de genéricos y lo han dejado, una vez más, en manos del voluntarismo o la capacidad de implicación de los profesionales. A partir de aquí, han habido médicos que han hecho un verdadero esfuerzo de persuasión a sus pacientes explicándoles la bioequivalencia y la razón de la diferencia de precio, lo cual no ha sido siempre fácil y ha supuesto siempre una inversión en tiempo bastante por encima de los 10 minutos por visita, especialmente cuando se trataba de una de las muchas recetas (algunas con la nota manuscrita de “no pasar a EFG” [Especialidad Farmacéutica Genérica]) inducidas por “colegas eminentes”, para que se las “pasen por el seguro”.
2. LA CODICIA
La industria dispone de muchos recursos para evitar la salida al mercado de productos genéricos una vez ha finalizado el derecho de patente. La Comisión Europea ha investigado a empresas farmacéuticas por retrasar o bloquear, una media de siete meses, la comercialización de medicamentos genéricos para mantener sus beneficios durante más tiempo. Este ardid ha supuesto, según la propia Comisión por boca de la Comisaria de Competencia Neelie Kroes, para los sistemas de salud, entre los años 2000 y 2007, unos 3.000 millones de euros de desembolso extra, según una muestra en 17 paises. Y lo han conseguido con diferentes estrategias, pero básicamente comprando empresas o voluntades de empresarios de genéricos para que ofrecieran precios altos o para que retrasaran la venta de productos ya aprobados, o iniciando (y perdiendo) pleitos con los fabricantes de genéricos que tardan años en resolverse.
– La comercialización de las marcas durante el período en el que están protegidas por las patentes es el verdadero negocio de las multinacionales y es aquí donde invierten la mayor parte de sus recursos en diferentes líneas de actuación pero con un objetivo único: la venta de sus productos y muy especialmente de sus novedades. Su mecanismo de acción es a través de:
líderes de opinión que se hacen oir en congresos y se hacen leer en guías de práctica clínica, de sociedades científicas absolutamente “ocupadas”, de revistas científicas “financiadas” y artículos escritos por profesionales con conflicto de intereses no declarados, de asociaciones de pacientes “sponsorizadas”, de los medios de comunicación cada día más “infectados”, y por último por la red de simpáticos y generosos vendedores de fármacos en sus relaciones individualizadas casi “cheek to cheek” con los médicos.
– La comercialización de los genéricos, cuando acaban los períodos de protección de las marcas, se realiza a través de las oficinas de farmacia. Esto ocurre porque la normativa actual permite que sea el farmacéutico quien realmente elige al fabricante del producto que se entrega al paciente. ¿Por qué entonces perder el tiempo con el médico? Los fabricantes de genéricos envían a sus vendedores a las farmacias para convencerles de que escojan sus productos y lo hacen con argumentos absolutamente comerciales y ofreciendo otras muchas prebendas que antes reservaban únicamente a los médicos. Y ¡todos contentos!
3. LO QUE TODOS SABEN Y NADIE DICE SOBRE LOS GENÉRICOS
Otro gran error de nuestros dirigentes ha sido el fijar un precio de referencia de una misma molécula igual para todos en lugar de permitir que la competencia siguiendo las leyes de mercado fuera ajustando los precios. Actuando de otra manera, el sistema público no hubiera tenido más que decretar que de cada molécula solo financiaría la presentación genérica más barata y que el propio paciente debería pagar la diferencia con respecto a otras más caras. Esto que parece una tontería, supone una pérdida para las arcas del Estado de cientos de millones de euros.
Efectivamente, el hecho de que el precio de una molécula sea igual para todos, hace que los descuentos de la competencia no beneficien al Sistema Nacional de Salud, sino directamente a la oficina de farmacia. La Autoridad Catalana de la Competencia ha publicado el informe Impacto de la regulación del precio de los medicamentos en el mercado de los genéricos: valoración de los efectos y necesidad de reforma hace unos tres meses en el que denuncia un beneficio medio del 40% (en un rango entre el 10 y el 70%) para las oficinas de farmacia por las ofertas que los diferentes fabricantes que compiten entre si, les hacen.
Estas ofertas designadas en las facturas “pronto pago” o “por volumen del pedido” se llevan a cabo de una forma que me recuerda demasiado el mercadillo de los sábados de mi pueblo: por cada cinco cajas que me compres te ragalo una, o 4 x 1, o 3 x 1, o incluso 2 x 1. Cuantos más competidores hay de la misma molécula (paracetamol, omeprazol, simvastatina, enalapril, etc.) mejores ofertas hay para las farmacias. De esta manera este 40% adicional de lucro se añade al 30-33% que tienen por derecho en su participación en la cadena de distribución de los fármacos con lo que puede llegar a un beneficio absoluto de hasta el 49%, rendimiento solo al alcance de unas pocas empresas.
Esta ganancia adicional y bajo mi punto de vista perversa, no se traslada ni al paciente ni tampoco al sistema público de salud que paga lo mismo por cualquier marca. Tan solo favorece a la oficina de farmacia que obviamente escoge el fármaco del fabricante que más le conviene, ignorando la prescripción del médico, y cambiándolo a otra marca cuando le interesa más. La empresa líder en ventas de genéricos en 2007 fue CINFA, que tiene por accionistas a 2.500 farmacéuticos.
En el año 2005 los farmacéuticos españoles se embolsaron, gracias a la venta de genéricos, 163 millones de euros que provienen de descuentos prohibidos por la ley 25/1990 del Medicamento. En cambio en otros paises como Canadá, Holanda, Alemania, Noruega y Suecia se estan utilizando fórmulas como la eliminación del sistema de precios de referencia, la devolución de parte de los descuentos al financiador público (clawback) o la introducción de subastas competitivas. Aquí, a pesar de la crisis, somos nuevos ricos como decía más arriba y además cualquier presidente de Colegio Profesional importante o cualquier gerente de una multinacional de farmacia tiene en su agenda el teléfono móvil del presidente del gobierno o de los ministros. ¿Que creéis que vamos a poder hacer además de lo que ya estamos haciendo?
Más info: El libro Traficantes de salud. Cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad (Icaria, 2007) dedica varios capítulos a los genéricos.
De acuerdo con el artículo, añadir alguna cosa más, en los últimos 20 años, recuerdo dos amenazas de enviar unas 15.000 personas por parte del conglomerado «farmaindustria» al gobierno de turno si adoptaba medidas como las que menciona el autor. Hay, pues, un chantaje y ya se ha visto lo sensible que es el sector político a las «demandas» del sector económico. Tambén el lobby de los farmacéuticos ha sido muy operativo y eficaz, si no voy errado, la ley vigente da paso a la posibilidad que en los CAPs se pueda dispensar medicación al estilo de la farmacia de los hospitales, nunca lo han intentado ejercer. Por algo habrá sido. Tal vez yo vaya equivocado y no se pueda, pero el hecho está claro, el gasto en farmacia ha aumentado y, en cambio, ha bajado el que se saca por receta lo que hace pensar que hoy por hoy, casi el último regulador de prescripción que queda es el profesional de Asistencia Primaria, pues bien, en los hospitales se han hecho todo lo posible para dificultar el origen de las prescripciones (Hospital Vall d’Hebrò y su cambio de programa informático en esa línea, con lo que se pierde el rastro de quien prescribe qué). No se obliga a los especialistas a hacer la medicación de salida y continuidad con lo que no es raro que mientras el paciente está en planta le dan el fármaco que indica la farmacia del hospital, cuando sale se le indica otro, frecuentemente más caro. Sí, todo apunta a que hay una voluntad de no entorpecer el gran negocio de farmaindustria y el sector político no ejerce su condición de «cliente casi-unico» como rector de la sanidad pública
Sólo un acosa Luis, es que no he entendido bien la primera frase y por ello supongo que tampoco muchos lectores ¿15.000 personas para qué?
Iniciar el debate sobre los genéricos, su prescripción, composición y gasto para el sistema. Buen comienzo http://bit.ly/dzcXJ3.
Creo que este tema es de gran importancia, sobre todo en estos momentos. Personalmente opino que recurriendo a los genéricos se podría en gran medida luchar contra el negocio de la salud (yo diría de la falsa salud) de las farmacéuticas y además dejaríamos de estar sobremedicados…
Tan sólo hay un punto que no termino de tener claro. Se supone que un genérico tiene la misma composición que su equivalente de marca y que produce la misma reacción en el organismo a nivel terapéutico. Sin embargo, cuando he consumido determinados genéricos he notado algunas diferencias tales como mucha más dificultad en la disolución (p. ej. paracetamol) o más frecuencia de problemas gástricos.
Al parecer, según mi médico de familia, esto ocurre porque aunque contienen los mismos principios activos carecen de otros componentes que facilitan su disolución, mejoran su sabor o protegen el estómago.
Supongo que todos esos «añadidos» contribuirán también a aumentar los precios, pero no creo que lo hagan en tal proporción que impidan a los genéricos contar con ellos en su elaboración.
Lo que quiero decir, en resumen, es que estoy completamente a favor de los medicamentos genéricos, pero que sería exigible que respetaran la fórmula de su equivalente de marca en lo que respecta a facilitar su administración y a proteger el organismo.
Se también que algunos medicamentos de marca contienen sustancias que perjudican muy seriamente la salud (p. ej. escualeno, mercurio, etc). Por supuesto eso debería estar completamente descartado en los genéricos.
Miguel, como siempre, gracias por tu trabajo y un saludo para todos.
Creo que lo mas positivo de todo esto es que cada día que pasa, más personas se apartan de la medicina alopática y se interesan por tratamientos alternativos. No se trata de ir de modernos, sino de recuperar la responsabilidad sobre la propia salud, que al final, depende de uno mismo, de cómo me alimento, de cómo vivo, de lo que me permito y en qué medida…
Lo que hemos vivido en este país (desconozco cómo ha ocurrido en otros lugares, aunque me gustaría creer que ha sido parecido) con la gripe A ha sido un formidable ejercicio de insumisión sanitaria. Muchas personas, conscientes de la perversa ecuación entre farmaceúticas y poderes públicos, han desconfiado, y con razón de las soluciones que, sin ninguna planificación y aprovechando la psicosis colectiva, nos iban soltando desde el gobierno.
En fin, me parece más que necesario el dabate sobre el modelo de salud que queremos, y que, a mi modo de ver, pasa más por recuperar la gestión de la salud y el conocimiento de lo más habitual y cotidiano, y dejar a los médicos para los asuntos graves o extraños.
Es verdad que hemos llegado tarde a los genericos, tarde y mal. Cuando salió el tema en España el gobierno para potenciar el genérico en la botica lo saco con un 35% de margen fijo frente a un 29’7% en los demás medicamentos. Esto duro un año, ahora el margen de la mayoría como máximo es un 27’9%.
A partir del año 2000 hay bajadas de precios sistemáticas cada seis meses (debe ser el único sector en España donde bajan los precios). Y en este mismo año según el decreto 5/2000 la farmacia dependiendo de la facturación al sistema de salud deja de percibir un dinero que en la escala puede llegar a un 14%.
El genérico al boticario le favorecería su labor si todos los estamentos lo usasen bien. Es decir, el medico consulta, diagnostica y prescribe (un principio activo o una combinación de ellos). El boticario dispensa así si podríamos reducir stocks y rentabilizar más la gran inversión que tenemos en la botica. Ah, pero no. En mi comunidad el medico receta genérico con marca y no lo puedo sustituir, así siguen mamando de dos tetas. Tendríamos mucho de que hablar, ya seguiremos. Saludos.
Como dijo el dramaturgo noruego Ibsen, se pueden comprar medicamentos pero es imposible comprar salud. Con la industria farmaceutica no hay manera, ellos son parte del poder real de la corporatocracia, y dueños de la OMS y del Centro del Control de Enfermedades de los Estados Unidos, que es lamentablemente la última palabra en asuntos sanitarios mundiales. Es una industria tan poderosa e influyente que tienen cooptados los sistemas de gobierno de cualquier país del planeta. Si no veamos el caso del Sida, el mayor fraude fiscal de la historia. Nunca se demostró la existencia de un retrovirus causante de la enfermedad, y sin embargo la ONU a través de su program Onusida promueve la venta de exámenes de laboratorio inespecíficos y medicamentos antirretrovirales muy tóxicos para detectar y curar una falacia sin modelo teórico ni científico viable. El Sida es un monstruo que se les fue de las manos a los mismos laboratorios e instancias de poder que lo inventaron. Pero ¿Cuánta reputación mal habida y dinero sucio está en juego? Mucha, y demasiado.
Gracias por mostrarnos cada día que hay más noticias y verdades que las que muestra el telediario. Mucho ánimo a los que se atreven a decir la verdad en alto.