Clandestinos incomunicados

Esta mañana recibí un correo electrónico de un periodista airado que con el “asunto” de URGENTE me decía:

Miguel: sigo esperando que respondas a mis llamadas pero veo que andas muy liado. En fin, he levantado tu reportaje a última hora ante la imposibilidad de hablar contigo.

estatua-de-la-libertad

De inmediato le llamé para saber qué sucedía. Problemas técnicos aparte, el enojo del compañero venía porque me había llamado a mi antiguo teléfono móvil que tiene las llamadas restringidas y al fijo de casa que no tiene habilitada la función de contestador. Le expliqué que no era nada personal que hace ya como diez meses que el móvil debió saltar de la mochila en algún salto del camino mientras recorría los senderos de los alrededores de casa con la bici de montaña. Sin saber muy bien por qué hace un par de semanas compré un nuevo número pese a que no suelo utilizar estos bichos y en ello sigo, que me ha costado darle de memoria el nuevo número. También me preguntó que por qué no tengo contestador, que es gratis, que lo ponga, pero tampoco he sabido qué decirle supongo que porque si lo pongo me llaman (y luego claro, las llamadas se acumulan y hay que rellamar. Eso, tras haber estado unos días fuera de casa, es demasiado engorro). Yo sigo en los trece de aquel himno anarquista que dice “el bien más preciado es la libertad”.

Así que me he sentido un clandestino. Viene esto a cuento de que poco más tarde un amigo me enviaba una página original sobre teléfonos móviles que no analiza el asunto tanto desde sus efectos ecológicos o sobre nuestra salud sino que se fija en otros aspectos como los efectos sociales y el control policial que ofrecen estos artilugios. Sin duda polémica, la página contiene la siguiente frase de Michèle Alliot-Marie, ministra del interior francesa sobre las detenciones de subversivos en el caso Tarnac, en noviembre del año 2008:

“Han adoptado el método de la clandestinidadNunca utilizan teléfonos móviles […]”.

Algunos índices de esa página me llaman la atención: “Más aislado”, “más tonto”, “más espectador”. No sé si es para tanto como para el enunciado de la web: Quema tu móvil. Yo por si acaso es el móvil el que nos quema a nosotros me he hecho con una herramienta efectiva para protegernos de la radiaciones y que anunciamos en estas páginas, la funda eWall.

No he hecho las mediciones oportunas para ver si esta funda de malla de hilos de plata evita que atraviesen el cerebro el 99% de las ondas electromagnéticas que reciben y emiten estos aparatos pero el análisis de la Universidad de Munich que lo ha comprobado me parece fiable y dede luego cuando el teléfono se encierra en la bolsita se apaga, señal de que las ondas no le llegan. En fin, habrá que protegerse mientras encontramos otras soluciones… si es que hay interés en encontrarlas pues por mucha funda con la que nos protejamos al hablar por teléfono si no hay un control sobre las emisiones y la colocación de las antenas de telefonía, WiFi, etc, no hacemos casi nada.

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13 comentarios

  1. Me ha encantado este Comentario ya que soy otro “clandestino” que utiliza el móvil en las contadas ocasiones en que lo necesito. Los que me conocen lo aceptan, mejor o peor.

    Hay una pandemia de movildependencia y confío que poco a poco vayamos concienciándonos de no molestar a los demás con conversaciones a gritos, dejando tirado al interlocutor físico para atender una llamada, pretendiendo estar siempre localizable o exigiendo respuesta instantánea a la persona que llamamos.

    Acabará siendo un arma de control laboral y social, sin vuelta atrás.

  2. Ciertamente algunos parecemos “bichos raros” por apenas utilizar el móvil, hacerlo únicamente para llamadas imprescindibles, no cambiarlo cada mes por el último modelo en oferta, no jugar, fotografiar, etc, con el dichoso aparatico…

    Ahora para rematar ¿nos consideran “clandestinos”? No se si reir o llorar…

    Saludos.

  3. Del todo de acuerdo con los comentarios de Miguel i de Mahesh: deberíamos llevar nosotros una funda protectora y “enfundar” toda la casa, para notar algo…!!!, porque por mucho que no usemos el móvil o que lo llevemos apagado o “protegido”, rodeados como estamos de abducidos e inconscientes, sumergidos en esta sopa de ondas que se nos mete en casa desde el DECT del vecino o su connexión WiFi, poco nos podemos proteger. Ayer vi por la calle a una señora que insistía en ponerle su móvil de última generación en el oido a un niño, supongo que su nieto, sentado en su cochecito para que le contara no sé qué a mamá de la guardería… un niño que ni siquiera andaba y por supuesto no hablaba todavía. Esto es de locos.

  4. Una pregunta, Miguel. ¿Es posible incrustar videos de youtube en el blog, en los comentarios, mediante algún código? Para que en vez del enlace salga el video directamente.

  5. Muy interesante tu observación Miguel. A raíz de un problema en el trabajo debido a la radiación de Wifi y Wimax a que estaba sometido (del que aún estoy de baja), prácticamente no uso mi teléfono móvil. Lo llevo conmigo apagado, por si en un momento dado lo necesitara y lo abro por la noche por si hubiera alguna llamada importante que responder (la respondo mediante el fijo de casa). A los amigos,familiares,etc. ya los he acostumbrado a que me llamen al fijo de casa (y si no estoy que dejen el mensaje) y la verdad es que aparte de no estar irradiándome hablando con el móvil, voy por la vida mucho más tranquilo y “clandestino”. Es habituarse, como casi todo… Otro problema mucho más grave es lo último que tu apuntas: “(…) por mucha funda con la que nos protejamos al hablar por teléfono si no hay un control sobre las emisiones y la colocación de las antenas de telefonía, WiFi, etc, no hacemos casi nada”. El gran problema de hoy día, es que nos quitan la libertad sin hablar siquiera por el móvil. Nos quitan la libertad -y nos enferman- porque nos están irradiando 24 horas al día, 365 días al año, cada vez con más intensidad, con más mástiles de antenas, con mas wifi’s en las calles, plazas, lugares públicos y privados…

    La contaminación electromagnética a la que nos someten está subiendo en progresión geométrica. Pasemos o no pasemos del móvil, lo quememos o no lo quememos. Esto es lo realmente grave. La frecuencia con la que emite el móvil (y las respectivas antenas distribuidas por la ciudad) es la misma de la que emite el Wifi y el aparato microondas que muchos tienen en casa. Yo tengo aparatos para medir dichas emisiones y hay casas, oficinas, calles, etc… que he medido y los niveles son altísimos, como para enfermar en una exposición a partir de 10-15 años según numerosos estudios científicos serios. Para poner sólo un ejemplo: en Salzburgo (Austria) en junio de 2001 estaba permitida una emisión de 0,02 microwatios/cm2 y en el 2009 la redujeron a 0,001. Mientras, en España las operadoras tienen libertad para exponer a la población hasta a ¡¡500 microwatios/cm2!!. O sea 500.000 veces más que en Salzburgo. Una locura, ¿no

    Más cuando varios estudios científicos han demostrado que los niveles de radiación en los que se constatan perturbaciones en el cerebro son del orden de 0,02 microwatios/cm2. Y no pasa nada. En este país raramente nunca pasa nada por hechos similares a este. Todos paseando tranquilamente irradiados por nuestras calles…

    Saludos.

  6. Desde luego, cada día nos tienen mas jilis, vas por la calle y aparece alguien a voz en grito dando una bronca totalmente anormal, en el bus idem, te tienes que enterar aunque no quiera de las vidas ajenas, si nuestros antepasados nos pudieran ver por un agujerito pensarían y con razón que este personal, se han vuelto jilis del todo viéndonos como hablamos solos, por la pute rue.

    Salud Miguel.

  7. Cuando aparecieron los primeros móviles me dije a mi misma que yo no tendría nunca uno. Muchos me decían que cuando tuviese hijos claudicaría, pero los tengo y sigo en las mismas y feliz. No quiero perder mi libertad ni con quien más quiero. La vida sin móvil es posible, doy fe.

  8. Todas estas nuevas tecnologías, en lugar de darnos más libertad, como su nombre y sus campañas publicitarias -“tu vida es móvil”, etc.- quieren insinuar, en realidad nos hacen esclavos. Es muy frecuente que la gente se enfade o se quede perpleja si tienes el móvil apagado -porque lo tienes para llamar tu en caso de emergencia, no para que te llamen por cualquier cosa que a lo mejor puede esperar, o a lo mejor te la pueden decir de otra forma, o simplemente para “hablar”, con lo bien que se habla cara a cara-, cuando existen otras formas de comunicación y cuando hasta hace pocos años sin duda se las habrían arreglado para dejarte el recado, sin existir los dichosos móviles. En general existe muy poco criterio sobre los límites de la comunicación, de la intimidad y de las obligaciones sociales. A mi, por ejemplo, me fastidia mucho que suenen móviles en el cine -y que se pongan a contestatr la llamada como si estuvieran en su casa, como si nada- o que en una conversación me dejen con la palabra en la boca porque suena el sacrosanto aparatito, o que no se pueda ya trabajar, comer en un lugar público, usar los transportes públicos o simplemente circular por la calle sin oir mil politonos y escuchar conversaciones privadas que ni nos van ni nos vienen. Antes, todo eso se habría considerado de mala educación. Ahora, al parecer, los maleducados somos los que nos negamos a ser sus esclavos. Vivir para ver.

  9. Me ha encantado el comentario que haces Miguel. Evidentemente no es recomendable quemar el móvil, pero yo lo entiendo como una actitud mental más que física. Es como cuando decimos, estoy quemado, todos sabemos que no me he quemado con una brasa.
    En cualquier caso no queméis nada que suele ser tóxico.

    Por cierto, al parecer la policía tiene la capacidad técnica de encender el micro de tu móvil sin activar el auricular y escuchar las conversaciones que le dé la gana. Imagino que siempre que esté activado. Evidentemente, como somos de la trama Gürtel esas escuchas nadie las va anular.

  10. Comprendo el sentido de esa campaña: hacernos menos dependientes de “tanta tecnología”, pero hay que cuidar el lenguaje para que al final no resulte contraproducente. Jamás habría que utilizar el término “quemar”, ni siquiera en sentido figurado o metáforico, pues podemos dar la imagen de que es algo inocuo o positivo, y todos debemos tener muy claro que si se queman ese tipo de materiales (como todo tipo de plásticos o productos derivados del petróleo: poliestireno, poliuretano, etc) se producen las muy tóxicas y cancerígenas dioxinas (es algo que todavía bastante gente ignora, por lo que es necesario informar sobre ello). Sería mucho más positivo el concepto “pasar de él” o “precindir” y más ecólogico referirnos a “reutilizar” o “reciclar”.

    Hay una ONG (y más entidades) que recogen los teléfonos antiguos y reutilizan sus componentes, como el tristemente famoso COLTAN, cuya extración y comercialización está produciendo un gravísimo impacto ecológico y social.

    Si adquirimos móviles nuevos, lo mejor es que llevemos el antiguo, con su cargador, a las entidades que hagan el mejor uso posible de él.

    Saludos cordiales.

  11. Es la leche, ya no sólo es suficiente con que el sistema del consumismo inunde el mercado con toda una pléyade de aparatos que, por útiles que puedan resultar en un momento dado, en el 90% de los casos no necesitamos, son puro consumismo; sino que encima te exijen que utilices esa tecnología, y se cabrean cuando no lo haces. ¿QUE NO TIENES MÓVIL? ¿¿PERO TÚ EN QUÉ MUNDO VIVES?? Os pongo ejemplos de tecnología útil y tecnología inútil: llevar un gps en el coche que dé la señal de alarma y la posición cuando tienes un accidente es tecnología útil, podría salvar muchas vidas. Tener un móvil para mandar mensajes a concursos fraudulentos o para que tu mensaje -previa censura- aparezca en un programa de la tele, o para ponerte el último tono de moda como soniquete es tecnología inútil.

    Qué duda cabe que ser localizable (a voluntad del usuario) en cualquier momento y lugar es un adelanto tecnológico, que a cualquier persona de hace 100 años le parecería de ciencia-ficción, pero como toda herramienta, puede tener un doble filo. Qué duda cabe también que cuánta más tecnología usemos, más controlados estamos. Os cuelgo un enlace de un corto -cortito- sobre este tema.

    http://www.youtube.com/watch?v=GOfRpnzzmVc

    No me parece mal lo de quema tu móvil. Es una bonita campaña de revulsión contra el consumismo compulsivo y el frenético ritmo de vida moderno que nos imponen.

  12. Miguel, lo grave, desde mi punto de vista, no es que nos pinchen los móviles, emails, etc, sino que la mayoría de la gente no están haciendo ninguna actividad que cuestione suficientemente el poder como para que le pinchen su móvil. Deberíamos darles motivos para pincharnos!! Muchos motivos!

    Clara.

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