La inseguridad del macho
Desde hace unas semanas, el laboratorio Lilly está sometiendo a los “machos” a la abrumadora artillería mediática de su tadalafilo, un medicamento de nombre Cialis que en teoría se utiliza para la impotencia sexual del hombre. Como en Europa no está permitido hacer publicidad de un medicamento que necesite receta para su dispensación, su línea de marketing tiene como objetivo un más que dudoso problema de salud, según me comenta el médico barcelonés Josep M, colaborador habitual de este blog. Esto se hace con la complicidad de dos sociedades científicas dependientes: Asociación Española para la Salud Sexual y Asociación Española de Andrología, Medicina Sexual y Reproductiva, que han lanzado la web www.nopongasexcusas.com en el contexto de una intensa y repetitiva actividad propagandística por televisión.
En esta página, se hacen afirmaciones como:
* Hasta el 80% de los casos de disfunción eréctil se puede deber a causas físicas
* El 40% de los hombres de más de 40 años padece algún grado de disfunción eréctil
* En Europa, más de 30 millones de hombres presentan algún grado de disfunción eréctil
“La respuesta sexual es múltiple y compleja y depende de muchos factores que abarcan desde el estado del ánimo hasta del físico, pasando por toda una serie de mediadores químicos, hormonales, neuronales, corteza cerebral, etc, además de un cierto proceso sincrónico con la pareja y con el ambiente”, me cuenta Josep.
Pues bien, la propuesta de la industria es un medicamento de descubrimiento casual, que directamente actúa en los cuerpos cavernosos favoreciendo y manteniendo la entrada de sangre en los mismos, y ¡todo arreglado! Un poco zafio y simplista, ¿no? Además, todos estos productos que actúan sobre la sexualidad tienen un gran efecto placebo, situación que obviamente aprovechan los fabricantes.
Al igual que en el caso de los parches de testosterona para los “transtornos de la líbido insuficiente” de la mujer, este tratamiento esta indicado en un principio para aquellas patologias que pueden cursar con este síntoma, por ejemplo algunas complicaciones de los pacientes diabéticos o intervenidos de próstata, pero en la práctica, estamos viendo que quien realmente lo utiliza son jóvenes mozos el fin de semana de discoteca cuando el alcohol amortigua o anula su natural rendimiento sexual, y estamos viendo también que Lilly quiere ampliar el número de posibles “clientes”.
La finalidad de este despliegue de Lilly es efectivamente, el sujeto que le falta: el señor mayor de 40 años para convencerle que puede acceder a tener más “virilidad”. El médico, ha de firmar una receta para que se entregue el fármaco en la farmacia aunque no está cubierto por la seguridad social. Y firmar esa receta, no es un acto gratuito ni automático. Significa responsabilizarse de una prescripción y de sus posibles consecuencias, que en parte, pueden verse a continuación.
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En resumen: el paciente paga, el médico ha de dedicar su tiempo, ya limitado, en la mayoría de los casos a una tontería más y el laboratorio y la farmacia se enriquecen, beneficiándose una vez más de la credibilidad de la gente.
Más info: El libro La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo (Península, 2009) contiene un capítulo sobre la invención de enfermedades.
Señor Herraez, como siempre, magistral. Su escrito sobre la disfuncion se merece un premio Nobel.
El mejor tratamiento es cambiar de pareja, no hay disfuncion que valga y saber que a cierta edad, las erecciones no son como cuando uno tiene 20 y como decía Bioy Casares:
“””Cuando cumplí 60, las mujeres me miraban, pero no me veían…””
Todo es según los italianos,””..cuando el vigore va bene, avante con el pene, cuando il vigore mengua, avante con la lengua y cuando il vigore e nulo, avante con el c…., ma, sempre avante….””
Como siempre un enorme “placer” seguirte. Tengo más de cuarenta y menos de cincuenta con una relación de más de 15 años, vaya estoy en la diana 🙂
Hola, hace poco fui a la presentación de las conclusiones de un estudio de la Sociedad Española de Andrología -soy periodista- sobre la eyaculación precoz y… ¡oh sorpresa! Al final era para vender unas pastillas que había diseñado una farmacéutica para curar este problema que, según ellos, afecta a la mitad de los hombres. Yo ya no me creo nada.
Como siempre promocionando fármacos sintomáticos, seguramente con efectos secundarios importantes e inútiles.
Los problemas sexuales de la sociedad actual se deben a todo el despropósito a que estamos metidos: falta de energía por descanso insuficiente, estrés, horarios de cenas tarde, alimentación no energética…, alteraciones de estado de ánimo por vacío existencial, alteración del metabolismo y energía por estancamiento hepático (dieta no sana, frustración y otros son los principales causantes, desconocimiento del porqué de tus apetencias sexuales por la liberalización del sexo sin sentido y promiscuo pero no de la información sexual y humana, malas relaciones hombre mujer por falta de comprensión y desconocimiento de roles reales o biológicos frente a los impuestos social y religiosamente, etc, estrés puro y duro por falta de sueño, no respeto de las fases de convalecencia donde la gente necesitaría dormir hasta media mañana por no atreverse a coger bajas, por horarios televisivos, por horarios laborales inflexibles, por ruido, demanda productiva, baja capacidad adquisitiva, miedo en los medios, etc., etc., etc.
Yo recomiendo ante estos problemas: relajación, dieta sana, modificación de las pautas de descanso, tratamiento naturista y suplementación de las constantes carencias alimentarias, alcalinización, hidratación con agua sana y algunas otras medidas, la mas importante la psicoterapia para el afrontamiento y la comprensión de los problemas.
Evidentemente habrá que descartar causas orgánicas, pero estas “son las menos”. Si Ud. tiene erección nocturna o matutina esté seguro que no tiene nada orgánico. O descartar y en su caso eliminar la toma de medicamentos con efecto hormonal entre otras.
Ellos dicen: “Hasta el 80% de los casos de disfunción eréctil se puede deber a causas físicas” ¡claro!, y hasta el 100%, porque no aseveran nada ya que dicen “se pueden” y así no se mojan. Claro que las causas son físicas, pero “al final”, aunque reversibles si se atiende a las causas y no se tapan con un nuevo medicamento…
Los médicos están perdiendo el norte: cuando va alguien con impotencia directamente le recetarán ésto o “lo otro” sin tener en cuenta nada más: lógico si solo tienen 3 minutos para ver al paciente, como mucho le remitirán al urólogo y este hará algo parecido.
Pero bueno: cada cual es libre de medicarse o consentir hacerlo con el “soma” que prefiera. Buscamos el remedio externo fuera, en la pastillita, para no ver nuestros problemas, y encima el sistema favorece esta actitud.
Por cierto Miguel: no se (creo que si) si has publicado algo sobre presencia de sustancias con efecto hormonal en aguas, alimentos, incluso objetos infantiles, porque todo ello tiene mucho que ver con la impotencia, los problemas de inclinaciones sexuales no concretas, la esterilidad y muchas otras cosas.
SALUD (pero responsabilícese Ud. mismo, no la busque solo en lo “oficial”, que así no la encontrará. Se lo digo por experiencia propia.
Placebos. Hay que darles placebos. Es decir, placeres.
Ya sabemos, yo lo sé porque lo veo -los visitadores médicos- que el tema de los fármacos es un tema cualquiera.
Estamos en un Hospital cualquiera. Hemos sido citados por la doctora que lleva nuestro caso a una hora determinada. Movimiento enorme de gente por el pasillo. Batas blancas que entran y salen de los despachos. Allí de pié, con sus maletones, están ellos. Abordan a los médicos de camino. Se tutean: “luego te veré”. Cuchichean. Pero yo me entero. Y combino sufrimiento con la frivolidad del medicamento.
“La estimulación verbal del deseo” (de esto saben mucho las líneas eróticas, creo, y las lidiadoras públicas. ¡Qué mentirosas! Pero hace ilusión escuchar voces melosas, cariñosas y venenosas….). Un verbo: engatusar. Y fuera parches de “silicona” (testosterona).
El cerebro y los genitales, línea directa.
Buenos días, don Miguel. No hay que olvidarse nunca del área del lenguaje. Las palabras cariñosas.