Químicos tóxicos & electrosensibilidad II

Es una evidencia de que no puede separarse lo químico de lo eléctrico, o lo magnético, sin olvidar lo acústico, lo climático o lo biológico. En las ciudades todos los factores ambientales agresivos están presentes de manera simultánea y se produce siempre sinergia. La situación por la que atraviesan las personas cuyas vidas describo en el libro La salud que viene, como Daniel, Minerva o Ana, se repite en mayor o menor medida y con diferentes impactos en su salud y circunstancias vitales en otras muchas personas: María Antonia, Marta, María, Ricard, Michael, Hermann-Josef, Rosa, María A., Maribel, Ricart, Rosa y Oriol Badell, que fue la primera persona diagnosticada como electrosensible en España. Sus padecimientos invisibles son el reflejo de un riesgo visible.

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No existen estudios científicos que hayan investigado el solapamiento entre las sensibilidades químicas y las eléctricas. Qué necesarios son a la vista de lo expuesto, ¿verdad? Pero además del solapamiento entre síndromes que padecen los hipersensibles habría que investigar en profundidad la relación de la contaminación electromagnética con otras muchas enfermedades cuyo número de afectados no para de crecer en los últimos años sin que se encuentren explicaciones satisfactorias.

Como escribe Arthur Firstenberg en su artículo El experimento más grande de la historia:

«El siguiente resumen está inspirado en una amplia literatura científica sobre los efectos de ondas de radio (un espectro más grande que incluye las microondas), junto con las experiencias de científicos y doctores de todo el mundo con los cuales estoy en contacto. Los órganos que han mostrado ser especialmente susceptibles a la radiación incluyen los pulmones, sistema nervioso, corazón, ojos, testículos y glándula tiroidea. Las enfermedades también han aumentado significativamente en las últimas dos décadas, y hay una buena razón para relacionarlo con el masivo aumento de la radiación en nuestro entorno; el asma, desórdenes del sueño, desórdenes de ansiedad, trastornos de déficit de atención, autismo, esclerosis múltiple, enfermedad de Alzheimer, epilepsia, fibromialgia, síndrome de fatiga, cataratas, hipotiroidismo, diabetes, melanoma maligno, cáncer testicular y ataques cardiacos e infartos en gente joven.

La radiación de torres de antenas de microondas también ha sido asociada con la muerte de bosques, fallos en la reproducción y disminución de la población de muchas especies de pájaros y deformidades de nacimiento en animales de granja. La literatura que muestra los efectos biológicos de la radiación de microondas es realmente enorme, de decenas de miles de documentos, y estoy asombrado de que los representantes de la industria afirmen que la tecnología inalámbrica es segura o —igual de ridículo— que no hay evidencia de daños».

Más info: El libro La salud que viene. Nuevas enfermedades y el marketing del miedo (Península, 2009) contiene un capítulo sobre la hipersensibilidad a los productos químicos tóxicos y otro a la hipersensibilidad a los campos electromagnéticos.

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2 comentarios

  1. Está visto y demostrado la poca conciencia ambiental que tiene el gobierno para salvaguardar a la población que representa. Pero la población, en general, estamos igual, en lo mismo. Por esto, de algún modo, tenemos el gobierno que «llamamos», el gobierno que merecemos. No hay más salida que la conciencia individual para cambiar las cosas. Si las personas, individualmente, no tomamos las riendas de nuestra vida, de nuestra salud, informándonos por varios canales independientes y aplicando dicha información, mal lo tenemos. Vamos a seguir enfermando, no solo individualmente sino como sociedad.

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