Gastar más en fármacos no es la solución

Uno de los lectores habituales del blog, Mariano Almudévar, médico psiquiatra, me envía un artículo que por su interés reproduzco.

En los últimos tiempos observamos una corriente de opinión que parece responsabilizar al paciente por el “mal uso” o el “buen uso” de las medicinas y que intenta alegar que el aumento del gasto en medicamentos produce una disminución de los ingresos hospitalarios. Pero ignora por ejemplo estudios en varios países desarrollados, que indican que un alto porcentaje de ingresos en salas generales de hospitales (hasta el 36% en uno de ellos) se deben a “actos médicos” mayormente trastornos iatrogénicos (producidos por medicinas). Un estudio francés mantenido durante varios años, muestra que hasta un 11% de ingresos a la unidad de cuidados intensivos, con un 13% de ellos teniendo desenlaces fatales, eran debidos a esos trastornos iatrogénicos. No hay referencias en esos estudios de que la “irresponsabilidad” del paciente sea el principal factor en los ingresos pero si de que las buenas prácticas prescriptivas y de seguimiento hubieran podido prevenir un buen porcentaje de ellos.

Es llamativo también que la llamada ley de los “diminishing returns” (“ ganancias decrecientes”) sea invocada a veces por aquellos que critican los controles del gasto farmacéutico pero que se olvidan de aplicarla para los incrementos del mismo gasto, cuando esta ley se ha demostrado operativa en tan variadas especialidades como obstetricia, gastroenterología y psiquiatría. Con respecto a esta última especialidad la existencia de “ventanas terapéuticas”, (efectividad del medicamento dentro de límites en la dosificación y/o temporales) se ignora con demasiada frecuencia, lo que lleva a rutinarios incrementos de la dosis o a la polifarmacia con resultados que raramente justifican el gasto y que a veces son dañinos.

Es por todo esto por lo que hay que dar mucha importancia a herramientas tales como los “cataloguiños”, así como hay que dársela a farmacéuticos que siendo absolutamente independientes de las dinámicas comerciales y trabajando en un ámbito puramente público, sean capaces de examinar críticamente los efectos y precios de las medicinas e informar tanto a los facultativos que las prescriben como a los gestores y políticos encargados de racionalizar ese gasto. Sin esto, intervenciones tales como la limitación a genéricos, serán pronto obviadas por una industria que se diga lo que se diga está dominada por gigantescas compañías cuyas motivaciones y métodos incluyen algunos que nada tienen que ver con la investigación científica o la sanidad pública.

Parece ser que la sanidad española tiene uno de los presupuestos más bajos del mundo desarrollado y aun así tiene a muy pocos países por delante en eficiencia o efectividad. Pero hay problemas. Es necesario un aumento del presupuesto sanitario pero no necesariamente en los crecimientos de las facturaciones de farmacia. Tales crecimientos, proyectados por las grandes corporaciones internacionales para sus accionistas, no van a solucionar esos problemas sino que los multiplicarán. Y en absoluto el hacer inversiones para costear crecimientos de gasto farmacéutico será la mejor manera de crear empleo en nuestra sanidad.

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6 comentarios

  1. Efectivamente Roberto. No depende de lo que hoy es asunto del actual ministerio de sanidad. Pero fíjese qué pasaba por la cabeza de la primera y mejor ministra de todos los tiempos:

    planeó lugares de acogida para la infancia, comedores para embarazadas, liberatorios de prostitución, una lista de profesiones a ejercer por minúsválidos y el primer proyecto de Ley del aborto en España.

    En segundo lugar y creyendo en la capacidad de sanación del propio organismo ¿no cree usted que una vez cesan los ataques que usted mismo enumera a esa armonía que nos caracteriza al nacer, podemos volver solitos al equilibrio sin necesidad de dispendios farmacéuticos?

  2. Por supuesto, esa si que debería de ser una prioridad política. Creo que nos pasamos la vida dejando para más adelante dejar de fumar, hacer deporte, comer sano, disfrutar de un hobby, hacer más vida familiar, no preocuparnos tanto… Pero que te voy a decir… Es dificilísimo. Ni te cuento como lo pasamos en verano con tantas vacaciones de los niños… Ya no saben qué hacer… Y los papás trabajando…
    Volviendo al tema, el ahorro más importante en sanidad… Casi ni depende de sanidad. Saludos.

  3. Roberto Alcázar. Agradecido en primer lugar por su comentario. Me gustaría poner un par de ejemplos reales de comparación de peras con manzanas que hace la doctrina oficial (por poco tiempo):

    Se suele decir que la esperanza de vida es la mayor en la historia. La hemos conseguido en el mundo occidental gracias a las vacunas y medicamentos. ¿Cómo se mide la esperanza de vida? Se calcula a través de aquellos que están muriendo en estos momentos. En su mayoría pertenecen a una generación nacida a principios de los años 30 con un acceso prácticamente nulo a la vacunación y la medicina en su juventud. Tardaron décadas en tomar aquello que los jóvenes de hoy estamos consumiendo desde que nacemos. ¿Cómo se vanagloria la ciencia de ese logro? ¿No debería esperar la comparación histórica a que la generación nacida por lo menos en los años 60 llegara a cumplir los 80? ¿Cuál es la esperanza de vida de esa generación sin caer en la trampa de comparar peras con manzanas? ¿Es realmente la esperanza de vida eso o simplemente una media de vida de aquellos que están traspasando?

    Suele flotar por el ambiente oficialista (y altenativo) la maldad del tabaco y su relación con el cáncer de pulmón. La maldad no se me ocurriría negarla. Racionalmente el hollín obstrucciona cualquier chimenea arda lo que arda en la caldera. La traquea, bronquios y alveolos podrían sufrir intuitivamente el mismo proceso obstructivo con el paso del tiempo. Pero con datos en la mano cuénteme cuál era la incidencia de cáncer de pulmón en varones durante los años 70 en España. Recuerdo que fue entonces cuando murió la generación masculina más mayoritariamente fumadora. Cuénteme también cuál es la actual y después reflexione si no está comparando peras con manzanas. ¿Es el mismo tabaco el de ahora que el de los años 20? ¿Por qué todos los estudios sobre la perversidad del tabaco no utilizan la misma sustancia de siempre? ¿Quizás quedarían mal paradas otras sustancias utilizadas en su cultivo, tratado, secado, liado…? ¿Quizás quedaría en evidencia la gran importancia de otros co-factores como polución industrial?

    Salud y eternamente agradecido

    http://www.youtube.com/watch?v=EZyfZV96nPA

  4. Dani, esto ya es sacar las cosas de quicio. Con todo mis respetos para los profesionales cubanos, habría que comparar peras con peras y manzanas con manzanas… Países industrializados con ídem, y países con penurias con ídem. Los problemas y patologías de las sociedades tienen que ver con su estilo de vida, a más nivel, mayores problemas cardiovasculares, mayor stress, mayores problemas psiquiátricos, obesidad, sedentarismo… El ejemplo no vale.

    1. Roberto pues tras leer el dato que aporta Dani y lo que tú dices del estilo de vida lo que me queda más claro aún es que hemos de revisar de manera urgente nuestro estilo de vida ¿no?

  5. En términos de esperanza de vida un par de datos:

    EEUU es un país puntero en gasto farmacéutico pero no en esperanza de vida. En esa variable arroja unos resultados similares al resto de países occidentales.

    Existe un país que mantiene esperanzas de vida similares a las del mundo occidental con un gasto sanitario, farmacéutico y no farmacéutico, que apenas supera el 20% de la media mundial. Este país se llama Cuba. En esperanza de vida el de mayor eficiencia sanitaria.

    Salud y revolución.

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