Los médicos que temen algunas verdades incómodas
Ha quedado visto para sentencia en la Audiencia Provincial de Pontevedra (Galicia) el juicio contra un visitador médico, José C. G., y un enfermero de un centro de salud de la provincia, Manuel D. G., acusados de estafa y falsedad documental por la Fiscalía por confeccionar recetas falsas. El Ministerio Público reclama penas de prisión de cinco años en el caso del visitador médico y de seis años en el caso del trabajador del centro de salud, pena que eleva en este último caso por tratarse de un funcionario.
Según el fiscal, ambos habrían falsificado una serie de recetas para obtener así un medicamento, concretamente un anticoagulante conocido como heparina, aunque de una marca mucho más cara al que se suele recetar, algo que niegan las defensas de ambos acusados. Se realizaron recetas extendidas a nombre de terceras personas que no tomaron el medicamento.
Unas recetas que fueron canjeadas en diferentes farmacias de la provincia quizá para no levantar sospechas por tratarse de un medicamento de un coste tan elevado y en dosis mayores de lo habitual. En total, la cantidad defraudada a las arcas públicas rondaría los cinco mil euros.
Dos comentarios:
-Esto demuestra una vez que existe corrupción en el sistema sanitario y una de las modalidades es la visita médica actual, como documento en mi último libro Laboratorio de médicos. Al juzgarse tan poco este tipo de delitos parece que son pocos y que sólo los cometen algunos individuos, que «eso ocurre en todos los sectores», como si nos lo pudiéramos permitir. La cantidad estafada es ridícula comparada con los millones de euros invertidos cada año en la red de ventas de cada compañía farmacéutica o de productos sanitarios y que podemos ver en los documentos originales de los laboratorios a los que he tenido acceso. Este visitador es un chapuzas, un ñapas de la visita, lo otro es delincuencia organizada que compromete la salud pública y las arcas de las administraciones (y consentida, que es casi peor).
–Pontevedra, Pontevedra. Hace unos meses acudí a Vigo (es la segunda vez que visito al ciudad para presentar uno de mis libros en un conocido club cultural periodístico; me gusta el rollo que lleva su organización y me encanta la ciudad. Cada vez que voy se llena el auditorio de más de 300 butacas. Qué más se puede pedir, bueno sí que paguen por la conferencia pues este detalle no lo han contemplado todavía). Resulta que en la última ocasión Luis Campos Villarino, portavoz de los cuatro colegios médicos gallegos y presidente del de Pontevedra llamó a la organización del evento porque le habían llamado a él varios médicos para decirle que no estaban de acuerdo con que yo fuera a presentar en esa conferencia Laboratorio de médicos. La conferencia se celebró pese a los intentos de que no fuera así de los aprendices de aquel caudillo también gallego. Tras leer algunas entrevistas que me hicieron los medios de comunicación locales Campos acudió también a la prensa.
Sepa el señor Villarino que por aquellos días dos presidentes de colegios médicos me invitaron a hablar en la sede de la Organización Médica Colegial (OMC) sobre el asunto. Y que estos y la OMC han manifestado su voluntad de «hacer algo». Que la OMC ha publicado antes del verano un nuevo código deontológico. Y que numerosos médicos han leído el libro expresándome su acuerdo e incluso argumentando que me he quedado corto. Como no ha leído este trabajo le adelanto que ha sido muy importante la colaboración de los cada vez más numerosos médicos y profesionales sanitarios por la ética en el sector, entre los que podríamos destacar a la Plataforma No Gracias o a los estudiantes de Medicina denominados Farmacrítcxs.
Aquí entramos mucha gente del mundo de sanidad, no hemos escrito nada, eso dice mucho.
Esto no es más que utilizar a dos personas para lavarse alguien la conciencia, o por no haber podido sacar su tajada, después de esto aparentemente ejemplarizante no habrá nada.
Todo seguirá igual.
Lanzo preguntas no acusaciones:
¿alguien sabe cómo, cuando en el Estado Español empezaron a utilizarse las ecografías en los embarazos, que eran muy caras, había más aparatos en consultas privadas que en sanidad? ¿Alguien ha mirado las partidas de sanidad?
Esto es un suma y sigue, pero los recortes van para delante afectando a las personas con menos recursos.