El efecto esmeralda

Mi amigo Pedro Pozas, colaborador de este blog, ha publicado en Bubok un libro titulado Efecto esmeralda, de acceso gratuito. Me pidió que le escribiera un prólogo y es este:

Luz verde de rebeldía

Puede que sea la capacidad de indignación lo que nos hace humanos, radicalmente humanos. La indignación por fin corre desnuda como la verdad por las calles de nuestro país. Este es el segundo prólogo que hago para un libro de Pedro Pozas. En el anterior escribí sobre un mundo nuevo que está por venir, que ya está viniendo. Y ahora ya está aquí. La verdad de las calles desnudas y organizadas. No se lleva la denuncia descarnada de las condiciones sociales o sí. No se lleva gritarle a los cuatro vientos que viene un quinto viento nuevo, una larga noche de nubarrones o sí. No se lleva la incorrección política, decir lo que uno piensa, escribir con el alma de la razón o sí. Eso es lo que hace Pedro en sus trabajos con la facilidad del que siente con la cabeza lo que piensa su corazón, del que pone coherencia en lo que hace y ofrece.

El efecto esmeralda describe un mundo de instintos suicidas que uno no sabe bien si es que tiene vocación de explotar como una de esas minas antipersonas ante la pisada del humano ser o si es que sólo vivimos un amago y lo que va a explotar es la esperanza. Lo más sensato parece que es pensar que ambas vertientes conviven sin armonía, claro, en pugna por ver quien se lleva el gato al agua (o si será el agua quien se lleve al gato de las esperanzas humanas vencidas).

El verde esmeralda que colorea nuestro planeta Tierra, esa obra nacida de un dios ateo para iluminar el mundo con sus destellos, sigue tomando un tono gris borrasca y palideciendo al sincopado ritmo de los más bajos impulsos humanos. Pedro lo describe con su estilo característico de recopilar hechos y más datos, pinceladas de realidad para pintar el cuadro de las verdades que nos gobiernan. Y podría parecer que sólo es como aquellos espejos de la obra Luces de bohemia cuya premeditada deformación hacían ver a quien se reflejaba en ellos detalles que le hubieran pasado desapercibidos sin esa otra óptica. Pero Pedro también ofrece los colores rabiosos del mundo, de lo mejor de nuestro mundo, con la facilidad de quien los ha recorrido, los ha pisado y cincelado con su experiencia a ritmo de viajes. El autor de Efecto esmeralda en un sabio que deslumbra con la sencillez de su ternura en un intento por decirle al mundo que no podemos seguir así, que los colores vivos del planeta deben ser el espejo en el que mirarnos y con el que pintar nuestras necesidades y nuestros sueños.

Y en ello estamos querido lector, Pedro y yo, y tantas personas que están uniéndose cada día a la Revolución del Verde Esmeralda. Así que no me queda más que pedirte que acaricies las palabras de deseo que inundan estas páginas, ya sea en papel o por medios telemáticos y que seas luz para que el mundo haga su fotosíntesis y se nutra de lo mejor de nosotros, de lo mejor que podemos darle que es nuestro inconformismo. Luz verde de rebeldía.

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6 comentarios

  1. Miguel Jara, muy buena la introducción.

    El hombre libre en armonía con la naturaleza, la dignidad, la justicia y la salud. Una actitud humana capaz de reconciliar al individuo con la sociedad y el medio ambiente, el interior con el exterior, el conocimiento y la voluntad”.
    Raimundo Panikker.

  2. Todo un Regalo, un lujo, qué lejos de lo que se vive en lo cotidiano.
    La humildad esta en todos los escritos, que permite leer.
    Un alivio.
    No conocía Earthlings, ha sido otro regalo, un buen reflejo de la realidad que hemos creado.
    Gracias Miguel.

    LA PIEDRA
    El distraído, tropezó en ella
    El violento, la usó como proyectil
    El emprendedor, la usó para construir
    El campesino, cansado la usó como asiento.
    El niño la usó como juguete,
    Drummond la usó como inspiración.
    David la usó para matar a Goliat.
    Y Miguel Ángel, sacó de ella una bella escultura.
    En todos estos casos, la diferencia no estuvo en la piedra sino en el hombre.
    No existe “piedra” en tu camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento.

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