Una medicina integradora
Al hilo de lo que escribí ayer sobre la crisis y cómo ahorrar en salud y dinero recetando de otra manera, creo que debemos hacer una inversión como hasta ahora no se ha realizado en políticas de auténtica prevención de la enfermedad y promoción de la salud. Políticas que disminuyan la necesidad de utilizar el sistema sanitario que cada vez cuenta con más prestaciones. También creo necesario impulsar una medicina integrativa que aúne lo mejor de la medicina convencional y de aquellas terapias poco convencionales que cada vez más personas utilizan (por lo general por el fracaso de las primeras).
Existen voces que piensan que si el conocimiento y utilización de la homeopatía se generalizase supondría un enorme paso hacía la prevención del colapso del sistema de prestaciones sanitarias, ya que con la homeopatía se conseguiría: Ahorro sustancial en medicamentos: ahorro económico y ahorro en la ingesta de fármacos y efectos secundarios sufridos por los pacientes; evitar el tratamiento repetido de enfermedades y afecciones recurrentes; disminuir el número de visitas al médico y a todo tipo de especialistas, incluidos psicólogos y psiquiatras, ya que lo habitual es que el tratamiento con homeopatía de algún síntoma concreto, conlleve la mejoría generalizada del paciente no sólo a nivel físico, sino también mental y emocional.
En definitiva, incorporar la homeopatía como una terapia más en el sistema de la seguridad social como ya ocurre en otros países y el propio Ministerio de Sanidad ha publicado hace unas fechas en su Análisis de situación de las terapias naturales.
Declaración de conflicto de interés: Este blog ofrece publicidad de la campaña Homepatía sí y de la Clínica de Medicina Integrativa.
A MEDICINA INTEGRATIVA já é uma realidade aceita por muitos, entretanto, praticada com seriedade por poucos.
A visão holística de quem pratica a medicina é um «must».
O grande problema enfrentado pelo médico é a formação. Os médicos são formados para servir aos interesses das corporações e dos governos, o que os remete a um conflito de interesses.
Geralmente, os médicos recebem uma formação medíocre e quando lançados no mercado de trabalho, são «adotados» pelas corporações ou «aliciados» pelos governos, meramente para servir aos seus interesses.
Os órgãos de classe tendem a permanecer politicamente corretos,tornando-se ineficazes para defender os reais interesses dos pacientes e dos próprios médicos. Assim, após 33 anos de prática médica com a visão holística da medicina, sem preconceitos, proponho uma reflexão dos profissionais de saúde para encontrarmos uma solução que beneficie a sociedade, privilegiando os mais afetados com este «status quo» – os profissionais de saúde e os pacientes.
Vamos nos organizar MUNDIALMENTE e quebrar paradigmas !
Jonas Thome
dr.jonasthome@gmail.com
Txu, la vacuna contra el virus del papiloma es uno más de los ejemplos acerca de guías trufadas de intereses bastardos; la lista es, desde luego, muy larga. Justamente por eso me refería a guías basadas en pruebas sólidas, es decir, basadas en la evidencia y no en la eminencia. El tema de las guías de práctica clínica da para un libro, y requiere no poca experiencia y conocimiento separar el trigo de la paja, por continuar con el símil agrícola. Aparte de mi trabajo, dedico mucho tiempo a intentar formar a la gente en esas habilidades, y una de las cosas que intento enseñar cuando hablo de medicina basada en la evidencia es a desconfiar por sistema de las guías clínicas, con unos ejemplos publicados hace ya tiempo. Existe una herramienta llamada AGREE, aunque sea entrar en terreno más especializado, que permite evaluar las guías de práctica clínica, pero en general es poco conocida y menos utilizada. Sin ir más lejos, en el último número del Annals of Internal Medicine, una de las revistas más serias y con mayor impacto, se publica un artículo acerca de las recomendaciones de las distintas guías acerca del tratamiento de la diabetes tipo II (la que no requiere insulina) y los datos son para temblar.
En definitiva, Txu, la solución ha de ser tanto individual (formación) como colectiva (formación) y ha de ser el sistema público el que asuma la formación de sus profesionales sin delegarlo en terceras partes con ánimo de lucro.
Eduardo, no sé exactamente a qué te refieres al mencionar a las guías y protocolos como basados en pruebas sólidas y exentos de conflictos de intereses, pero si es lo que creo entender, no es cierto que eso siempre se aplique. Por concretar en algo que conozco -la vacuna contra el virus del papiloma humano- el documento de consenso que se elaboró para instar, sugerir y apoyar la vacunación en España no sólo se hizo sin tener pruebas verdaderamente sólidas sobre la necesidad, eficacia y seguridad de la vacuna, sino que además se hizo en un mar de conflictos de intereses. Hablar y predicar sobre medicina basada en la evidencia está muy bien; como bien dices, practicarla es -debería serlo- una obligación ética de todos los profesionales de la salud, pero ya sabemos que “una cosa es predicar y otra dar trigo”.
Debo reconocer, Alredol, que yo soy devoto del dato contrastado y de momento no puedo hacer comparaciones precisas. Sé cuánto beneficio (en términos de ahorro de mortalidad y de prolongación de la expectativa de vida) hacen/hacemos los «oficialistas» y puedo aproximarme a cuánto daño (de acuerdo con lo que se ha publicado acerca de reacciones adversas a medicamentos o procedimientos, o a errores), pero me resulta imposible acceder a los datos de los «alternativistas»; justamente esta es una de las grandes diferencias entre ambos y la que concede una ventaja podemos decir «dialéctica» a estos últimos: ellos tienen mis datos (son públicos y publicados) pero yo no tengo los suyos.
Con respecto a las guías y protocolos, hay que fijarse en que están basados en pruebas sólidas y exentos de conflictos de intereses. A algunos nos gusta hablar (casi podríamos decir «predicar») de lo que se llama «medicina basada en la evidencia» que no es más que combinar la experiencia clínica con la mejor evidencia disponible publicada. Esto exige esfuerzo y ciertas habilidades, pero es una obligación ética de todos los profesionales de la salud.
No sé si estoy entendiendo bien el tema de la homeopatía y los homeópatas. ¿Existen homeópatas que no son médicos, que no son licenciados en medicina? Si es así, creo que no me parece bien. Al mismo tiempo me parece extraordinario que existan médicos que conociendo la medicina oficial se acerquen a la medicina «alternativa», intentando integrarlas en beneficio de sus pacientes. La buena medicina es la que sana o cura al paciente ¿no?
Bien dicho Eduardo, pero hay una diferencia entre alternativistas y oficialistas y es que estos últimos hacen mucho, mucho más daño, y que las supuestas bases, protocolos y guías en que se basan se usan raramente.
Archie Cochrane, persona poco sospechosa de estar sometida a los intereses de la industria farmacéutica, dijo hace ya algunos años que «todos» los tratamientos eficaces deben ser financiados públicamente, pero habría que añadir «sólo» los tratamientos eficaces. Intentar que el «a mí me funciona» se convierta en argumento es científicamente endeble, éticamente pobre y económicamente comprometido. Me encantaría poder discutir de estos temas con Aristófanes y otros colaboradores del blog, pero me temo que es tan dífícil combatir el dogmatismo de los «oficialistas» como el de los «alternativistas»; curiosamente, ambos coinciden en recomendar el uso de los omega-3 (léase Omacor) que no ha demostrado efectos superiores a placebo en una porción de estudios, por mucho que Aristófanes, haciendo honor a su nick, se ría del efecto placebo.
Me permito recomendar la versión española recientemente traducida del «Testing Treatments«, un libro muy interesante accesible en pdf en la red en el que se dan claves para entender la investigación clínica y sus fraudes desde un punto de vista escasamente técnico y muy enfocado a los pacientes.
Si nos resistimos a creer en los milagros, ¿por qué nos convencen tan fácilmente con remedios milagrosos?
Saludos desde la primera línea del frente de lucha contra charlatanería y chamanismo.
Hola. Feliz Año nuevo 2012. Totalmente de acuerdo con lo que dices aqui.
Siempre he sido un tenaz defensor de la ciencia médica frente a la charlatanería y el ejercicio del chamanismo en sus más diversas variantes semánticas. Pero lo cierto es que uno ha comprendido, al cabo de los años que la dogmática y servilismo de las ciencias médicas está al servicio de determinados intereses además de convertirla en un grupúsculo cerrado, sectario, enrocado en un falso empirismo adornado con compra de voluntades. A pesar de que sigue existiendo mucha práctica fraudulenta (o de más que dudosa efectividad) en el campo alternativo de la medicina naturista, hay que decir que existen excepciones muy dignas, más de las que la secta de escépticos mamporreros de la industria del medicamento pregonan con maledicencia, las cuales podrían acoplarse, como dice M. Jara, con lo mejor de la medicina convencional.
Pero una vez más, creo que la medicina natural (sí, natural, no esa basura terminológica e infame de «suplementos alimenticios» que le han colado «manu militari» desde la farMAFIA y el Ministerio de Sanidad de turno) no es rentable para los múltiples intereses corporativos multinacionales y sus gobiernos. Eso sí, creo hay cada vez más profesionales de la salud que recomiendan tomar tal o cual suplemento. Esa medicina alópata obtusa hace años hubiera sido impensable que hablasen de las propiedades beneficiosas del Omega3 y ahora casi lo hacen suyo recetándolo vía laboratorio farmacéutico (faltaría más; me refiero al Omacor). Otros productos de contrastada eficacia siguen ninguneados vergonzantemente por cardiólogos (Coenzima Q10) y oncólogos (Fucoidan) a pesar de que han sido contrastados por la propia ciencia. Bien es cierto que éstos últimos son muy caros, pero nada es comparable cuando se trata de velar por la salud.
Seguiré tomando mis suplementos NATURALES (junto a la medicación convencional, de la que espero desprenderme pronto)..selenio, Omega 3 -suplemento de herbolario-, magnesio, coenzima Q10 y mis enzimas digestivas. Porque son eficaces (me mofo todo lo que me de la gana del efecto placebo o de esa supuesta «remisión espontánea», término socorrido utilizado por la incompetencia médica oficial cuando ésta no sabe explicar que produjo la curación de la enfermedad). Les guste o no a los vendedores de toxinas farmafiacéuticas.
Campaña en la web «Actuable» para prohibir las amalgamas dentales de mercurio en la boca, hay 30 firmas y quedan 27 días para conseguir otras 170, si te parece una causa justa, «actua» y firma:
http://actuable.es/peticiones/prohibir-amalgamas-mercurio-la-boca
De acuerdo con una medicina integrativa (“convencional” y “no convencional”) que incluya además el factor psicológico y el social. Ahora bien ¿con qué requisitos? Por ejemplo ¿qué titulaciones se exigirían y otorgadas por quién? ¿Serían condición sine qua non las pruebas en laboratorio, el seguimiento estadístico, etc.? porque una cosa tengo clara: en cualquier práctica médica hay que curarse, y valga la expresión, de los impostores.
Si finalmente la homeopatía fuera admitida en el sistema de salud y se generalizase ¿realmente se va a producir todo lo que dicen esas “voces”? Lo de los efectos secundarios lo tengo claro, pero el milagro económico y sanitario que se augura desde las mismas me resulta increíble. Yo pienso que habría que ser más humildes y cuantificar mejor eso de los ahorros, la evitación de tratamientos, la disminución de visitas al médico, especialistas, psicólogos y psiquiatras (¿a los homeópatas también?) mencionados. ¿No se harían también las multinacionales (si no se han hecho ya) con el negocio? Vamos, que tales virtudes atribuidas a la homeopatía me suenan a panacea universal.
Lo más previsible es que la mayoría de las personas, probablemente con buen criterio, seguiríamos combinando diferentes medicinas para curarnos o encontrarnos mejor, y que en conjunto no se daría tanto ahorro. Si es que no gastamos más.
Un saludo.
Con la homeopatía exclusivamente lo que se causaría a corto plazo es una escasez de profesionales en la sanidad pública. Dudo que la mayoría de homeópatas aceptaran las condiciones actuales del funcionariado. Dudo también que la mayoría de profesionales de la homeopatía tengan al alcance la consecución del título de medicina. Sólo algunos ejercen con él y encima con retribuciones inalcanzables para el sistema de salud público.
A más largo plazo la inclusión de la homeopatía en el paraguas estatal podría significar un estímulo a la formación de nuevos profesionales no solamente en homeopatía sino en alopatía. Pues supongo que los estudios seguirían siendo de medicina pero desde más vertientes.
En cuanto a la reducción de las visitas al médico creo que hace falta mucha pedagogía. Hay que dejar claro que según qué dolencias es mejor esperar la remisión espontánea que acudir en búsqueda de la pócima. Por suerte de pequeño lo aprendí de un médico de estos de otra época que nunca recetaba nada a las primeras de cambio. Te mandaba literalmente a hacer gárgaras y en caso de complicaciones severas volver al cabo de unos días. Pero paradójicamente también aprendí que mientras yo aprendía a no volver por cualquier tontería otros le odiaban y buscaban alternativas en otro profesional.
Saludos y feliz 2012
ESTE ES UN PORTAL, «ACTUABLE», PARA DENUNCIAR CUALQUIER TEMA : ECOLOGISTA, VECINAL, ETC.
Si tienes cualquier problema social (ya sea desde local a mundial) y lo quieres denunciar, es un posible herramienta a poder utilizar.
http://actuable.es/
Estoy totalmente de acuerdo con la disminucion del gasto farmaceutico, en dias pasados escribi mi comentario sobre la homeopatia y sus ventajas, y luego sobre el articulo aparecido en «El Pais», y se me quedo en el tintero algo fundamental sobre la eficacia de los productos homeopaticos, y es la DOSIFICACION, que por lo general no se sabe hacer, los prospectos de la homeopatia dan dosis muy bajas, por ejemplo, en mi tratamiento de cancer, la dosis de algunos productos homeopaticos, triplica la marcada y ya llevo tres años y no aprecio ningun efecto secundario,mientras que a los tres meses de la quimio empece a tenerlos y fueron aumentando siendo muy difiles de soportar, algunos aun me duran despues de tres años.
Creo que el problema de la dosificacion,radica en que los propios laboratorios homeopaticos no disponen de trabajos sobre ello y se curan en salud con dosis bajas al desconocer su ventana terapeutica, pero a pesar de ello no son tan peligrosos como sus hermanastros dados en la SS.