La huelga indefinida en las farmacias

Las farmacias valencianas llevan desde el día 5 de noviembre en huelga indefinida, un reflejo de lo que puede ocurrir en todo el país (no es la primera vez que hay huelga de farmacias). El problema es que sus propietarios han adelantado dinero para la compra de medicamentos y no cobran de la Administración desde hace meses.

Hace un par de meses la televisión pública británica, la conocida BBC, publicaba un extenso y claro reportaje sobre lo que curre in Spain con las farmacias. Uno de los aspectos más vergonzosos que cuenta este medio de comunicación es que mientras que a los farmacéuticos no se les paga lo que han de cobrar en tierras valencianas se celebran eventos como la Fórmula 1 o se desarrollan proyectos faraónicos como la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Desde Valencia me escribe una farmacéutica en huelga muy enfadada. Según ella:

“Estamos toda la provincia en huelga y se está cumpliendo del orden del 97%, es decir casi la totalidad de la provincia, en Alicante y Castellón sobretodo es incluso del 100%”.

Para mi interlocutora, “los políticos han provocado que los farmacéuticos valencianos financiemos la sanidad. Estamos con unos préstamos personales tan cuantiosos que al final caeremos. Somos un eslabón importante de la cadena de la Sanidad pública. Teníamos dinero y poder, estamos a pie de barrio, movemos a la gente, al pueblo”.

En una época marcada por la potenciación de las competencias de las comunidades autónomas, la descentralización e incluso de las reivindicaciones soberanistas, ahora criticadas también, me llama la atención que el pasado viernes, en la manifestación que protagonizaron los farmacéuticos valencianos, pidieran la devolución de las competencias a Madrid.

¿Por qué ocurre esto justamente en Valencia?

“Porque somos el colegio profesional más antiguo, el que tiene más tradición de defensa del llamado Modelo mediterráneo de Farmacias, que trata de evitar la liberalización. Somos los más peleones con reconocimiento del sector farmacéutico. Si acaban con nosotros, el resto de España es pan comido. Tenemos que continuar con la huelga en defensa de nuestra profesión. En definitiva con nuestro hundimiento lo que se pretende es ahondar en la privatización de la sanidad”.

Y mañana más pues hay huelga general en todo el país.

Suscríbete a mi Newsletter

¡Y únete a mi comunidad!

¿Te apasiona la salud, la alimentación y la ecología? No te pierdas mis investigaciones exclusivas y análisis en profundidad. Suscríbete a mi newsletter y recibe contenido directamente en tu bandeja de entrada.

¡Suscríbete ahora y sé parte del cambio!

¡No hago spam! Lee mi política de privacidad para obtener más información.

Compártelo:

7 comentarios

  1. Miguel, en el post se habla del tema aludiendo a una idea que circula en Internet, yo es de donde lo he sacado, no se si en Internet, figurará esto en alguna otra web o blog, pero la idea es esa, si tienes información de la web o blog que desarrollan la idea, pon el enlace.

  2. Me solidarizo con los farmacéuticos porque esto que les están haciendo es totalmente injusto, toda una vida y estudios dedicados a una cosa ahora igual no les compensa tanto como la cosa siga así. Sin embargo no me extraña: cuando el sistema se basa en premisas tan chocantes lo lógico es que se tambalee por algún lado. Me refiero a que estos profesionales farmacéuticos y las empresas farmacéuticas, que viven en España en gran medida de la financiación del Estado ahora ven que ésta puede disminuir. Lo que sí es cierto es que esta financiación se basa en criterios, cuando menos, difíciles de comprender.

    Para empezar se financian los medicamentos pero no otros tratamientos no farmacológicos si “medicamentos”: los medicamentos homeopáticos que siéndolo sin embargo parece que no lo son… Antes los medicamentos precisaban receta médica pero ahora se da la situación extraña de que muchos de ellos se pueden comprar sin ella. Luego vino lo de “consulte a su farmacéutico”, aunque ya estaba previamente la propaganda por los medios de comunicación, cosas de las que los colegios de médicos no opinaron. Y finalmente vino la prescripción por otros profesionales sanitarios. Se puede dar el singular caso de que los pacientes puedan adquirir ciertos medicamentos que pueden tener efectos secundarios sin receta mientras que el farmacéutico nos exija en otras ocasiones receta de algunas cosas que no están claramente reguladas aunque sin efectos secundarios relevantes(venta farmacológica defensiva).

    Y ahora el insólito tema de los cambios en las financiaciones. Actualmente estamos asistiendo al espectáculo de que a los pacientes se les niegue la financiación de fármacos de reconocida experiencia y baratos (relativamente porque ahora para la mayoría de la población ya no es barato nada por su ridículo poder adquisitivo), y de uso habitual (como jarabes, cremas, etc.) mientras que no se retira la financiación a otros de dudosa eficacia y si de precio elevado, por poner un ejemplo muchos de los indicados en Alzheimer, también con efectos secundarios nada despreciables. Eso sí en estos casos se va a necesitar pagar una parte nada despreciable del precio y cuando antes los pacientes los “exigían” ahora ya se empiezan a cuestionar su absoluta necesidad.

    Y ahora para colmo la falta de pago a los farmacéuticos. Esto no tiene ni pies ni cabeza, si dejan de pagar en realidad no financian, y si no financian igual a las transnacionales no les hace gracia.
    Y podemos seguir comentando situaciones exóticas como que casi 3/4 partes de los tratamientos actuales no se sustenten en la “medicina basada en la evidencia” para muchas indicaciones si financiadas, mientras no se financian otros tratamientos no farmacológicos incluso farmacológicos que si pueden hasta tenerlas (póngase el caso de los omega 3 y el tratamiento de la hipercolesterolemia). Y muchas cosas más que no entiende ni dios, si nos basáramos sólo en criterios médicos, porque si tenemos en cuenta otros intereses se pueden entender algunos.

    Todo, al parecer, en el marco de una “supuesta” intención de privatización de sanidad que, no se preocupen: según es un farol que no ocurrirá, salvo si cambiaran mucho pero que mucho las cosas. ¡Pero si en Estados Unidos la están queriendo incluir en el “Estado de bienestar”! tan necesario para mantener otras cosas el sistema, si hicieran eso atentarían directamente contra el Estado mismo. Aunque claro como ya todo da igual y pueden subir impuestos o recortar beneficios sociales conseguidos tras décadas o siglos, ya ni se sabe lo que pasará porque tampoco sabemos que criterios siguen las autoridades que votamos todos.

    A mi todo esto sólo me parece consecuencia de la falta de sostenibilidad del sistema y de la falta de un fondo humano en él: que solo se basa en criterios de poder, económicos o mercantilistas. Y no estoy de acuerdo ni con el Estado de bienestar, ni con la sanidad pública, ni con la pérdida ya casi absoluta de la medicina “popular” que pareciera que ya solo se reduce a paracetamol o ibuprofeno. No entiendo como los estados al menos el español, están dando estos bandazos tan raros. ¿Será que algo puede cambiar? Igual y aunque el cambio nos cueste al final compensará y todo.
    Un saludo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *