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Medicamento y Medicina, industria farmacéutica y ciudadanía

En el acto que os comentaba que se celebró el viernes ofrecí una ponencia que titulé La vida de un medicamento. Hice un repaso general desde el nacimiento hasta la comercialización de los fármacos.

En un tono crítico, claro, contando cosas que suelen pasar desapercibidas para el común de los mortales, expliqué cómo pese a que la industria farmacéutica suma el 80% de la investigación en esta materia, lo que tiene mucho mérito, hay que tener en cuenta que muchas de las nuevas moléculas que luego se convierten en fármacos exitosos nacen en universidades públicas sufragadas por las administraciones cuya patente escapa a su control. Por ello, digo que pagamos dos veces los medicamentos pues luego se intenta justificar el elevado de precio de muchos por sus grandes coste de investigación. Estos, suele decirse que se elevan a unos 800 millones de dólares, pero el libro La píldora de los 800 millones de dólares lo desmonta advirtiendo que esa cifra esta “inflada”.

En una sala llena a más no poder y con un púbico entusiasta (en buena medida por las intervenciones de dos médicos entre los que estaba Luis Montes), charlamos sobre los ensayos clínicos, lo que supone que la información de los medicamentos sea posesión de quienes los fabrican y la relevancia que ello conlleva sobre todo cuando se producen graves reacciones adversas descritas o no en las fichas técnicas de los mismos. En numerosas ocasiones sólo trasciende la información positiva de un fármaco, la negativa suele rebajarse o directamente ocultarse tanto a la opinión pública como a las autoridades y pusimos ejemplos de ello como el caso Vioxx.

También tratamos el papel de las agencias reguladoras y que en general no son independientes de las industrias a las que han de regular en favor de la ciudadanía. No lo son porque tienen a esas industrias como principales clientes y reciben importantes sumas de dinero en concepto de tasas para la revisión (y aprobación o no) de sus fármacos. Así es muy difícil que funcione la farmacovigilancia; el seguimiento de los medicamentos durante su comercialización deberían realizarlo instituciones públicas INDEPENDIENTES.

A continuación tratamos el papel de la Administración como mayor cliente de los fabricantes de medicamentos; qué medicamentos se financian; cómo podría racionalizarse su consumo para ahorrar en gasto farmacéutico, etc. Siguiendo el recorrido por la vida del medicamento comentamos las estrategias de marketing como la visita médica y la compra de voluntades que trato en Laboratorio de médicos, sobre la independencia de muchas sociedades científicas que hacen marketing farmacéutico, las campaña comunicación basadas en el marketing del miedo como la de la vacuna del papiloma, etc.

Conclusión: salud y medicina, por lo general, giran en torno al medicamento y la industria que lo fabrica y esto no es sano. El sistema sanitario es una pirámide en la que la cúspide está ocupada por las industrias y en la base, mucho más ancha, se encuentran los intereses de la ciudadanía. Lo sano sería lo contrario, que primara la salud de las personas y existiera una industria ética (cuyos legítimos ingresos no serían puestos en cuestión) que sirviera a ello.

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7 comentarios

  1. Luego la gente nos acusa de conspiranoicos, pseudocientíficos, etc. a l@s que somos críticos con la farmaindustria………..

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