Somos medalla de plata en consumo de fármacos, Farmaindustria debe rectificar

Parece que se ha sembrado la duda sobre lo que comentó Jordi Évole en su reportaje Sobremedicados el domingo: España es el segundo país del mundo que más gasta por ciudadano en medicamentos. Los amigos del concepto medicamentos=salud pública deberían estar contentos. Pero el dato causa alarma, por lo general. Una sociedad sana al menos en teoría, sería aquella que hace un uso escaso de los fármacos ¿no? Cuantos menos medicamentos tomamos es que más sanos estamos ¿cierto?

La duda parte de Julián Zabala, director de Comunicación del principal lobby de las farmacéuticas, Farmaindustria, cuyo objetivo en dicho programa fue negar la mayor en todo momento. Pero la Plataforma No Gracias de profesionales por la transparencia y la ética en las relaciones con los distintos poderes y en concreto con la industria, ha salido al paso animando a Zabala a rectificar en relación con su negativa reconocer los datos de gasto de España.

Consumo fármacos Spain

La tabla está copiada del documento de la OCDE de 2010 Pharmaceutical pricing policies in a global market, página 35. Los datos del gasto per capita están ajustados por el precio medio de los medicamentos en España que son sensiblemente inferiores a la media europea. Tras 2005, España siguió liderando el gasto en farmacia, al menos hasta 2009, como podéis ver en la diapositiva con datos oficiales de la empresa de marketing pro farmacéuticas IMS que utilizó Joan-Ramon Laporte en una de sus magistrales conferencias.

Los datos provienen de un informe de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) que va a dar de qué seguir hablando…

Continuamos pues con la medalla de plata colgada del cuello en el dudoso podio de los países que más gastan por cabeza en medicamentos. Lo hemos sido al menos durante los últimos 10/12 años. Farmaindustria debe rectificar.

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2 comentarios

  1. Es cierto el abuso de fármacos, pero en muchas ocasiones es porque la falta de atención al enfermo se suple con una receta, al margen de la presión para vender determinados fármacos, si el médico dedicara un momento a escuchar al paciente podría asesorarle en cómo solucionar el problema sin abuso de fármacos, a los que hacemos algo similar por la propia enfermedad, en este caso, se ha llegado a reír el médico, si usas esas cosas caseras, esas pócimas, ¿para qué vienes? R: Para que tenga conocimiento de problema de salud que tengo y me asesore, P: pero si no te tomas lo que yo te mando no hace falta que vengas. R: No, es usted el que ha de ver qué efectos adversos me puede provocar eso que me quiere recetar y darme una solución para mi salud, no para el laboratorio.
    Es así de sencillo y de complicado el problema, la falta de escucha al paciente y admitir que hay más soluciones.

    Eso es en el caso de los que ya conocemos a donde nos puede llevar tomar algunos fármacos, pero los efectos adversos se pueden dar igual y hay que escuchar y mirarse el historial bien informado, para que nadie juegue con la calidad de vida o incluso con la vida del paciente, si se escuchara más muchas veces el paciente no saldría descontento sin receta y con una buena asesoración de lo que ha de hacer. Es un problema vocacional que se suple como los padres que no tienen tiempo y lo compensan con comprar cosas, se acaba haciendo esa relación, así el paciente se ha habituado y sale quejoso si no tiene su recompensa, la receta.

    Por otro lado he visto y conocido situaciones en las que no se ha hecho caso de “un simple dolor de cabeza” y era un derrame que ha tenido sus consecuencias a los pocos días, o sea ha muerto la persona ¿Qué precio tiene la vida?

    Para mí la clave está en la falta de escucha al paciente.

  2. Desde luego este es un tema en el que hay mucho que hablar y mucho que decir aunque cualquiera que esté vinculado a la industria negará en todo momento la realidad. Pero sí, claro que somos uno de los países que más consume fármacos. Somos uno de los negocios más grandes que existen para Farmaindustria. Somos un país donde los laboratorios han soltado un ejercito de visitadores y nadie lo ve mal. Donde hace mucho tiempo se perdió la ética y no se si la recuperaremos algún día, porque los visitadores a pesar del código ético siguen llevando a médicos a cenar a grandes restaurantes y regalando cosas bajo manga.

    La gestión de los visitadores repercute directamente en el número de recetas que se hacen y las ventas de fármacos va viento en popa. Esto es de sobra conocido por los gestores de la administración pero parece que les da lo mismo. sin ir más lejos me he enterado de la bajada de precios de un producto tan utilizado como Singulair. Ha reducido el precio en más de diez euros a partir de salir al mercado el genérico de la sustancia. Ahora que le han sacado un rendimiento bárbaro a la molécula durante estos años lo bajan de precio para seguir ganándole dinero a pesar de no tener ya la patente en vigor.¿Por qué no ajustaron el precio antes?. Pues como esta anécdota hay muchas otras.

    Es lo último y eso solo sucede en un país como España donde los interesas sobrepasan al sentido común. Por eso la gente usa tantos productos. Los laboratorios siguen vendiendo medicamentos a pesar de la crisis. Todos quieren un crecimiento de ventas en positivo. Siguen planificando objetivos ambiciosos y eso solo se consigue con múltiples visitadores, sobornando a los facultativos que se dejen y que por desgracia todavía son bastantes y buscando entrar en contacto con las altas esferas con la nueva figura que cada vez está más de moda de relaciones institucionales. Parece que siempre tienen tentáculos de pulpo donde agarrarse y así siguen, medicando a la población con caros productos y en las patologías más comunes, donde más interesa el consumo y las ventas.

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