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La medicina basada en ALGUNAS evidencias (pruebas) y su control industrial

En primer lugar, aclarar que el concepto medicina basada en la «evidencia» de la que tratamos en el post La manipulación de la evidencia científica: Agreal, Vioxx, implantes PIP, Vacuna del Papilomaes una mala traducción del inglés. La denominación correcta es medicina basada en las pruebas. Ésta es una manera muy sensata, además de mayoritaria hoy, de entender la Medicina.

Precisamente por ello, una parte de la industria sanitaria y los elementos acríticos del ámbito, han hecho suyo el cliché y lo venden como si de una religión se tratase. Así, ¿quién osaría llevar la contraria y criticar las lagunas y la manipulación de una honesta intepretación de la misma?

Hay que entender que lo que se publica no es todo lo que se investiga y menos en la investigación de los medicamentos, mito de la Medicina Basada en el Consumismo FarmacológicoLas agencias reguladoras tienen buena «culpa» en todo esto. Ellas tienen acceso a todos los datos investigados pero miran para otro lado, en cierta medida porque tienen en la industria a su principal cliente y no quieren molestarle con «tonterías» de protección de la salud pública.

Por ello, la industria sesga todo lo que quiere sus ensayos clínicos, base de la medicina basada, valga la redundancia, en la evidencia o en las pruebas. Quien pone la pasta para buscar las pruebas encuentra las que le da la gana y olvida informar sobre las que ha encontrado pero no le interesan.

Guzmán SánchezInvestigador en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, lo acredita en un artículo que ha publicado el eldiario.es Excelente texto que concluye así:

La práctica de la medicina es extremadamente complicada y se aleja de ser una ciencia exacta al tratar con sistemas biológicos que son imposibles de predecir con seguridad. La opacidad en el acceso a la información clínica no hace sino aumentar el rango de indeterminación y por tanto el riesgo para el paciente, en cualquier tratamiento médico.

Cita como ejemplo el caso del antiartrítico Vioxx; el antiviral Tamiflu o el medicamento para la diabetes Avandia. Éste último, fabricado por GlaxoSmithKline, fue retirado años después de conocerse que aumenta el riesgo de infartos de corazón. La misma compañía solicitó autorización para vender Paxil, un peligroso antidepresivo, a los niños.

También ocultó información científica sobre el mismo, como explica una reciente nota de la Asociación de Agentes de Propaganda Médica de Argentina (nada que ver su actitud con las asociaciones profesionales de visitadores médicos de España), titulada así de claro: Pfizer mintió deliberadamente al ocultar efectos reboxetina. Éste antidepresivo, al igual que el citado Paxil (paroxetina) y otros está relacionado con el aumento del comportamiento suicida.

Y todo esto sucede a pesar de la legislación en vigor sobre Ensayos clínicos. El RD 223/2004 dice:

Artículo 38. Publicaciones.
1. El promotor está obligado a publicar los resultados, tanto positivos como negativos, de los ensayos clínicos autorizados en revistas científicas y con mención al Comité Ético de Investigación Clínica que aprobó el estudio.
2. Cuando se hagan públicos estudios y trabajos de investigación sobre medicamentos, dirigidos a la comunidad científica, se harán constar los fondos obtenidos por el autor por o para su realización y la fuente de financiación.
3. Se mantendrá en todo momento el anonimato de los sujetos participantes en el ensayo.
4. Los resultados o conclusiones de los ensayos clínicos se comunicarán preferentemente en publicaciones científicas antes de ser divulgados al público no sanitario.
No se darán a conocer de modo prematuro o sensacionalista tratamientos de eficacia todavía no determinada, ni se exagerará ésta.
5. La publicidad de medicamentos en investigación queda terminantemente prohibida, tal como se establece en la Ley 25/1990, de 20 de diciembre, del Medicamento, el Real Decreto 1416/1994, de 25 de junio, por el que se regula la publicidad de los medicamentos, el Real Decreto 1907/1996, de 2 de agosto, sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria, y la Ley 34/1988, de 11 de noviembre, General de Publicidad.

Tenemos muchas leyes. Bastaría sólo con que algunas se cumplieran para que las cosas mejoraran de manera sensible. Está en juego la vida de las personas, la credibilidad de la medicina y de la ciencia en general.

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5 comentarios

  1. No quisiera empezar con mal pie, pero resulta curioso hablar de medicina basada en la evidencia teniendo al lado el anuncio del Holoram Radi, a cuyos fabricantes solicité los ensayos clínicos que avalan su eficacia y aún estoy esperando.

    No obstante, me gusta que en este blog se hable de medicina basada en la evidencia (o práctica clínica basada en pruebas, tanto da). Como ya he comentado alguna vez en este blog, dedico gran parte de mi tiempo a lidiar con ese toro (no sé si la comparación es políticamente correcta) y la gran ventaja que tiene es que reparte por igual a tirios y troyanos, de tal manera que podemos decir que es la más equitativa de las medicinas… y además no requiere financiación. El sano escepticismo de Santo Tomás (¿otra comparación políticamente incorrecta?) debe prevalecer sobre cualquier otra consideración. En los dólares americanos aparece la leyenda «En Dios confiamos»; las personas que nos dedicamos a esto de la medicina basada en la evidencia solemos decir: vale, pero todos los demás que nos aporten pruebas en forma de ensayos clínicos de calidad, revisiones de calidad, etc.

    Aunque suponía por dónde iban a ir los tiros mencionando a Pauling, que sabía mucho de química cuántica pero poco de ensayos clínicos, he perdido 2 minutos de mi tiempo en leer al Dr. Rath. Mis sospechas se han confirmado: la vitaminoterapia lo cura todo. Qué facil. Por no hacer demasiada sangre, recomiendo la lectura de algunas revisiones sistemáticas acerca de los suplementos vitamínicos y la salud cardiovascular o el cáncer (como esta
    http://jama.jamanetwork.com/article.aspx?articleid=205797).

    Lamentablemente, Internet ha traido a muchos Dres. Rath a la palestra, por lo que es necesario dotar a los consumidores de las herramientas necesarias para separar el grano de la paja y poner a los curanderos en el lugar donde deben estar y del que no deberían haber salido, y no me refiero sólo a los que curan con medicinas alternativas de dudosa eficacia sino también a los que curan con medicinas registradas y a veces carísimas pero de eficacia no menos dudosa (los ejemplos se me agolpan…). Recomiendo una visita a la página de Testing treatments en español, creo que merece la pena (http://es.testingtreatments.org/).

  2. Sugiero a todo el que pueda eche un vistazo, especialmente a las personas que les preocupe su salud cardiovascular, aunque el libro da mucho más de lo que uno espera y levantó ampollas en la industria farmacéutica, la obra se titula: «¿Por qué los animales no sufren infarto y las personas sí?» del Dr. Matthias Rath. Sus descubrimientos son impresionantes y sin embargo, no se aplican a la medicina convencional. Como dijo el doble Premio Nobel Linus Pauling a su amigo Rath: «tus descubrimientos son tan importantes que amenazan industrias enteras».

    http://www4esp.dr-rath-foundation.org/Biblioteca/libros/

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