Caso Agreal (I): Afectadas por el medicamento de Sanofi Aventis aún esperan Justicia
Estos días releo (y subrayo) el magnífico libro El caso Agreal (veraliprida), de los peritos médicos Antonio Piga y Teresa Alfonso Galán. Al tiempo en el -Bufete RAM por encargo de un numeroso grupo de afectadas revisamos casos aún no juzgados. Los citados peritos, muy comprometidos con la Verdad y la Justicia para las mujeres víctimas del medicamento fabricado por Sanofi Aventis, analizan los pormenores de los juicios en los que han participado.
Es cierto lo que opinan tanto ellos como las afectadas –organizadas en torno a la Asociación Agreal Luchadoras, en general no se ha hecho justicia con ellas, las indemnizaciones han sido escasas cuando no ridículas y de momento no se ha analizado la culpa del laboratorio comercializador del fármaco, que no ha respondido penalmente por unos hechos que lo señalan con claridad como instigador de los mismos.
Algunas claves para comprender el caso:
-El medicamento Agreal se retira del mercado en 2005, tras 22 años vendiéndose. Se recetaba para mujeres con sofocos durante la menopausia. Es un potente neuroléptico que puede destrozar el sistema nervioso, entre otros, de quienes lo toman durante mucho tiempo, como sucedió en buena parte de los casos y numerosas sentencias han reconocido.
-El fabricante, que por regla general posee toda la información científica de su producto, no dijo toda la verdad sobre el mismo a las autoridades sanitarias. Sobre todo a las españolas, a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), pues los prospectos de países vecinos como Portugal, Italia o Francia eran mucho más completos que el español.
-La AEMPS jugó un papel nefasto. Su farmacovigilancia falló estrepitosamente. Y sí, bueno, adelanto el tema de uno de los capítulos del serial que me he propuesto hacer en este blog sobre el caso Agreal, paradigmático de la fraudulenta comercialización de medicamentos peligrosos con gravísimos resultados: la dirección de la AEMPS actuó en connivencia con Sanofi Aventis, cosa que probaré con documentos, claro. Hoy, de momento, introducimos el caso.
-Entre las reacciones adversas más graves se encuentran las psiquiátricas pero incomprensiblemente en la mayor parte de los juicios celebrados hasta la fecha los jueces han pasado por alto este hecho y por ello, entre otros motivos, las indemnizaciones han sido bajas pese a que numerosos organismos sanitarios las reconocen, incluida la Agencia Europea de Medicamentos, máxima institución científica de la Unión Europea.
-Por increíble que parezca, este medicamento no poseía ficha técnica, que detalla a los profesionales las características del fármaco. Sólo había prospecto y lleno de irregularidades y “olvidos”.
-El asunto del prospecto es importante para entender porqué los médicos lo recetaron mucho y mal, causando los graves daños que aún hoy impresionan a cualquier persona de bien. Los profesionales sanitarios fueron inducidos a error por los intereses comerciales, aunque dicho sea de paso, no haya parecido importarles gran cosa.
-Hay que destacar también el papel de los peritos elegidos por el laboratorio fabricante para defenderse (no confundir con defender la verdad) en los juicios hasta ahora celebrados. Piga y Galán dedican un buen espacio de su libro a analizar sus actuaciones, tendentes a dilatar los procesos, obstaculizar la labor de la justicia e intentar confundir a los jueces. Sobre ellos también publicaremos.
Valgan pues estas líneas como adelanto de lo que iremos publicando durante próximas semanas en diferentes entregas. Os dejo aquí todo lo publicado en este blog que cite Agreal. Como veréis, Agreal es un caso paradigmático pero ni mucho menos único.
Hola Buenos días:
En relación a los afectados sobre la ingesta de Agreal, mi madre es una de ellas. En su día un Bufete de abogados le informaron y animaron a iniciar acciones legales contra dichosa Farmaceutica. Este bufete, solamente le informamban , de que ganarian el juicio con toda la documentación aportada. Pidieron una indemnización de locura (sin nosotros saberlo) y a dia de hoy el juicio se ha perdido. Iniciaron el recurso sin consultarnoslo.
Cuando nos enteramos de todo, pedimos que se paralizase el recurso y pagar solo las costa del primer jucio. NO LO HICIERON.
He tenido que ponerme yo en contacto con los abogados de Sanofi para pedirles que se paralizase el procedimiento , ya que los abogados de mi madre , estaban trabajado sin informarnos y sin gestionar paralizar el juicio. A dia de hoy, mis padres van a tener que asumir unos pagos de aproximadamente 40.000€ , afrontandolos con una pension mensual de 800 eu. NO ES JUSTO¡¡¡¡
En el Bufete Almodóvar & Jara llevamos los casos de la asociación Agreal Luchadoras y NO trabajamos así, ellas pueden dar fe. Siento que tengáis que pasar por ese trance.
En fin, no nos aburrimos. Me voy a leer con detenimiento el libro, un verdadero thriller de terror: comisiones de expertos ad hoc en el Ministerio de Sanidad con claros conflictos de interés para exculpar al medicamento; la Agencia Europea de Medicamentos que lo retira poco después; una Ley de Consumidores reformada en 2007 por la que la carga de la prueba recae en el demandante y no en el laboratorio en este caso (¿quién hace la ley hace la trampa en este país?); unos jueces desensibilizados que siguen creyendo que es imposible que los medicamentos hagan daño a las personas y se postulan en favor de los grandes laboratorios, informes de toxicología de instituciones públicas que favorecen al laboratorio y cuya redacción es muy similar a lo documentado por la compañía, etc.