La vacuna que mató a Andrea suma el 82% de las muertes por vacunas
Gardasil, la vacuna del papiloma que fabrica el consorcio Sanofi Pasteur Merck, Sharp & Dohme y que acabó con la vida de la joven asturiana Andrea, no es tan segura como afirman sus partidarios. Hasta el punto de que se puede afirmar que el riesgo de efectos secundarios es mayor que el riesgo de tener cáncer de cuello de útero. Los CDC (Centros para el Control de Enfermedades de los Estados Unidos) y las agencias reguladoras como la FDA (Food and Drugs Adninistration de EE.UU.) recomiendan la vacuna Gardasil para todas las mujeres de entre 9 y 26 porque afirman que la vacuna es segura y eficaz. Pero NO es cierto.
Los hechos contradicen su seguridad y por eso existe una Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma (AAVP). Así, los informes de reacciones adversas reportan 26 muertes sólo entre el 1 de septiembre 2010 y el 15 de septiembre de 2011, como recoge y muchos casos de efectos adversos: Síncopes, convulsiones, parálisis, pancreatitis, purpura trombopénica, disfasia, Síndrome de Guillain-Barré o Asma bronquial.
Los documentos proceden del registro del Sistema de Información sobre Eventos Adversos de la Vacuna (VAERS), que es utilizado por la FDA para controlar la seguridad de las vacunas (por eso también podríamos escribir que es un organismo oficial, que lo es). Es decir, están registradas 26 muertes de jóvenes, previamente sanas, después de la vacunación de Gardasil en sólo un año.
Los efectos adversos y la mortalidad de Gardasil no guardan proporcionalidad con respecto a otras vacunas. En el registro VAERS se puede comprobar que de todos los efectos adversos que se han recogido como consecuencia de la administración de todas las vacunas (hay más de 32 vacunas comercializadas), el 60% corresponden a las dos vacunas del VPH (la otra marca es Cervarix, del laboratorio GlaxoSmithKline). Paradójco pues sólo debería corresponderles el 2% del total de los efectos adversos.
Más aún, el 82% de las muertes por vacunas corresponden a estas dos vacunas del VPH. Existen, además, otras dudas como se recoge en el propio prospecto del fabricante de la vacuna en la información del producto:
Gardasil no… ha evaluado la carcinogenicidad o alteración de la fertilidad”.
Cuando se comercializó la vacuna, los estudios que documentaban su seguridad eran a todas luces insuficientes, lo cual incluso fue denunciado por Diane Harper, investigadora de la vacuna y crítica con la decisión de la vacunación intensiva por su carácter “experimental”:
la campaña de comercialización del Gardasil está construida sobre el miedo: Merck presionó a líderes de opinión, grupos de mujeres, las sociedades médicas, los políticos y directamente al público induciendo pánico para promocionar la idea de que se debe vacunar de inmediato a las niñas”.
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Más aún, el 82% de las muertes por vacunas corresponden a estas dos vacunas del VPH
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Aunque no se sabe exactamente lo que está causando reacciones adversas, parece probable que Gardasil pueda afectar a la función inmune porque contiene partículas genéticamente similares a virus de proteínas, así como aluminio. Un reciente estudio canadiense (de la Universidad de la British Columbia) describe el caso de dos niñas de 14 y 19 años que fueron vacunadas y con posterioridad murieron por una inflamación cerebral, inicialmente sin causa justificada.
En el estudio de la necropsia descubrieron en el tejido inflamado anticuerpos del tipo 16 de la vacuna. Es decir, las niñas fueron víctimas de una vasculitis cerebral autoinmune secundaria a la vacuna del VPH.
Según estos hallazgos, por lo tanto, ya no estamos ante “asociaciones” entre la administración de la vacuna y efectos adversos, sino ante una evidente relación de causalidad.
Conclusión: Los riesgos de la vacuna están fehacientemente documentados y todo parece indicar que el interés de la vacunación poblacional responde a intereses comerciales y al ánimo de lucro del laboratorio Merck, con la anuencia de la Administración Sanitaria, responsable de su aprobación e implementación, en base a argumentos que son ajenos a las necesidades reales de salud pública.
El Laboratorio Merck y la Administración Sanitaria del Principado de Asturias son, por tanto, los principales responsables de los hechos que se analizan en la reclamación de daños presentada por la familia de Andrea.
El imperio vacunal contraataca. El patriarca Martinón predicando su sermón a los infieles.
http://www.farodevigo.es/opinion/2013/10/27/timo-wakefield-vacuna-sarampion/903389.html?utm_medium=rss
Chicos, que algo se avanza, mirad por donde sale ahora: “Las vacunas, como cualquier procedimiento profiláctico y terapéutico, tienen riesgos. Nadie lo niega”.
¿Ah sí? ¿y como es eso si hace dos días no había ningún riesgo? ¿de donde habrá sacado este hombre ahora que sí que los hay? De todos modos, gracias por reconocer lo que es evidente que ya no se puede negar.
Otra perla del buen doctor “pero la decisión de aceptar una vacuna se toma evaluando riesgos y beneficios”. Sí Sr., usted evalua los beneficios propios y los riesgos de los demás, por eso el balance le cuadra en altamente positivo que ni te cuento. Muchas gracias por su evaluación de experto en el tema, aunque para la próxima, tendré en cuenta mi propio balance, considerando mis beneficios y también mis riesgos.
Este hombre es médico, pero en cada una de sus charlas siempre menciona también al juez. ¡Pues vaya, será para que nos vayamos preparando!
En realidad están más preocupados de que la gente se tome su medicación que en retirar medicamentos peligrosos. Hasta tal punto quieren controlarnos que la FDA acaba de aprobar una tecnología de inclusión de un chip en las pastillas, para realizar seguimiento de las tomas y de sus efectos, siempre según ellos claro.
http://www.nationofchange.org/microchipped-pharmaceuticals-given-fda-approval-technological-totalitarianism-1376575144
Tal vez detrás de la “paradoja” del Gardasil se esconde la clave de lo que está ocurriendo con las vacunas en general.
https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=f355ede0db&view=att&th=141ed8d3072e23ea&attid=0.1&disp=safe&realattid=f_hn6rtyok0&zw
https://mail.google.com/mail/?ui=2&ik=f355ede0db&view=att&th=141ed8d3072e23ea&attid=0.2&disp=safe&realattid=f_hn6ruci91&zw
Salud!
La administración sanitaria es la responsable de poner en marcha la nueva vacuna y también de llevar a cabo la vigilancia correspondiente sobre la salud de las personas que la reciben. En este sentido hay una demostración clara y manifiesta de dejación, puesto que la vigilancia no se está realizando. Si la vigilancia se realizara de forma objetiva, la muerte de Andrea no se habría producido porque jamás hubiera recibido una segunda dosis.
El comportamiento de las administraciones sanitarias en relación con esta vacuna es cualquier cosa menos prudente, lo cual va en contra de la salud de la población sana. Su actuación parece más propia de delegados comerciales para promover la venta de nuevas vacunas, que la de procurar salud a los ciudadanos.
Txu y que te parece si los médicos que indican las vacunas a sus pacientes, se ocupan también de hacer el correspondiente seguimiento?
En otras palabras, la vigilancia sobre la salud de las personas también le corresponde a los médicos, diría que por su ubicación en el sistema sanitario, son los médicos los primeros en controlar y supervisar lo que ocurre con su paciente. También pensemos que alguien le inyectó la vacuna a la niña, será alguien autorizado, habrá preguntado que pasó con la primera dosis? Por lo visto, no siempre es así, y las responsabilidades se diluyen en la medida en que buscamos en la maraña administrativa. Los responsables están tan cerca y a la vista, que sería muy fácil dar con ellos. Recuerda la “Carta robada”, de Edgard A Poe.
Salud!
Por supuesto, Carlos, en lo esencial estamos de acuerdo. Quiero decir que si la administración sanitaria se dedicara a lo que tiene que dedicarse -promover la salud del ciudadano-, habría un protocolo estricto de vigilancia que los médicos y centros de salud, que administran vacunas, y en concreto la vacuna VPH, estarían obligados a cumplir. Pero tal protocolo de vigilancia sanitaria postvacunal a nivel individuo, y promovido por la administración sanitaria, no existe. Si acaso solo existe el protocolo de vacunas para todos, y lo que ocurra después desde luego a ellos les importa muy poco. Ya sabemos que esta actuación es muy imprudente y peligrosa.
Estoy de acuerdo contigo en que la mayoría de los médicos no toman partido por el ciudadano, pero yo no voy a exigirles heroicidades y menos en estos tiempos que corren donde el que rechista no sale en la foto. Las exigencias, pues, a los de arriba, a los responsables sanitarios. No nos equivoquemos de enemigo.
Txu, yo creo que la solución pasa por ser más conscientes de lo que estamos haciendo y no seguir los dictados de la autoridad. No solucionamos nada reclamando una mayor vigilancia. Los Estados desarrollados tiene las sociedades más controladas de la historia y mira como nos tienen.
La medicina preventiva está teniendo unos efectos desastrosos para nuestra salud. Precísamente porque nos someten constantemente a pruebas potencialmente peligrosas e innecesarias. El sobrediagnóstico está a la orden del día.
¿Quereis un mayor control? Yo no gracias.
Totalmente de acuerdo contigo. Tenemos que ser conscientes de todo lo que se avecina, que será mercado y más mercado. Para que vaya entrando por los ojos, primero lo disfrazarán de ciencia. A los remisos a estos “avances” se les tachará de anticientíficos, conspiranoicos, charlatanes, magufos … Pues muy bien, no hay inconveniente, me daré de alta en el club.
Nicolás, el “sobrediagnóstico” está íntimamaente vinculado a la “sobreconsulta” y tu sabes que si vas a tu médico a consultarle, es muy probable que te vayas con un diagnóstico o si te gusta más, un sobrediagnóstico, aunque hayas ido a consultarle por el estado del tiempo. No me parece que debamos de convertirnos en contestatarios a la autoridad o en más conscientes, concientes de qué?
Salud!
Carlos, conscientes de nuestros cuerpos para hacernos dueños de su cuidado. En definitiva tomar las riendas de nuestras vidas y no hacer siempre caso ciego a la autoridad.
Si no podemos convertirnos en contestatarios a la autoridad entonces ¿qué clase de personas somos?