Porqué mi vida continúa sin beber Coca Cola
Se ha celebrado en Madrid un congreso sobre hidratación organizado por Coca Cola. La compañía hidrata el mundo desde 1886. Lo hidrata y lo engorda como si se tratase de la cuenta de sus accionistas. No es esta empresa ejemplo o modelo de compromiso con la salud pero lo cierto es que la lista de entidades del campo de la salud que han puesto su sello para lavarle la cara a la empresa «refrescante» es larga:
Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC), Real Academia de Medicina, Universidad Autónoma de Madrid, Consejo General de Colegios de Farmacéuticos, Sociedad Española de Nutrición, Asociación de Diplomadas en Enfermería de Nutrición y Dietética, Universidad de Barcelona o CEU.
Resulta paradójico que una marca de bebidas cargadas de azúcar se convierta en adalid de la causa de la hidratación, que consiste en recuperar agua perdida no en «azucararse».
La industria alimentaria ha copiado las prácticas de la industria farmacéutica cooptando a las sociedades profesionales que les den marchamo de autenticidad y preocupación por la salud, algo tan necesitado por Coca Cola, referente de la comida… ponedle vosotros el calificativo.
Ya hace tiempo que dejé de beber Coca Cola. Mucho antes de que se hiciera con el control de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN). Una empresa que nos vende una bebida con probados tóxicos dirige nuestros designios alimentarios y se rodea de entidades «saludables» para despistarnos. Dichas entidades se hacen las despistadas. Todo por la «pasta».
De qué extrañarnos si la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, su acrónimo en inglés) tiene similares conflictos de interés con los mayores fabricantes de cosas ingeribles con marchamo de alimento: Unilever, Nestle, MacDonald’s, Danone, Kraft, etc. Así lo cuenta el informe Conflictos en el menú de la imprescindible organización civil Observatorio Europeo de las Corporaciones.
Eso sí todo es muy «científico» que estamos tratando de ciencia no lo olvidemos. Cómo apuestan las alimentarias por convertir sus «alimentos» en productos farmacéuticos. En ofrecer valor añadido con la comida. Que creamos que sus productos de comer son además una fuente de salud. Qué alienante.
Personalmente creo que se tendrían que tomar medidas contra todas estas campañas publicitarias fraudulentas, en la cuales se nos muestra solo la parte «bonita» del producto. Nos venden algo que es una bomba de destrucción masiva para nuestro organismo, asegurándonos que es super beneficioso para nosotros, pero lo peor de todo es que nos lo creemos. También hay que decir que, si nos ponemos a investigar cuales son los ingredientes que componen nuestros alimentos del día a día, no creo que volvamos a consumir ni la mitad de ellos. Casi es mejor que no lo hagamos, ojos que no ven, corazón que no siente.
Cierto es desde luego que desde hace ya muchos años se ha venido presentando al médico por ejemplo el actimel. Desde que salió a la luz este producto alimenticio se estableció una linea de visitadores médicos imitando el sistema de los laboratorios farmacéuticos y se relizaron unos trípticos con tablas explicativas de los valores de defensas que proporcionaba al organismo este lácteo. Fue una campaña de presentación que le hizo ganarse un buen posicionamiento en el mercado. Que sea realidad o ficción realmente no se sabe. Lo cierto es que se vende bien sobre todo en esta época en la que hace falta un aporte extra de defensas para el organismo. El sistema de ventas de la visita médica es efecivo y rentable. Por eso es algo que lleva muchos años en marcha y cada marca quiere su porción de ventas. Por lo menos esto es algo que el médico puede recomendar si lo cree prudente, pero se lo compra el que quiere. No tiene cargo alguno para la administración. Aunque también es cierto que es un producto cargado de azúcares.
Yo solía resfriarme seguido pero desde que tomo agua de mar isotónica y uso sal integral en las comidas no me resfrío mas… la desnutrición programada como catapulta de productos «alimenticios» ¿medicinales?…
De nuevo, podemos constatar que todo este sistema de envenenamiento, eugenesia y control no es sólo responsabilidad de las multinacionales depredadores, sino que es posible gracias a la colaboración de mandos intermedios: visitadores médicos, médicos, pediatras, programas de radio y TV y supermercados que difunden los supuestos «beneficios» de los productos: a cambio de qué? Un viaje? un sueldo? o un simple plato de lentejas?