Soliris

Se disparan las aprobaciones de medicamentos pero ¿eso es bueno?

Leo en Redacción Médica que el ritmo de aprobaciones de nuevos medicamentos «parece estar recuperando el brío de antaño». Pasada la época de los blockbusters -aquellos fármacos cuya factura sobrepasa los 1.000 millones de dólares anuales-, la industria farmacéutica ha atravesado un periodo de transición en el que diversos fracasos en la I+D lanzaron un jarro de agua fría a las aspiraciones de los laboratorios. Desde el punto de vista económico esto es una buena noticia para los fabricantes pero ¿y desde el punto de vista de la salud?

Se aprueban más medicamentos y aparece un nuevo concepto: nichebuster. Son estos fármacos para enfermedades raras para las que no existen remedios y quien saca uno nuevo al mercado puede disfrutar de altos precios y un mercado pequeño pero que «no tiene más remedio» que tomarlo. Recordad cual es el medicamento más caro del mundo. Soliris Hemoglobinuria Paroxística Nocturna medicamento fármacoSoliris, para tratar la Hemoglobinuria Paroxística Nocturna (HPN). Cuesta 600.000 euros.

De ahí el acercamiento de la industria a las personas afectadas por enfermedades raras. Como puede apreciarse en ese enlace, el principal lobby de la patronal farmacéutica, Farmaindustria, lleva años presionando al Gobierno para que el sistema de patentes le beneficie aún más: Abrir el mercado medicamentoso a las enfermedades llamadas raras a cambio de un menor impulso a los fármacos genéricos (aquellos no sujetos a patente y que por lo tanto no son tan interesantes desde el punto de vista económico pues dejan mucho menos dinero al ser más baratos).

De hecho, Redacción Médica destaca:

La cada vez mayor presencia de innovaciones respecto a los últimos años se mezcla con otra tendencia, la del cada vez menor peso de los genéricos en las cifras totales».

Creo que es una buena noticia para las personas enfermas de patologías raras que haya industrias que investiguen para intentar tratar sus dolencias pero han de estar atentas a una utilización interesada de sus casos.

Por otra parte, se cita que casi la mitad de las aprobaciones de 2013 correspondieron a medicamentos que contenían nuevos principios activos. Esto sí que sería una noticia pues desde hace lustros se produce lo que considero que es un fraude científico, la aprobación sujeta a patente como si de nuevos fármacos se tratase de copias de otros ya existentes a los que se les ha hecho un cambio mínimo, SIN IMPORTANCIA TERAPÉUTICA. Son los denominados medicamentos me too.

Latuda medicamento fármaco esquizofreniaLa cifra más baja que he leído sobre el número de este tipo de fármacos falsamente nuevos es del 75% de las licencias concedidas por la FDA, la agencia reguladora de medicamentos de Estados Unidos.

Buena noticia pues sería que se estuviese abandonado esta práctica corrupta. No obstante, fue ayer la última vez que leí sobre la aprobación reciente de un medicamento neuroléptico llamado Latuda (lurasidone) para la esquizofrenia que, además de caro, no aportada nada desde el punto de vista terapéutico.

Todas estas «buenas noticias» hay que relacionarlas con los fracasos de muchos medicamentos en el apartado seguridad. Durante los últimos años, se ha observado una aceleración en los procesos de aprobación de fármacos que puede tener que ver con la dependencia de las agencias reguladoras de los laboratorios que pagan sus tasas para los procesos de legalización de sus productos.

La asociación de profesionales sanitarios por la ética No Gracias ha publicado un texto titulado Mala ciencia detrás de los nuevos medicamentos y tecnologías sanitarias. Una muestra:

La FDA es un coladero que parece estar más al servicio de las necesidades de la industria de aprobar rápidamente medicamentos e introducir tecnologías que de los intereses de los pacientes«.

La mayoría de los medicamentos tienen evidencias débiles cuando son introducidos en el mercado. Se necesita avanzar en seguimiento postcomercialización que permita la evaluación continua de la efectividad y seguridad de los medicamentos tras su introducción. Pero esto no se hace con la debida fuerza por unas administraciones públicas que no quieren perjudicar los negocios de ciertas industrias, aunque eso conlleve perjudicar a la ciudadanía.

Como veis las noticias no son tan buenas.

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3 comentarios

  1. Yo lo que pido es liberalismo. Liberalismo acompañado de información. ¿Que quieren sacar un medicamento que no está bastante testado y que aún no se demuestra su efectividad? Pues muy bien, siempre que eso esté especificado. ¿Que yo quiero cultivar marihuana o stevia y usarlas para uso personal o inclusive venderlas? Pues muy bien, dentro de la categoría, ud verá si se lo toma. Porque se llenan la boca de liberalismo pero la realidad es control y burocracia. Lo que no es liberalismo es que una gran compañía pueda hacer los ensayos clínicos -trucados- o comprar patentes o copiar productos, y un pequeño productor tenga las manos atadas y un consumidor se tenga que conformar con lo que le ofrecen las grandes farmaceúticas. Aunque no lo seamos, se nos puede tratar como mayores de edad, a fin de cuentas el mercado negro y los productos milagro van a seguir ahí de todos modos. Saludos, gracias Miguel Jara.

    1. Churruflisquis, el problema es que un medicamento y otros muchos productos puede hacer daño y este solemos admitirlo cuando al menos hay un beneficio que supera al riesgo, por eso no se deben aprobar medicamentos sin eficacia pues los daños serán mayores al beneficio con seguridad.

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