Alzheimer
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Farmacéuticas que falsifican datos sobre Alzheimer y otras irregularidades

El ministro de salud de Japón ha explicado que una decena de grandes industrias farmacéuticas han manipulado los datos de un gran estudio sobre el Alzheimer. El objetivo era conseguir más diagnósticos de esta enfermedad. La noticia, de agencias, la recoge aunque de manera muy breve, el blog Pijamasurf.

Más datos concretos encontramos en la nota de France Presse reproducida por ejemplo por Rawstory.

Alzheimer medicamentos fármacos Diovan Novartis ensayo clínico

Ahí los nombres y apellidos de las farmacéuticas implicated. No es nuevo esto de manipular ensayos clínicos bien para que «tus» medicamentos parezcan más eficaces y seguros o para que una enfermedad parezca más «preocupante» de lo que es en realidad.

Como tampoco es novedad que una de las farmacéuticas citadas, Novartis, intente engañar al público en Japón. Recordad que hace poco fue el Ministerio de Sanidad de Japón denunció a la rama nipona de la farmacéutica por publicitar de manera engañosa Diovan, un medicamento contra la hipertensión.

Según el Gobierno de Japón, la compañía suiza utilizó informes que contenían datos manipulados para promocionar este fármaco vasodilatador. En el país oriental parece que son más serios con los grandes laboratorios que por estos lares pues hace poco el Gobierno de aquel país dejó de recomendar la vacuna contra el virus del papiloma humano.

Las irregularidades parecen habituales cuando nos referimos a determinadas megacompañías. ‎La Comisión Europea (CE) multó hace poco con 10,8 millones de euros a la farmacéutica estadounidense Johnson Johnson (J&J) y otra de 5,5 millones a la suiza Novartis por un pacto para retrasar la entrada en el mercado de un analgésico genérico utilizado en pacientes con cáncer.

Pero volviendo al tema del Alzheimer que nos ocupa. A lo mejor hace falta, digo yo, manipular datos de estudios clínicos porque en general no están consiguiéndose resultados que merezcan la pena en la investigación de medicamentos para dicha enfermedad. Lo escribo tras leer la noticia del diario El Mundo que explica que los ensayos de dos posibles fármacos para esta enfermedad fracasan.

Me parece que continuamos repitiendo los mismos errores. Entre ellos, creer demasiado en la ciencia de los laboratorios privados. Estos, movidos por su «necesidad» de conseguir dinero «aceleran» los procesos de consecución de medicamentos «milagrosos» para enfermedades modernas bien extendidas entre la población aunque poco estudiadas (pareciera que interesa más el medicamento que intentar conocer las causas de la enfermedad).

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4 comentarios

  1. Parece que esta tradición de la industria se remonta a décadas atrás. Supongo que ya estarás al caso de esto, Miguel, pero la introducción de Prozac en el mercado se llevó a cabo falsificando sus datos. Siguieron los antipsicóticos atípicos como Zyprexa, Risperidona o Seroquel. Pongo un par de comparecencias de Peter Breggin y David Healy compareciendo ante la FDA, parte del documental Numb, que denuncia precisamente el uso de los psicofármacos.

    https://www.youtube.com/watch?v=VjXDDMK-Awg
    https://www.youtube.com/watch?v=zjHtBAkncgk

    Yo quisiera ver algún día el equivalente de los juicios de Nuremberg para esta chusma filonazi. Peter C. Gotzsche calcula que sólo Zyprexa ha matado a 200.000 personas, así que estamos sin duda ante cifras de guerra, de genocidio, de crímenes contra la humanidad.

    1. Nils, gracias. Estos medicamentos se dan como gominolas en las residencias de ancianos. En efecto, los mayores están polimedicados y muchas veces puede ser el fármaco el que acabe con su vida pero «como tomaba tantos» o «ya con la edad que tenía»… nadie se preocupa de la causa.

    2. Incluso dejando la cuestión de las muertes anticipadas de ancianos es más que probable que las muertes debidas a los antispicóticos en deficientes intelectuales y enfermos mentales crónicos en Europa en los 13 años de este siglo (cardivasculares, metabólicas, SNM, atragantamientos, suicidios etc) son más altas que las muertes en estas poblaciones ocurridas como consecuencia del programa de eutanasia nazi Action T4. Tal programa fue el modelo sobre el que se desarrollo luego el holocausto. La oposición fue mínima, mayormente por parte de algunos obispos del sur, el programa siguió a la callada hasta la entrada de los aliados en Alemania, y la capacidad de manipulación de la conciencia pública y las duchas de gas, ensayadas. Eso sí todo fue mucho más barato y no se torturaba a los ejecutados como a veces hacen los antipsicóticos con sus enfermedades añadidas, cuadros de hipersensibilidad dopamínica, hiperprolactemias y problemas sexuales severos, akatisias etc.

      Es Healey el que habla de «fascismo de marca» en el sentido que las farmaceuticas actúan con el motivo principal de ganar dinero sobre la base de que «su» medicina, que en efecto es simplemente otra «me too» y no más, tiene un perfil más leve de efectos secundarios en el proceso de tratar una enfermedad de manera específica. Lo cierto es que NO hay diferencia entre los efectos secundarios o reacciones adversa y las terapeuticas. Como dice Joanna Moncrieff las drogas, legales o ilegales producen estados anormales del cerebro (y a veces en todo el organismo) con perfiles diferentes, tales perfiles dependiendo del sujeto y circunstancias. El modelo de «prescripción basado en la enfermedad» es simplemente charlatanería, aun si es verdad que tales drogas pueden ser útiles para anestesiar, calmar o activar a algunos de los pacientes.

      Pero es muy difícil cambiar la opinión de alguien, incluso cuando la evidencia de que tal opinión es falsa esta bien establecida, cuando su prestigio y ganancias dependen de mantener esa opinión. Estamos en la edad virtual y la falsedad vence, tiene muchas más ventajas a corto plazo.

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