Las candidaturas ciudadanas marcan el camino de la democratización de la sociedad

Se intuía que en las elecciones municipales y autonómicas de ayer domingo 24 de mayo iba a haber sorpresas y vaya si las hubo. Y también contradicciones y cambios políticos y recambios. Os ofrezco algunas pinceladas de cómo veo yo el asunto.

-La noticia a mi modo de ver está en el triunfo de las candidaturas ciudadanas, de los políticos y políticas no profesionales. Barcelona en comú de la activista contra los desahucios Ada Colau gana en Barcelona y Ahora Madrid de la ex jueza Manuela Carmena queda segunda y con posibilidades de gobernar Madrid capital. Ambas agrupaciones son el reflejo de la institucionalización del movimiento 15M, que es mucho más que los partidos creados a su albur y que ha demostrado en parte así, cuatro años después, su enorme valía e influencia.

-Los resultados de Carmena y Colau ponen en la picota la necesidad de que las campañas electorales sean costosísimas y los partidos tengan que depender de los bancos para recibir préstamos que una vez concedidos plantean un evidente conflicto de interés; otra manera que tiene el poder financiero de «secuestrar» la democracia.

-¿Y qué ha sucedido con el bipartidismo? En realidad que aunque tocado no está hundido. El Partido Popular (PP) ha vuelto a ganar las elecciones si por ello entendemos reclutar mayor número de votos que sus rivales.

Y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) es la segunda fuerza más votada y tendrá la llave de muchos ayuntamientos y comunidades autónomas. Pero ambos han experimentado duras caídas de votos.

Tanto Esperanza Aguirre como María Dolores de Cospedal pidieron que el 15M se presentase a las elecciones y hoy pueden quedar fuera del Gobierno si tanto en la alcaldía de Madrid, a la que se presentaba Aguirre como en el Gobierno de Castilla La Mancha que quería revalidar Cospedal, se produce el entendimiento entre «los partidos del 15M» y el PSOE.

Por otra parte está por ver a qué tipo de acuerdos llegan las candidaturas ciudadanas con el PSOE pues conocidas son las críticas de las primeras al segundo.

-La otra cara de la moneda la protagonizan Izquierda Unida y Unión, Progreso y Democracia (UPyD), muy mermada por el fenómeno Podemos y quizá porque nunca estuvo a la altura cuado el bipartidismo comenzó a tambalearse y hubiera podido ser la alternativa al mismo. Seguramente la formación ha sido víctima de lo mismo que adolecen PP y PSOE, la enorme burocratización y el desapego de la realidad, aunque es justo reconocer que las bases de IU han estado con los movimientos sociales casi siempre.

El partido de Rosa Díez fue el primero que se creó como alternativa al bipartidismo y apuntaba mucho más de lo alcanzado. Quizá pudo la soberbia cuando surgió la oportunidad de aliarse con Ciudadanos y no se hizo. Es claro que ello le ha pasado factura y que los de Albert Rivera están canalizando el voto de descontento de los votantes del PP.

-Las elecciones generales en España están a la vuelta de la esquina, el próximo mes de noviembre. El panorama está muy abierto. El llamado bipartidismo es previsible que continúe perdiendo votos. La corrupción le ha pasado factura (no tanta si observamos que con la que ha caído en el PP, este partido ha perdido todas sus mayorías absolutas pero continúa siendo el más votado…).

Cómo está cambiando todo. Recuerdo que en 2007 cuando me entrevistaban en los medios de comunicación por el libro Conspiraciones tóxicas, explicaba cómo los lobbies industriales con la colaboración de los principales partidos políticos de cada región estaban degradando la democracia. Entonces me preguntaban qué se podía hacer y yo insistía en que la ciudadanía debía recuperar «el poder», organizarse para regenerar la democracia.

Confieso que entonces pensaba que todo aquello caía en saco roto. Pero cuatro años después apareció el movimiento ciudadano más importante desde el fin de la dictadura de Franco en España, el 15M y otros cuatro años después las candidaturas ciudadanas muestran el camino a seguir si de lo que tratamos es de profundizar en la democratización de la sociedad.