China continúa los arrestos por el caso de corrupción de la farmacéutica GlaxoSmithKline
Las autoridades chinas continúan depurando responsabilidades en el caso de corrupción y sobornos de la multinacional farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK) y por ello han detenido al subdirector de la Administración Estatal de China de Industria y Comercio (SAIC). El funcionario y el citado centro habrían beneficiado a la compañía británica.
Sun Hongzhi, ex viceministro de SAIC, será procesado por cohecho y malversación de fondos, según el Daily Telegraph, que cita un sitio web oficial. En septiembre de 2014 supimos que tras más de un año de investigaciones China multaba a GlaxoSmithKline (GSK) con 379 millones por sobornos en hospitales.
También se impusieron penas de cárcel de dos a cuatro años al director de la multinacional y a cuatro altos cargos. Unos meses antes se había publicado que el Gobierno de China investigaba a la compañía.
Lo ocurrido sucede en un contexto en el que desde el 1 de junio la mayoría de los fármacos en China están liberados de límites de precios fijados por el gobierno.
Para los fabricantes de medicamentos extranjeros, sin embargo y sin que sirva como excusa, la presión para reducir los precios va en aumento.
Desde finales del año pasado, muchos gobiernos provinciales del país asiático han introducido nuevos sistemas de licitación para reducir el costo de los medicamentos que se adquieren y están empujando a las multinacionales a competir más directamente con los genéricos locales, más baratos. Quizá por eso GSK ha “descuidado” su ética.
Pero los precedentes de GSK, esos descuidos, son muchos. En mayo de 2014, la compañía farmacéutica británica era investigada por la Oficina Antifraude del Reino Unido. Entonces tenía procesos similares abiertos en otros estados como Polonia, Irak, Jordania y Líbano.
En 2012, Glaxo acordó con el Departamento de Justicia de Estados Unidos pagar una multa de 3.000 millones de dólares (unos 2.300 millones de euros) por falsear u ocultar información sobre tres medicamentos y por sobornar a médicos en 2003 para que recetaran uno de sus fármacos.
En Italia, por ejemplo, en 2004 la policía italiana descubrió la concesión de comisiones ilegales y regalos a miles de médicos italianos por parte de la farmacéutica como “premio” por recetar sus productos. 4.713 personas fueron procesadas acusadas de pertenecer a una red encargada de favorecer la venta de los productos de este laboratorio.
Varios meses antes otro fiscal, esta vez alemán, relacionó a 1.600 médicos de dicho país con la obtención de importantes regalos de GSK. Otros 5.000 galenos del país germano se sospechaba que podían incurrir en las mismas faltas.
Y más recientemente gracias a las familias que han formado la Asociación de Afectados por Vacunas (AxV) hemos conocido lo que se ha dado en llamar el fraude del aluminio en las vacunas; en España se administran vacunas con hasta tres veces más aluminio (metal que puede ser tóxico usado como potenciador de la actividad inmune de dichos tratamientos) del que afirma la ficha técnica que lleva el fármaco.
El Gobierno de China ha dado un empuje contra la corrupción que ha llevado a la detención de varias figuras de alto perfil, como Zhou Yongkang, el ex jefe de Seguridad. Fue condenado a cadena perpetua por cargos de corrupción. En España tenemos indicios claros de que ocurre lo mismo por lo que multan a GSK y procesan a sus altos cargos (lo cuento en mi libro Laboratorio de médicos) sin que la Fiscalía actúe.
Cuesta creer que este tipo de empresas sean las que nos abastecen de vacunas (como la del papiloma, en su caso de la marca Cervarix) y de productos sanitarios o destinados a mejorar nuestra salud.