China también se suma a la “rebelión” contra los altos precios de los fármacos para la hepatitis C como Sovaldi
Desde que India rechazara conceder patente al medicamento para la hepatitis C marca Sovaldi no ha parado de aumentar la lista de países que se niegan a ceder a las presiones de su fabricante, el laboratorio Gilead y comprarlo a precios astronómicos.
Ahora es China quien rechaza la patente de Sovaldi y le abre la puerta a la fabricación de versiones genéricas. Las autoridades reguladoras de ese país consideraron que el fármaco no es “lo suficientemente innovador” y rechazaron su patente. El laboratorio Gilead considera que no hay posibilidad de fabricar versiones genéricas. Se abre la puerta a una “batalla judicial” para zanjar la disputa.
En Brasil la batalla es similar. Y hace poco contamos que en Argentina reclaman que el país rechace la patente de Sovaldi por considerar “exorbitante” su precio.
Una de las maneras de aumentar los precios de estos productos es perpetuar las patentes y así frenar la posibilidad de producir genéricos de estos fármacos, que podrían salvar millones de vidas.
Ante esta situación, especialistas argentinos están reclamando una nueva política en materia farmacéutica.
En el caso de los tratamientos para la hepatitis C, la Fundación Grupo Efecto Positivo (FGEP) ha pedido a la Oficina de Patentes de Argentina que no entregue a la exclusividad al fármaco de Gilead en Argentina.
Antes un senador del Congreso de Estados Unidos (EE.UU.) y rival de Hillary Clinton como candidato a la presidencia del país, ha enviado una carta al director del Departamento de Excombatientes (los veteranos de guerra) pidiéndole que rompa la patente de Sovaldi, el famoso por carísimo fármaco para la hepatitis C.
Se trata del senador Bernnie Sanders y a quien escribe es a Robert A. McDonald, máximo responsable del Departamento de Excombatientes. En su misiva, Sanders indica:
Le escribo para suplicarle que use su autoridad como director del Departamento de Excombatientes para romper las patentes de los medicamentos contra la hepatitis C y se pueda otorgar tratamiento a los excombatientes que sufren esta enfermedad“.
Todo, como cuento, comenzó cuando la Oficina de Patentes india rechazó la petición de la farmacéutica propietaria de la molécula para patentar el medicamento sofosbuvir, que así se llama su principio activo. El fármaco oral, que recibió la aprobación por parte de la Agencia Norteamericana del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) y de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), ha provocado un debate mundial por su precio.
En Estados Unidos el tratamiento completo es de 84.000 dólares (más de 71.000 euros), mientras que Francia son 41.000 euros y en España 43.500 euros – aunque el precio incluye el tratamiento combinado con otro antiviral-. Sin embargo, un estudio de la Universidad de Liverpool (Reino Unido) ha demostrado que el sofosbuvir podría ser producido por 101 dólares (85 euros) para un tratamiento de tres meses.
España ha preferido seguirle el juego a Gilead y el Gobierno, tras crear una comisión de expertos repleta de conflictos de interés con el laboratorio, decidió comprarlo para ofrecerlo a los enfermos (justa reivindicación de los mismos) a un precio desconocido pero con seguridad muy alto comparado con lo que cuesta producirlo.
El caso de los enfermos de hepatitis C sin tratamiento está poniendo en tela de juicio el precio de los medicamentos y cómo se marcan estos. Sovaldi, el fármaco que dicen que es efectivo para combatir la enfermedad tiene un coste que pone en cuestión el modelo sanitario y farmacéutico actual.