Tomar paracetamol en el embarazo puede provocar autismo e hiperactividad en el bebé

Un estudio que se ha publicado en la revista International Journal of Epidemiology establece una asociación entre el uso del medicamento paracetamol durante el embarazo y los síntomas del autismo y la hiperactividad en niños.

Los medicamentos más consumidos son dañinos por su uso indiscriminado. El último estudio anual publicado por el Sistema Nacional de Salud en España expone cuáles son los medicamentos más consumidos. El fármaco situado en segundo lugar es el analgésico paracetamol (32 millones de envases vendidos en 2013). Tratamientos que son bastante seguros, como este, usados de manera compulsiva pueden volverse peligrosos.

El estudio que se ha hecho sobre el paracetamol en embarazadas nos viene a alertar de que consumirlo en exceso durante el embarazo, podría ocasionar autismo en varones e hiperactividad en ambos sexos.

El Instituto de Salud Global (ISGlobal), en el que trabajan los autores del citado trabajo, señala que el riesgo de hiperactividad se incrementa en un 30% mientras que los síntomas de autismo, también aumentan en niños cuyas madres consumieron el fármaco durante la las primeras semanas del embarazo.

El paracetamol empezó a comercializarse en 1955 y en sólo unos años se convirtió en uno de los analgésicos más populares. Hoy en día es el medicamento genérico más vendido en todo el planeta y está presente como principal principio activo en fármacos tan populares como el Efferalgan o el Gelocatil, segundo y tercer puesto en la lista de ventas de medicamentos de nuestro país.

Para llegar a las preocupantes conclusiones de su estudio los investigadores del ISGlobal analizaron a 2.644 parejas de madres e hijos de uno y cinco años. A las mujeres se les preguntó si tomaron paracetamol durante el embarazo y con qué frecuencia lo hicieron.

Los resultados mostraron que el 43% de los niños de un año y el 41% de los de cinco años, fueron expuestos al fármaco antes de las 32 semanas de embarazo. Ese porcentaje era el que tenía un 40% mayor riesgo de hiperactividad ya que tuvieron peores resultados de las pruebas que se les aplicaron de atención, impulsividad y velocidad de procesamiento visual.

Otro resultado fue que se incrementaban dos síntomas del espectro autista, aunque parece ser que sólo en los varones. Se sabe que el cerebro es más vulnerable a influencias dañinas durante las primeras etapas de la vida, lo que este trabajo viene a confirmar.

¿Cual es el proceso por el que el popular principio activo puede dañarnos? Pues que alivia el dolor al actuar sobre los receptores de cannabinoides en el cerebro y según los autores del análisis ahora difundido, dado que estos receptores normalmente ayudan a determinar cómo maduran las neuronas y se conectan entre ellas, el paracetamol podría alterar esos procesos.

En los últimos años estamos conociendo noticias inquietantes sobre el paracetamol. Un estudio publicado en 2015 en la revista Annals of the Rheumatic Diseases indica que los pacientes que toman el analgésico de manera rutinaria tienen un 63% más posibilidades de morir inesperadamente, un 68% más posibilidades de padecer un infarto o un ictus y hasta un 50% más posibilidades de tener una úlcera o sangrado estomacal.

Para la elaboración de su investigación, se revisaron los datos de ocho estudios, que contienen el historial de 666.000 pacientes. Los hombres y mujeres analizados estuvieron tomando paracetamol a diario durante un máximo de catorce años, aunque también se incluye el perfil de personas que lo tomaban menos o casi no lo tomaban.

La agencia de medicamentos de Estados Unidos (FDA) está recomendando a los profesionales de salud, que interrumpan la prescripción y dispensación de parecetamol. En concreto, este órgano regulador se refiere a los productos de venta con receta con combinación a dosis fijas de fármacos que contienen más de 325 miligramos (mg) de paracetamol. No hay datos disponibles que demuestren que tomar más de 325 mg de paracetamol proporcione un beneficio que compense los riesgos de daño hepático.

Y no es la única institución sanitaria ni el único estudio que nos “malhable” sobre la eficacia del principio activo.  Existe una epidemia de diagnósticos de autismo e hiperactividad, quizá ahora tengamos más pistas para saber porqué.