Los chicos malos no se medican y los buenos hacen lo que quieren
Farmaindustria, el principal lobby de la industria farmacéutica en España, ha emprendido una campaña para intentar que la población tome los medicamentos que le recetan sus médicos. Lo hace porque ni la mitad de la gente hace caso a los galenos cuando le extienden una receta, vaya que NO consumen el fármaco.
La patronal de los laboratorios, siempre tan preocupada por la pública salud llama a su proyecto Plan de Adherencia al Tratamiento. Yo, que soy muy mal pensado con estas cosas, me pregunto si Farmaindustria está verdaderamente preocupada por lo que nos pueda suceder si no tomamos la medicación o lo está por su negocio, que como es lógico es mayor cuanto mayor sea el número de personas que cumplen la pauta.
Adelanto que soy bueno, de esas personas que cuando le recomiendan un medicamento necesario, efectivo y seguro lo toma.
En Farmaindustria se interesan por nosotros, son como buenos padres con sus pequeñines. Ya me parece estar oyéndoles decirme con su cariño habitual:
-Miguel, ¿te has tomado la pastillita para tu hiperactividad… periodística?
Los portavoces de los fabricantes de medicamentos nos cuentan que
sólo el 49,9% de los pacientes crónicos españoles cumplen correctamente con el tratamiento médico prescrito«.
Lo saben porque han hecho una encuesta cuyo objetivo era «realizar un diagnóstico preciso de la situación del cumplimiento farmacoterapéutico».
¿Diagnóstico? Madre mía como se enteren los médicos de que los laboratorios también hacen diagnósticos les demandan por intrusismo profesional.
Según los responsables del trabajo industrioso:
Cabe destacar que el perfil de paciente menos adherente lo representan los más jóvenes (el 71,2% de los menores de 45 años no cumplen adecuadamente con la medicación pautada por el médico) y con estudios medios (60%) o superiores (56,1%). En cuanto al género, no hay diferencias reseñables, aunque las mujeres son un uno por ciento más adherentes que los varones.
Por el contrario, según este estudio, el perfil de paciente más cumplidor con el tratamiento lo configuran los más mayores (el 63,9% de los que superan los 65 años cumplen), que viven en zonas preferentemente rurales y sin estudios medios o superiores (55,9%).
Por enfermedades, los más adherentes son los que padecen patologías cardiovasculares o diabetes, la mayoría de las veces con índices de adherencia que superan el 60%».
Parece claro que hay un problema de información y formación; las personas más jóvenes y con mayor nivel cultural se medican menos que las personas mayores, criadas en el autoritarismo de una dictadura como la de Franco y en la cultura del médico como jefe de la tribu. Quiero escribir con esto que puede haber una explicación sociológica (entre otras).
La mayor parte de los entrevistados se informan sobre su enfermedad y los tratamientos ad hoc a través de su médico pero estos tienen un competidor duro y que en próximos años le va quitar protagonismo, internet, donde según esta encuesta se informan el 22,6% de los encuestados.
Los hábitos de consulta de la información de salud en internet están cambiando. Los pacientes son ya conscientes de todo el conocimiento que tienen a su alcance y casi tres de cada cuatro ya contrastan los resultados encontrados en buscadores generales de internet con su médico de referencia.
En España, el 62 % de los pacientes consulta en internet opiniones sobre médicos antes de visitarse.
Por escribirlo de otra manera, gracias a la influencia que ejercen las farmas sobre los médicos han conseguido el sobrediagnóstico y sobremedicación de la sociedad, lo que es muy bueno para quienes venden medicamentos pero muy malo para la salud pública. No deja de ser paradójico que España sea un «paraíso» para la industria del medicamento pues somos el segundo país del mundo que más fármacos consume. Y no por medicarte más estás más sano sino más bien todo lo contrario.
Que un país se medique mucho quiere decir que no tiene muy buena salud ¿no? Y todo esto le llega al público y no le encajan luego tantas cosas.
La transparencia y la credibilidad de una industria es básica, sobre todo en este caso, para conseguir la «adherencia» a los fármacos de sus clientes. Y la farmacéutica no tiene buena imagen, como ella misma ha reconocido en diversas ocasiones. Si quieren entenderlo que lean este post del médico Salvador Casado.
Existe una epidemia de iatrogenia o daños provocados por el sistema sanitario. ¿Entendemos ahora por qué en los países occidentales el consumo de medicamentos es la tercera causa de muerte?
Y esto también llega a la población que escucha a su médico, coge la receta antes de salir de la consulta y luego se piensa si hacer caso o «darle una pensada», cosa que termina haciendo más de la mitad de los pacientes (o impacientes) como vemos.
Los escándalos de daños por productos sanitarios se multiplican, yo os resumo algunos en este post titulado Las advertencias sobre medicamentos que “parece” que no interesa publicitar.
El principal lobby de la industria farmacéutica en España ha anunciado a bombo y platillo la publicación de lo que cada compañía gasta al año en pagos a médicos y organizaciones sanitarias. Con esta medida la entidad presume de “transparencia” e intenta normalizar una práctica que en realidad puede estar escondiendo el soborno.
Farmaindustria trabaja ya para que no nos pongamos malitos por rechazar sus productos. Y lo hace matando moscas a cañonazos pues no se le ocurre potra cosa que firmar acuerdos con las llamadas sociedades científicas («más de 20») cuya falta de ética y por tanto de credibilidad va en aumento: hace poco un presidente de una de ellas reconocía que el 100% cobran de los laboratorios, una «teletienda» que avergüenza a muchos profesionales sanitarios.
La patronal no lo esconde, el pasado verano anunció a bombo y platillo la publicación de lo que cada compañía gasta al año en pagos a médicos y organizaciones sanitarias.
Hoy mismo la farmacéutica Boehringer y la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) firman un acuerdo «como socios estratégicos».
¿Cual será la estrategia, promocionar los peligrosos medicamentos anticoagulantes como Pradaxa de Boheringer, perseguir a los científicos independientes que nos advierten sobre estos productos?
Farmaindustria podría cambiar la tendencia de la gente a no medicarse quizá el problema es que tendría que reinventarse.
De todos modos, se juega su futuro como industria pues el fenómeno va a ir a más y no puede vivir sólo de rentas como la de que muchas personas sí que tienen verdaderamente que tomar su medicación.
Caballeros: eso de que «…las personas mayores, criadas en el autoritarismo de una dictadura como la de Franco y en la cultura del médico como jefe de la tribu. Quiero escribir con esto que puede haber una explicación sociológica (entre otras).» , es una tontería. Me hace acordar al «científico y el experimento de la araña» que relató otro lector.
En Argentina se diría: «Mirá Flaco que hay explicaciones, pero vos fuiste al bien al fondo del tarro para encontrar la tuya». Ya mañana «nomás» (la vida es solo una briza) se tendrá más de 65 años,…. y también empezará a aceptar con menos ofensa fallos, sentencias, decisiones judiciales apegándose más al sistema. El resto, bien.
Gran post. Muchas gracias.