Una mala autopsia puede significar una “segunda” muerte de la persona fallecida
Uno de los problemas relacionados con la iatrogenia o daños provocados por los sistemas sanitarios, como las reacciones adversas a los medicamentos, son las autopsias. Mejor escrito, las malas autopsias. Cuando una persona fallece es FUNDAMENTAL hacerle una buena autopsia que busque las causas posibles de su muerte. Pero esto en muchas ocasiones y por diversos intereses o no se hace o no se hace bien.
Un claro ejemplo de lo que os cuento lo tenemos en lo que publiqué ayer: el caso del niño epiléptico que todo apunta a que murió por consumir el medicamento Invega (y no es ni mucho menos el único que he conocido en los últimos años, a eso voy en este post).
El informe del médico forense que trató el cuerpo del niño tras su muerte creemos objetivamente que es poco profesional.
Está realizado de manera rápida y no tiene en cuenta la toxicología del propio medicamento. No se ha realizado una autopsia médico legal adecuada y responsable, pues nunca tuvo en cuenta la posible relación de causalidad entre la ingesta del fármaco Invega y el deceso.
No se contempló el estudio de la ficha técnica del fármaco, ni la literatura científica, ni el uso fuera de la indicación aprobada por las autoridades sanitarias que estaba haciéndose del tratamiento, ni que no existen estudios científicos que avalen que ese producto es bueno para niños epilépticos.
Si NO SE BUSCA no se encuentra.
Como ese informe forense no vale para poder juzgar el caso, solicitamos al juez que se haga una nueva autopsia médico legal enfocada en la sospecha del medicamento.
Por poner otro ejemplo cercano en el tiempo. El de Alejandro, el niño manchego que murió pocas horas después de que se le pusiera la vacuna Varivax, de la varicela.
El forense se limita a poner en su informe que el pequeño tenía los pulmones encharcados y que sufrió un edema agudo de pulmón, hace referencia al paracetamol que los padres le dieron al niño para intentar bajarle la fiebre pero NO cuenta nada de nada de la vacuna, algo imcomprensible además de contradictorio.
Si NO SE BUSCA no se encuentra.
También está el caso de Juan Santos Sierra, que murió en un ensayo que hacía el laboratorio AstraZeneca con un medicamento para el lupus, que él padecía. NO se hizo autopsia. Así, directamente. Una persona muere en circunstancias supuestamente controladas, en un experimento médico y los responsables del mismo no hacen la autopsia para conocer qué le produjo la muerte a su paciente.
Por todo esto y mucho más, en el > estamos trabajando con el Foro Iberoamericano Ciudadanos y Salud para impulsar un proyecto que pretende mejorar la seguridad del paciente en relación al consumo de medicamentos y productos sanitarios.
Lo que se busca es el establecimiento de las autopsias sistemáticas para dirimir las consecuencias de los fármacos que el finado estaba tomando en el momento de la muerte o poco antes.
Lo primero que vamos a hacer es constituir un grupo de expertos multidisciplinar que culminará con la realización y presentación de una monografía que siente las bases legales del proyecto en el marco forense actual.
El “Grupo medicamentos y autopsias”, que así denominamos este proyecto, pretende extenderse por los países de habla en castellano y más allá. Ser realizarán análisis, estudio, difusión y comunicación de acciones de fomento de la realización de autopsias médico legales de calidad.
Lo que pretendemos en suma es que la situación que he descrito con esos tres ejemplos y que es representativa de muchos otros similares, cambie: que se busque para poder encontrar pues una mala autopsia puede significar una “segunda” muerte de la persona fallecida, ya que sin saber qué ha ocurrido con nuestros seres queridos no podemos hacer bueno aquello de que descanses en paz.