El brote de sarampión de Navarra no tiene nada que ver con supuestos «antivacunas»
En la Comunidad foral de Navarra se produce un brote de sarampión. Lo padecen mayoritariamente personas que cuando nacieron aún no existía la vacuna contra el sarampión. Aún así, hay medios y comentaristas que achacan ese brote a los denominados «antivacunas». Os ofrezco algunas verdades incómodas y reflexiones sobre ese «peligroso movimiento antivacunas».
Los informes de vigilancia epidemiológica del Gobierno de Navarra documentan que siguen detectándose casos nuevos de sarampión. En lo que va de 2017 se han notificado 49 casos en dicha comunidad foral de los cuales, 46 se han confirmado.
En la prensa navarra han aparecido en los últimos meses publicaciones en las que se hace responsables de ellos a las personas denominadas «antivacunas» (sigue sin quedarme claro a qué se refiere el término: ¿a quienes están en contra de cualquier tipo de vacunación?, ¿a quienes por lo general vacunan pero tienen dudas sobre algunas vacunas en concreto o en los modos de aplicarlas? ¿es «antivacunas» quien de pequeño recibió todas las dosis recomendadas pero de mayor ha descuidado las dosis de recuerdo?).
El caso es que la realidad no nos estropee una noticia ¿verdad? Escribo esto con ironía, claro, porque, como el propio informe de Salud Pública y Laboral de Navarra indica, la mayoría de las personas a las que se ha detectado el sarampión en dicha Comunidad han sido adultos jóvenes.
Como se preguntan en Hipertextual, publicación nada sospechosa de pertenecer a lo que ellos denominan el «movimiento antivacunas»: ¿Los antivacunas tienen realmente la culpa del brote de sarampión en Navarra? Y con acierto explican:
Los datos conocidos hasta la fecha hacen pensar a los expertos que, en realidad, al señalar a los movimientos antivacunas se está apuntado de forma errónea al origen del brote».
Y entrevistan a expertos que dicen:
No se está contando bien [el brote] al señalar a los antivacunas». Los afectados por la infección son adultos, es decir, «gente nacida antes de que la vacuna del sarampión se implantara en España de forma generalizada. Ellos no renunciaron a vacunarse», aclara el experto. A su juicio, los antivacunas «pueden tener responsabilidad en que haya más virus circulantes pero justo a los afectados por el brote no se les puede culpabilizar». «Aunque no puede descartarse que alguno de los casos hubiera rechazado vacunarse, en absoluto este es el perfil de la mayoría de afectados».
O como explica otro experto, el médico y profesor de Salud Pública Juan Gérvas:
Los nacidos antes de la vacunación generalizada contra el sarampión han estado excluidos de la vacunación (se implantó entonces) y han perdido la oportunidad de re-inmunizarse espontáneamente por consecuencia del éxito de la disminución de casos de sarampión en la población que conlleva la vacunación infantil. En último término, los casos actuales en adultos jóvenes son ‘víctimas de la vacuna’ (son víctimas del éxito de la vacuna; como la vacuna es eficaz, deja de haber casos de sarampión en la comunidad y por ello no hay re-vacunación natural de los no vacunados que se van haciendo mayores). Conviene tener en cuenta esta situación de vulnerabilidad de la población, como se ha hecho en Finlandia.
Las vacunas no son sólo medidas de protección individual sino fundamentalmente de protección de la población. Esto es algo que olvidan los pro-vacunas irracionales«.
La primera campaña de vacunación contra el sarampión se llevó a cabo en once provincias españolas durante 1968. Yo, por ejemplo, que soy de 1971, no había nacido y por lo tanto mis padres no podrían haberme llevado a vacunar, como sí hicieron con todas las vacunas que eran recomendables una vez que nací y fui cumpliendo mis primeros años de vida.
En la región norteña no existe un problema de «antivacunas».
De hecho, la tasa de vacunación en Navarra es particularmente alta, más que la media en el resto del país, el 97% de la población lleva puesta la vacuna triple vírica que es la que contiene cepas de sarampión para intentar evitar la enfermedad (las otras son paperas y rubeola).
Insisto en lo del concepto «antivacunas»: Si dentro del tanto por ciento tan elevado personas vacunadas del sarampión hay una parte que, por ejemplo, no opta por vacunarse con una vacuna de tan baja eficacia como la de la gripe, ¿hemos de llamarles «antivacunas»?
Y si dentro del número de personas vacunadas las hay que piensan -y escribo piensan- que cuando sus hijas estén en edad de recibir la recomendación de vacunarse contra el virus del papiloma humano no van a vacunarlas, ¿son «antivacunas»? A mí en el colegio del Opus al que iba cuando era niño y luego jovencito, me decían que el sexto mandamiento del catecismo católico podía incumplirse con el pensamiento.
Y si una parte de las personas que no ofrecen la mínima excusa para considerarlas «antivacunas» decide que la nueva vacuna del meningococo no ofrece aún las suficientes pruebas de eficacia y seguridad y que, de momento, no va a utilizarla, ¿le incluimos ipso facto en el «peligroso movimiento antivacunas»? (lo he leído así: El origen del peligroso movimiento antivacunas, del autor de la información en el medio navarro que enlazo arriba o en la misma Hipertextual, también mencionada: Los países del mundo donde triunfa el peligroso movimiento antivacunas.
No sé, yo tengo mis dudas, espero no atentar contra ningún mandamiento de la «Santa Iglesia Sanitaria».
El hecho de estar vacunados no nos garantiza que las personas no padezcan las enfermedades, mi hijo se vacuno contra sarampión, varicela y paperas , y se contagio con todas, incluso las paperas, la pediatra no quería diagnosticarla porque la enfermedad supuestamente estaba erradicada en el territorio y suponía tener que hacer muchos informes para declarar que habían afectados, y tuve que tratar a mi hijo como se hacia en los viejos tiempos y con medicina alternativa en la casa.Pienso que todos los extremos son nefastos, si retiramos a los niños cuando se enferman de los colegios y no los incorporamos hasta estar sanos ,no habrían tantas epidemias, y se podría controlar mejor la enfermedad, no tendríamos que abusar de las vacunas y los médicos , podrían realizar mejor su labor, la prevención es la base de la salud, educar a la población.
https://elpais-com.cdn.ampproject.org/c/s/elpais.com/internacional/2017/08/12/actualidad/1502551405_891649.amp.html
Movimiento antivacuna exista o no exista está dando muchos problemas en la sanidad , no solo la española también en otros países , recuerden que mucha gente , desconocedor del tema , han tomado por propia cuenta el No vacunar a sus hijos con las correspondientes consecuencias , lo mucho ganado en los últimos años en la lucha de enfermedades se está yendo al garete por este tipo de actos , la salud es una responsabilidad de todos .
En España, estas vacunas preventivas. Como la del sarampión:
1.- ¿Son prescritas o solo recomendadas?
2.- ¿Quién firma la orden de vacunación son los padres, tutores, o un profesional sanitario, o la administración pública. privada, la farmacia ?
3.- ¿ En el mismo acto de la vacunación se entre el contrato del seguro con cláusulas como las indemnizaciones en caso de efectos adversos?
4.- ¿ Se advierte por escrito que este tipo de vacunas, NUNCA han podido demostrar su EFICACIA, es decir, NO SON EFICACES por ahira, porque no se puede llevar a cabo un experimento si los sujetos TODAVÍA están sanos y no padecen esa enfermedad?
Hace una exposición más que clara de la cuestión y descubre una mentira por parte de ese medio de comunicación (mejor dicho, dos, porque el brote de sarampión no se puede deber al movimiento antivacunas ya que en España no existe tal movimiento).
Pues bien, esto mismo le argumentaba el otro día una persona a uno de nuestros entrañables amigos «escépticos» y ¿sabe qué?: que nuestro querido cancerbero de la Zienzia zanjó la conversación con un «ya, pero no hay que darles argumentos a los antivacunas».
Vino a reconocer, sin despeinarse, que con tal de quedar por encima como el aceite y con tal de hacer prevalecer su opinión, si es necesario se apoya una noticia -mentira y se acusa a quien haga falta, o sea, a los de siempre.
Y todo esto despues de que se demostrarse publicamente que el sarampión no existe por el tribunal supremo federal de Alemania y por el virologo Stefan Lanka.Lo que nos lleva a pensar si el virus no existe que contiene pues esas vacunas?….
https://www.google.es/amp/www.abc.es/sociedad/abci-brote-sarampion-rumania-sufre-campanas-antivacunas-cobrado-32-vidas-201708141050_noticia_amp.html
Si el sarampión no existe , ya me dirá usted de que se han muerto 32 personas por dicho brote , .
De verdad es patetico y de críos atreverse a soltar semejante CHORRADA
«Las vacunas no son sólo medidas de protección individual sino fundamentalmente de protección de la población» esto en un estado que adhiere al paradigma de los derechos individuales es inaceptable. El efecto rebaño no es sujeto de derecho.
Los nacidos en 1971, como yo mismo, no somos «adultos jóvenes», por desgracia.
Dicho esto, seguramente todo lo expuesto es verdad, pero «la mayoría» es algo tan general y sin datos que no dice nada.
Querido Miguel, creo que tienes mucha razón en algunas de las afirmaciones que haces en este post pero me temo que no estoy de acuerdo en otras.
En primer lugar, coincido contigo en que se debe evitar meter en el mismo saco de los «antivacunas» tanto a los movimientos más radicales (los que utilizan reclamos del tipo STOP VACUNAS) como a aquellos que, aun apreciando perfectamente el valor de las vacunas, se plantean algunas decisiones concretas.
También estoy de acuerdo en que no es ético ni correcto echar la culpa a los «antivacunas» cada vez que se produce un brote de una enfermedad vacunable. Es cierto que esas ocasiones en las que la población está especialmente sensibilizada por el tema nos han de servir para recordar la importancia de la vacunación, pero esto no justifica la manipulación de la realidad, obviamente; ni siquiera por el bien común.
Dicho esto, creo que en tu post tú mismo cometes algunos de los errores que criticas. Por ejemplo, no se puede afirmar (y menos en un titular) que «El brote de sarampión de Navarra no tiene nada que ver con supuestos “antivacunas”». En ciencia puedes llegar a afirmar con bastante probabilidad que una cosa tiene que ver con otra, pero concluir taxativamente que dos cosas no tienen nada que ver entre sí es prácticamente imposible. En el propio artículo de Hipertextual que mencionas, después de decir «El brote de sarampión en Navarra no ha afectado a personas contrarias a la vacunación» añaden «aunque el movimiento antivacunas sí pueda tener responsabilidad en el incremento de la circulación del virus». Esta última parte no queda reflejada en el título de tu post.
Por otra parte, en este mismo artículo de Hipertextual no queda claro del todo quiénes son los afectados. Mientras que reproduce el Twit de Ignacio Rosell «La «mayoría de ellos sin vacunar» es por ser ADULTOS nacidos antes 1978″ por las edades de los afectados que da el artículo en un destacado ni se puede decir que «la mayoría de ellos sin vacunar» ni que «son adultos nacidos antes de 1978». En el artículo de Hipertextual esto no deja de ser una pequeña incongruencia entre una opinión y unos datos, mientras que el resto del texto está – según mi opinión – excelentemente trabajado y documentado. El problema es que si se extraen unas partes de este artículo y no otras, se puede dar una falsa interpretación del problema.
Mi grupo publicó hace un año el Informe Quiral 2015 «La comunicación pública sobre las vacunas» (http://bit.ly/2txJj6c) con muchas más reflexiones y recomendaciones sobre las vacunas y su comunicación pública.