La hamburguesa sin carne y “de laboratorio” cuya inocuidad no está comprobada
En Estados Unidos, país “de la hamburguesa”, venden una de estas cuyos ingredientes no han constituido nunca parte de la alimentación del ser humano. Se trata de una hamburguesa que no tiene carne. Su ingrediente principal, creado con ingeniería genética, es leghemoglobina de soja (abreviado en inglés SLH), conocido también como “heme”. Pero se vende sin control de su inocuidad para la salud.
El “heme” es una proteína de diseño que agrega color y sabor parecidos a la carne. La compañía que fabrica tan polémico bocado, Impossible Foods, reconoce que la leghemoglobina de soja no se utiliza en la dieta humana ni en su forma natural ni en su forma “de laboratorio”. La noticia está en el enredo legal sobre la inocuidad alimentaria del invento.
A pesar de mostrar como atractivo comercial las propiedades colorantes de “heme”, Impossible Foods no trató de que la agencia que controla los alimentos en USA, la FDA (conocida también por ser quien controla los medicamentos) aprobara el ingrediente como colorante, proceso con normas muy estrictas.
El New York Times y grupos ecologistas como Amigos de la Tierra o Grupo ETC, han conseguido documentos, entre otros de la FDA, que prueban que Impossible foods, dueños de la patente de la hamburguesa imposible que supuestamente “sangra”, no ofreció una prueba adecuada de la inocuidad de la proteína genéticamente alterada que le da a la hamburguesa su sabor a carne y su color.
Impossible Foods sacó al mercado el producto pese a que la compañía había admitido a la FDA que le faltaba realizar pruebas de seguridad sanitaria. Los documentos afirman que según la FDA los argumentos presentados por la empresa no establecen la seguridad del ingrediente SLH para consumo, ni apuntan a una inocuidad general.
Desde el Grupo ETC explican que
la FDA dijo a Impossible Foods que su hamburguesa no alcanzaba los estándares de inocuidad, y la compañía admitió que no conocía todos sus ingredientes. Aún así la ha vendido a miles de consumidores incautos”.
Piden que la compañía de “alimentos imposibles” retire del mercado sus hamburguesas hasta que la FDA establezca la seguridad del producto y se ofrezcan disculpas a quienes fueron puestos en riesgo.
En sus discusiones con la FDA, Impossible Foods también admitió que una cuarta parte de los componentes del ingrediente “heme” son 46 proteínas adicionales “inesperadas”, algunas no identificadas y ninguna que haya sido sometida a pruebas de inocuidad para la salud humana.
El caso de la hamburguesa imposible plantea preocupaciones que rebasan el tema de la imitación de un producto. Tratamos de ingeniería genética extrema o biología sintética, una tendencia de producción de comida procesada totalmente en laboratorios (carne, lácteos y otras proteínas que se hacen en un tubo de ensayo en vez de proceder de un animal).
Mientras la hamburguesa imposible se coloca como el ejemplo perfecto para promover esta tendencia de comestibles hechos en laboratorio, otras empresas, como PerectDay (que hace leche de vaca con biología sintética) y Clara Foods (que vende claras de huevo sintéticas también), aprovechan la coyuntura para colocarse mejor en la carrera comercial.
Así como los biocombustibles fueron lanzados como la “solución limpia” al cambio climático hace una década, los inversionistas en la tecnología de comestibles sintéticos intentan ahora capitalizar la defensa de los derechos de los animales a través de la “crianza molecular”.
El rechazo popular a estos experimentos “gastronómicos” es mayoritario, aunque llama la atención que no sea más rotundo.
Un estudio realizado en Estados Unidos en 2013 por Hart Research encontró sentimientos negativos hacia los aditivos alimentarios producidos con biología sintética en 61% de los consumidores consultados.
Las encuestas también muestran que los consumidores buscan tener cada vez mayor información sobre el contenido de transgénicos en las etiquetas de los productos, pero hasta ahora, la mayoría de las empresas que venden productos con ingredientes derivados de biología sintética, incluyendo Impossible Foods, no los están etiquetando.
Podéis leer (en inglés) los documentos de Impossible Burger obtenidos mediante las leyes de acces a la información de Estados Unidos. Para más información y análisis sobre el problema de los productos “animales” producidos en laboratorio, ver la base de datos en línea sobre ingredientes derivados de la biología sintética, que incluye “heme” de Impossible Foods, del Grupo ETC.
No sabes lo que es biología sintética. Biología sintética no es producir alimentos en el laboratorio mediante proteínas modificadas genéticamente, o leche producida por bacterias (lo que no es nada malo, pues ayudaría a eliminar los efectos medioambientales de la ganadería). a biología sintética es crear nuevos seres vivos, no ya modificar un gen de forma puntual, como es tan fácil hacerlo ya, sino, por ejemplo, crear una bacteria de la nada, de forma que sepamos exactamente como funciona su metabolismo, y haciéndola mucho mas eficiente para el objetivo que se desee, como pueda ser la producción de fármacos, de bioplásticos, para biorremediación de ecosistemas… Tristemente, ya no vivimos en esa época en la que todo avance es visto con admiración, sino en la de que cualquier innovación es vista con recelo por gente que se gana la vida vendiendo sus opiniones.
Gracias por tu explicación. El recelo que mencionas, que es cierto, se produce cuando no hay transparencia y por tanto el derecho de la población a estar informada no se ejerce. También por el uso comercial que se le dan a las nuevas tecnologías, por encima del uso social.
El mejor lugar para comer el hogar libre de remordimientos mas sano y más económico, y ala hora de comprar en el mercado leer muy bien lo q vamos a comprar, abrir muy bien los ojos creo q ni carne podremos comprar en un futuro no lejano.