Más allá de los transgénicos, los productos OGMs 2.0: Ingeniería genética extrema
Las modas tecnológicas se presentan como buenas sin discusión para todos. Una de ellas es la denominada “biología sintética”, una disciplina que, a diferencia de la biología, no se basa en el estudio de los seres vivos, sino que posee como objetivo el diseño de sistemas biológicos o productos que no existen en la naturaleza. Uno de los ámbitos en los que está expandiéndose es la alimentación.
Hasta 194 países han firmado el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) de Naciones Unidas que urge a los estados a regular la denominada biología sintética, una nueva forma de ingeniería genética extrema. Hasta ahora, los organismos derivados de la biología sintética se han fabricado y comercializado sin regulaciones internacionales y existen cada vez más productos de este tipo listos para salir al mercado.
Hace poco publicábamos que en Estados Unidos, país “de la hamburguesa”, venden una de estas cuyos ingredientes no han constituido nunca parte de la alimentación del ser humano. Se trata de una hamburguesa que no tiene carne. Su ingrediente principal, creado con ingeniería genética, es leghemoglobina de soja (abreviado en inglés SLH), conocido también como “heme”. Pero se vende sin control de su inocuidad para la salud.
Un informe que ha preparado la organización civil ETC Group alerta de que entre los ingredientes de la biología sintética que ya están incorporados en los productos (o están por introducirse) se encuentran versiones sintéticas de la vainilla, el azafrán, la estevia, el aceite de rosas, el pachuli, el humectante a base de escualano y sustitutos de ingredientes de origen animal.
Pese al citado Convenio, las grandes empresas se apresuran a introducir productos de biología sintética al mercado sin etiquetarlos como tales ni comprender aún sus impactos en la salud de los consumidores, en el medioambiente, a los agricultores o a la población en general.
Todo esto conlleva impactos concretos, por ejemplo, los pueblos indígenas de Paraguay han cultivado estevia, la famosa planta endulzante, durante siglos empleando saberes tradicionales. Ahora, la multinacional de los agronegocios Cargill está cooptando estos saberes para fabricar y promover un endulzante obtenido mediante biología sintética llamado EverSweet.
Evolva, una empresa de alta biotecnología, junto con IFF, líder de la rama de los saborizantes, están produciendo un sustituto del sabor vainilla con biología sintética al cual promueven como “natural”.
Millones de mujeres africanas sostienen a sus familias mediante la venta de manteca de karité, la cual producen en sus aldeas a precios de comercio justo.
Ahora, la empresa de biología sintética TerraVia está modificando genéticamente ciertos tipos de algas para que produzcan un remplazo de la manteca de karité, de la manteca de cacao y de otros aceites vegetales.
La vainilla, la estevia y el azafrán de diseño genético son sólo el comienzo de la explosión comercial de estas tecnologías que vamos a vivir en los próximos años. Muchos nuevos productos y tecnologías no reguladas están en proceso de desarrollo:
-Yogurt probiótico genéticamente modificado, elaborado a partir de bacterias y otros microorganismos diseñados para alterar tus bacterias intestinales.
–Excremento genéticamente modificado: Probióticos de diseño genético para tu mascota que harán que su excremento adquiera un olor a plátano.
-Hongos con genes suprimidos que no se pudren.
-Leche de vaca elaborada por levaduras modificadas genéticamente, es decir, no proveniente de vaca alguna.
-Aerosoles genéticos: Material genético rociado directamente sobre los campos de cultivo para manipular la genética de las plagas.
–Impulsores genéticos: Consisten en la posibilidad de “impulsar” permanentemente un rasgo de una especie (animal o vegetal) con el fin de cambiar la genética de dicha especie para siempre, por ejemplo, para hacerla dependiente del consumo de químicos o para que se extinga.
Todo esto es un grave problema por varios motivos:
-Los productos provenientes de la biología sintética son inseguros: sus efectos no han sido verificados. Los gobiernos exigen poca o nula verificación que certifique la seguridad de los OGMs de primera generación, pero esto también ocurre con los OGMs de segunda generación, sobre los que tratamos. De hecho, se deja en manos de las corporaciones la decisión respecto a lo que es seguro y lo que no lo es.
-Son impredecibles: Cualquier cambio en los genes puede ocasionar impactos no deseados en un organismo, una especie o un ecosistema. Algunos OGMs de primera generación provocaron efectos inesperados como la incidencia de compuestos químicos no deseados. Los OGMs 2.0 podrían tener efectos aún menos predecibles.
-Son injustos: Los cultivos genéticamente modificados, vinculados a semillas o agroquímicos patentados están ya desplazando a agricultores en todo el mundo. Ahora, productos de origen vegetal pueden ser sustituidos por otros generados mediante técnicas de biología sintética, la cual es promovida falsamente como natural y sostenible.
-Son insostenibles: Algunas empresas alegan que los OGMs 2.0 son la solución para la sustentabilidad. Sin embargo, muchos productos actuales producidos mediante biología sintética dependen de la producción de azúcar, proveniente de monocultivos que emplean altos volúmenes de agrotóxicos, así como de otros insumos contaminantes como el gas de lutitas, obtenido mediante fractura hidráulica, el conocido fracking.
También hay que contemplar la posibilidad de que organismos genéticamente modificados de segunda generación como las algas de diseño laboratorio podrían liberarse en el medio natural y convertirse en una fuente viva de contaminación.
Ante tanto despropósito ¿qué podemos hacer? Pues recordar una vez más que los alimentos ecológico o “bio” son mejores porque se cultivan y producen con métodos y procesos justos para la gente y el planeta. Los agricultores orgánicos no emplean OGMs, transgénicos. Podemos ser parte directa de los procesos de producción, procesamiento y consumo de nuestros alimentos y rechazar las cadenas de las empresas que nos llenan de tóxicos y productos artificiales que no necesitamos.
Gracias por la recopilacion de informacion .En mi opinion es realmente espeluznante , con estas tecnicas es posible que el ser humano no pase de este siglo.
Miguel, mi riqueza está en mis estudios de lo más diverso. Entre otros los que me llevaron a la conclusión de la conveniencia de comer en restaurante con bufé autoservicio, sin ánimo de lucro, comidas tipo casero bien elaboradas, EN PLAN ASOCIATIVO (A·S·I· “Asociación para la Salud Integral”, por “El Método Natural en Medicina”, sobre lo que tengo algunos trabajos que con gusto participaría a cuanta más gente mejor). Asociación que nos permitiría a mucha gente un quantum inmenso de libertad y de economía de tiempo y recursos (al no depender del tiempo y gasto que supone ir de compras, colocarlas, elaborarlas en plan cocinillas y limpiar y recoger los utensilios); cuando las compras al por mayor, en lo posible de productos locales y de época, abaratarían sustancialmente los productos y más si llegásemos a producir por nosotros la mayor variedad y cantidad posible. (Ello implicaría no perder ni siquiera las comidas que antes de echarse a perder del todo podrían ir a los animales y retornar nuevamente como producción; incluida la materia orgánica que debería utilizarse precompostada para la lombricultura que nos proporcionase grandes cantidades de lombrices para las aves: como alimento más indicado por natural y biológico que los granos y humus, así como lixiviados para abonar la producción hortofrutícola.)
Esto también me llevó a comprender la forma especulativa y sumamente antieconómica en que se urbaniza, con pérdida de espacio en cocinillas y salones, montón de electrodomésticos, etc.; cuando en el mismo espacio podrían habitar más gente y de manera mucho más señorial si se hubiera pensado en el bienestar real de la gente y en la economía de medios y de tiempo para liberarla para un ocio más educativo y saludable, del que también carecemos por mor de los especuladores que tanto abundan en el sistema capitalista universal. Pero ese es otro tema que no voy a desarrollar más en este momento y contexto.
Lo que si te agradecería es que para tratar sobre esa posible asociación: a emprender si fuera posible en alguna localidad que se acordase, es que me contactases a efectos de tratar el tema y ver si nos fuera posible comenzar a desarrollarlo. Yo me encargaría de administrarlo y/o gestionarlo con total transparencia y, al ser en plan asociativo el alquiler o compra de todo lo haríamos los socios, lo que implicaría ser nosotros mismos los accionistas inversores en algo con futuro asegurado. Una vez comprobada la conveniencia de asociarse tal y como preconizo en una primera realización (piloto), no tengo la menor duda de que el ejemplo fácilmente sería asumido por mucha más gente de la misma y otras localidades y, entonces, sí que podríamos tratar sobre la forma más conveniente de urbanizar para una vida futura en régimen de alta hostelería, asimismo en plan asociativo que nos permitiese eludir a los especuladores.
Un saludo y por favor contacta, pero sin perder de vista que mi única riqueza son mis diversos estudios como autodidacto. Gracias