Potenciar el sistema inmune con alimentos para combatir el cáncer
En una entrevista que publica el diario El Mundo con Josep Tabernero, director del Vall d’Hebron Instituto de Oncología y jefe del servicio de Oncología Médica del hospital barcelonés, se habla de la microbiota y su relación con el cáncer. La microbiota es el conjunto de microorganismos (bacterias, hongos, virus, etc) que vive en nuestro cuerpo, cuyo papel «se había olvidado durante mucho tiempo» y ahora está demostrando ser un actor a tener muy en cuenta.
Tenemos un kilogramo de agentes biológicos haciendo simbiosis con nuestro organismo -explica Tabernero- y, como no podía ser de otra manera, estamos empezando a ver que la presencia de determinados gérmenes puede contribuir a que los tratamientos de inmunoterapia funcionen mejor o peor».
Lo hace en una entrevista que se basa en la idea de que, como indica su título:
El sistema inmune es el mejor ejército anticáncer».
Es decir, se está trabajando en tratamientos de inmunoterapia que empiezan a demostrar eficacia y que todo apunta a que son la guía para enfrentar la enfermedad en los próximos lustros.
El asunto es bien sencillo, buscar el modo de estimular el sistema inmune para que haga su trabajo. El objetivo es el desarrollo de fármacos inhibidores de los puntos de regulación del sistema inmune, una especie de frenos que el propio cuerpo tiene para evitar que las defensas ataquen a las células sanas.
Sencilla la idea y complejo entender porqué no se ha avanzado más en esta línea, parece que la cosa llega tarde aunque bienvenida sea. Una razón de esa tardanza puede ser que, independientemente de su mucho o poco éxito, está muy instalado en la oncología oficial el endiosamiento de la quimioterapia, la radioterapia u otras de las estrategias que existen a día de hoy contra el cáncer.
Según cuenta este profesional, las cifras de incidencia del cáncer han crecido pero las tasas de mortalidad no han dejado de descender en los últimos años.
A lo que no se dedica ni una sola pregunta en la citada entrevista es a lo más importante desde mi punto de vista, a cómo incentivar el sistema inmune ANTES de padecer un cáncer.
Hoy en día sabemos que casi un 45% de los cánceres se asocian a los malos hábitos alimentarios.
Estoy de acuerdo con el oncólogo y experto en nutrición Henri Joyeux que en su libro Come bien hoy, vive mejor mañana, llama a la prudencia con esto pues resultaría peligroso difundir el mensaje de que una alimentación sana cura sin más el cáncer.
Para Joyeux, cuando el cáncer ya está en marcha sólo los tratamientos oncológicos pueden eliminarlo.
La epidemia de cáncer que sufre el mundo occidental está ligada, sobre todo, al espectacular cambio que han experimentado nuestros estilos de vida desde la década de los años 40 del siglo pasado. Por tres factores principalmente:
-La alimentación y en concreto el consumo de azúcares.
-Nuestra exposición a numerosos productos químicos tóxicos.
-El estrés y el sedentarismo.
Las personas enfermas de cáncer y quienes no deseen enfermar han de saber que cinco piezas de fruta o verduras es la cantidad mínima que deberíamos tomar cada día. 400 gramos cotidianos y uno de los mejores efectos de la dieta mediterránea tradicional en la mejora de la inmunidad. Tomar pescado azul una vez por semana reduce el cáncer renal. Los alimentos ricos en ácidos grasos omega 3 podrían reducir el riesgo de cáncer de próstata en personas con predisposición genética a padecer esta enfermedad.
La relación entre los malos hábitos nutricionales y este tipo de neoplasias está bien documentado. El aceite de oliva es la principal grasa de la dieta mediterránea. Contiene polifenoles que son sustancias químicas encontradas en plantas con potenciales efectos beneficiosos para nuestra salud. El consumo de polifenoles está relacionado con una menor incidencia del cáncer.
El perfil «terapéutico» de los polifenoles alimentarios reside en su poder antioxidante y antiiflamatorio, pueden mejorar la disfunción celular.
En septiembre de 2005 en Nature se confirmó el efecto antiiflamatorio del aceite de oliva que comparó con el ibuprofeno. Unos 50 gramos de este aceite recién prensado equivalen a un 10% de la dosis de ibuprofeno que se recomienda en adultos para aliviar el dolor en personas adultas.
Joyeux escribe que el aceite de oliva tiene efectos específicos en el tratamiento del cáncer de mama y muy probablemente desempeña un papel en su prevención.
El ácido oleico, principal ácido graso monoinsaturado tiende a normalizar la sobreexpresión de un oncogén promotor del cáncer de mama. Más interesante aún.
Es capaz de potenciar los efectos de algún medicamento oncológico como el trastuzumab, usado en neoplasias de mama. El ácido oleico reduce en un 46% el oncogén mientras que ese fármaco lo hace en 48% pero si ambos se combinan se logra una sinergia que permite lograr una disminución del 70%.
Paul Kroon, investigador sobre alimentos y salud, afirma que en el cuerpo humano estos compuestos fermentan activados por las bacterias que habitan en nuestro sistema digestivo, creando metabolitos que pueden ser beneficiosos, por ejemplo, por su actividad antioxidante. Las investigaciones indican que los polifenoles pueden tener capacidad antioxidante con potenciales beneficios para la salud. Podrían reducir el riesgo de contraer enfermedades cardiovasculares también.
Las principales fuentes de polifenoles son bayas, té, cerveza, uvas/vino, aceite de oliva, chocolate/cacao, nueces, cacahuetes, granadas, yerba mate, y otras frutas y vegetales.
En concreto, el equipo de Paul Kroon, que trabaja en el Instituto de Investigación Alimentaria, uno de los Institutos Nacionales de Biociencia en el Reino Unido, ha comprobado que los polifenoles en el té verde y las manzanas bloquean una molécula de señalización llamada VEGF, que en el cuerpo puede desencadenar el proceso que conduce a la aterosclerosis y que es una diana para algunos fármacos contra el cáncer.
La inhibición de la señalización de la VEGF por polifenoles dietéticos ya se ha demostrado en investigaciones anteriores, pero el nuevo estudio proporciona la primera evidencia de que los polifenoles pueden interactuar directamente con la VEGF para bloquear sus señales, en los niveles que se ven en el torrente sanguíneo después de comer alimentos ricos en polifenoles.
Está demostrado que el vino tinto tiene efectos positivos frente al cáncer de próstata y el de mama en los ratones. La clave está en el revesratrol que hay en la piel de la uva, otro polifenol.
En los animales que habían desarrollado ya la enfermedad el tratamiento consiguió reducir e incluso detener en el 48% de los casos, el crecimiento tumoral.
El mismo equipo de científicos publicó en 2006 en la revista Carcinogenesis los resultados de una investigación que demostraba que esta bebida también reduce de manera considerable el riesgo de padecer un cáncer de mama.
Otro potente modulador de la inmunidad que nos da la naturaleza es el propóleo. Lo producen las abejas, que no sólo dan miel. Es una resina que estos insectos recogen de las yemas de los árboles y otros vegetales y con ello recubren todo el interior de sus colmenas para mantener un ambiente aséptico. Es pues también un buen antifúngico.
En los pequeños animales a los que se han introducido tumores malignos de origen humano, el propóleo actúa activando la inmunidad y aumentando la eficacia de la quimioterapia para la eliminación del cáncer.
También está demostrada la eficacia del polen de colza y de castaño en la prevención de las metástasis del cáncer de mama en los ratones (el primero en casi un 40% y el segundo en casi el 25%).
Como concluye Henri Joyeux: Si el propóleo mejora la inmunidad de los ratones, también debería de servir para mejorar en el organismo humano la eficacia de la quimioterapia y reducir sus efectos negativos. En cualquier caso, esta sustancia es tóxica».
La pregunta es ¿por qué no se investiga más el poder «sanador» de los alimentos y por qué no se dan facilidades tanto para esa investigación como para el desarrollo de tratamientos que tengan como objetivo las afecciones mencionadas?
La respuesta a la pregunta final es obvia y por ella innecesaria.
Para variar, no enlaza fuentes de sus mentiras. No, hoy no sabemos que el 45% de los cánceres vienen por malos hábitos alimentarios. Lo que sí sabemos es que 2 de cada 3 cánceres no están relacionados con el estilo de vida.
La fuente está citada: el oncólogo y experto en nutrición Henri Joyeux en su libro Come bien hoy, vive mejor mañana (Planeta, 2017).
Enlaza tu fuente Pablo.
Así podremos ir allí a decir que también es mentira.
Hombre, Miguel, para decir que sabemos algo nos tenemos que basar en algo más que lo que diga un tipo, ¿no? Conviene enlazar a fuentes primarias para tener alguna credibilidad. Como esta:
http://www.sciencemag.org/lookup/doi/10.1126/science.1260825
Pablo si estás contra «las mentiras» de Miguel porqué vienes aquí. Vete a tomar pastillas, fumar y otras cosas sin problemas.
Toma mucha quimio, que es muy muy (in)eficaz
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15630849
Feliz Navidad