La “moda” de hacerse tests genéticos para conocer antepasados (¿y enfermedades?)
Los extraordinarios avances en el ámbito de la genómica que se han producido durante las últimas décadas nos han abierto a nuevos conocimientos y posibilidades. Y también se han desarrollado mercados y negocios. Han surgido empresas que, con las muestras que les envíes, estudian tu ADN y te dicen quienes y de dónde son tus antepasados.
Antes del año 2000 era imposible para una persona hacerse un test genético con la intención de saber más o encontrar a sus antepasados por el precio prohibitivo que tenían. Sin embargo, desde el año 2010, el precio de estos equipos se abarató (costaban unos 200 euros de media y hoy, ocho años después, bajan de los 100 euros). Esto está desarrollando enormes bases de datos genéticas con datos de millones de personas. Quizá la empresa más grande dedicada a ello es MyHeritage, una compañía afincada en Israel que surgió con la popularización del genoma.
Podría parecer que no mucha gente quiere exponer su información más íntima, la de su constitución como persona que le conecta además biológicamente con otras miles de personas que son sus antepasados pero existen millones de personas en el mundo que actualmente están compartiéndola.
La base de datos de la citada empresa tenía hace meses la información genética de más de 1.250.000 personas.
Para que se pueda cruzar con la de otras personas y obtener coincidencias, que se revelarán a los implicados, los usuarios deben dar su consentimiento y esos datos no se venden a otras empresas como las que se aprovechan de ese mercadeo de datos para enviarnos publicidad o spam. Eso sí, puede haber “sorpresas familiares” pues en realidad lo que te hacen es un test de paternidad así que si por ejemplo le regalas a tus padres un kit puede que te encuentres con la desagradable sorpresa de que no eres su hijo…
También hay que pensarse bien si uno quiere saber más sobre sus antepasados pues a buen seguro que no todos llevaron una vida ideal. Eso las posibilidades de “mala influencia” en nosotros de un antepasado chungo son muy pequeñas, recordad que la secuencia de ADN es idéntica en un 50% a nuestro padre y en el otro 50% a nuestra madre. Con nuestros cuatro abuelos compartimos el 25% del genoma y con los ocho bisabuelos el 12,5%. Luego cuanto más lejano es un pariente menos genoma compartimos y por lo tanto menos “parecidos” somos.
Una utilidad de este tipo de bases de datos y empresas es encontrar a tus padres biológicos si eres adoptado o por la razón que sea no los conoces.
Otro cantar ya es la posibilidad que brindan algunas compañías de tests genéticos de conocer las posibilidades que tienes de enfermar según lo hayan hecho tus antepasados. La idea puede ser sugerente (y más cara también), prevenir enfermedades ni más ni menos.
Pero enfermedades que no hay modo de saber a ciencia cierta si las padecerás con lo que la rueda de la medicalización comienza a girar si te lo tomas demasiado en serio.
La principal duda que tienen los usuarios de este tipo de pruebas es su fiabilidad. No hay manera de saber si esos tests se han hecho y con corrección y rigor. Pero hay manera de saber si fallan. Cuando una pareja compró los tests se encontró con la sorpresa de que estos no habían detectado que además de pareja eran parientes (no muy cercanos, eso sí, pero lo eran). Para ella era vital que el análisis de ADN detectara esta coincidencia genética, porque eso nos demostraría que, en efecto, no se trataba de un fraude.
Pero no fue así. A él le mostraron un montón de coincidencias genéticas en la base de datos y a ella otras tantas, pero en ningún momento la base de datos detectó el grado de parentesco entre ellos. Cinco meses después consultan de nuevo la base de datos y sí que ven que hay varios segmentos de ADN en los que coinciden. En fin, los misterios de la vida son insondables.
Una última cuestión que hay que tener en cuenta sobre todo por las personas muy preocupadas con guardar el anonimato, es que este no está garantizado. Con un ordenador, una conexión a internet y gracias a fuentes de acceso público, un equipo de científicos fue capaz de identificar a 50 individuos que habían donado su material genético para contribuir a estudios sobre el genoma.
A mi me resultó muy útil hacerme uno de estos tests. Entendí , gracias a varios genes mutados, rasgos de mi personalidad. Además me dio información sobre un gen que está implicado en la intoxicación por metales pesados, que en definitiva me ayudó a lo mismo, entender porqué soy como soy. Hay genes que están muy estudiados y te pueden dar información valiosa. La mayoría en cambio no lo están, así que hay q ser cautelosos a la hora de interpretarlos.
Al final esta solo es otra nueva movida más, no se si comercializarán o no con tu ADN, pero lo cierto es que ya lo tienen…, tu se lo has dado casi gratis y por una tontería, tienen tu ADN y saben quien eres…, si cruzan luego esos datos con Facebook, ni te cuento…, ya lo sabrán todo…, y si finalmente comercializan esos datos (aunque te digan que no), pues imagínate.