Colegios de Médicos que miran a otro lado cuando un niño muere tras recibir un fármaco NO indicado
Borja murió a la edad de cinco años tras recetarle la psiquiatra que le atendía el medicamento Invega (del laboratorio Janssen Cilag) que NO está indicado a menores de 15. El pequeño padecía epilepsia pero le recetaron un fuerte fármaco para la esquizofrenia, sin ser esquizofrénico. Pero el Colegio de Médicos de Madrid miró para otro lado.
Borja (en las fotos) falleció en diciembre de 2014 padeciendo varias reacciones adversas graves indicadas en la ficha técnica y prospecto del fármaco. Silvia, la madre del niño, que es médico sufrió la peor experiencia de su vida. Entre otras muchas cosas lo que hizo esta doctora fue acudir al Ilustre Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM) para denunciar a la psiquiatra por negligencia y actuar contra la buena praxis médica.
La aludida negó la mayor y se justificó con el argumento de que el Invega es utilizado en niños de similar edad a la que tenía Borja cuando murió mejorando la tolerancia y respuesta de otro psicofármaco muy usado por infantes como es el Risperdal.
A la Junta Directiva del ICOMEM le sirvió con eso y archivó el caso por considerar que no hubo mala praxis ni actuación negligente de la psiquiatra.
Darle un medicamento indicado para personas mayores de 15 años con esquizofrenia a un niño de cinco años recién cumplidos que padecía epilepsia, se convierte en un tratamiento off label, es decir, fuera de los patrones contemplados en la ficha técnica (documento oficial) del producto.
Hay que tener en cuenta que en el caso de Borja no hubo ajuste de dosis del peligroso tratamiento, ni nada parecido, ni anotaciones sobre ello en la historia clínica del infante, ni consentimiento informado tal y como indica la legislación, ni pruebas cardiacas, de sangre, entre otras necesarias comprobaciones de seguimiento del citado tratamiento.
Ni hubo consulta de la psiquiatra con los especialistas en neurología. El niño tomaba otros controvertidos fármacos como Depakine (Invega con baja el umbral de la epilepsia). Era un niño epiléptico y NO esquizofrénico, recibiendo un fuerte e inadecuado fármaco para la esquizofrenia.
En los casos en que se receta un fármaco en estas condiciones, más allá de las indicaciones de la ficha técnica, hay que informar de todo y pedir autorización a los pacientes y, en caso de ser un menor, se solicita consentimiento informado a los padres. Pero en este caso nunca sucedió. La psiquiatra, ni informó a los padres de los graves efectos adversos que tenía el medicamento, ni que lo estaba dando off label.
Otra gran contradicción es que Invega es un medicamento que puede aumentar las crisis epilépticas. En su ficha técnica pone que puede provocar “convulsiones (crisis epilépticas)”.
Pese a todo ello los responsables del Colegio de Médicos decidieron actuar de manera inhumana y corporativa intentado ocultar los graves errores cometidos por una médica como intentado proteger así a toda la profesión médica y olvidando tanto la muerte de un niño (¿lo primero no hacer daño?) y lo segundo que la denunciante también es médica.
No puedo dejar de relacionar este caso con la noticia que veíamos ayer en la prensa sobre que un padre había denunciado que una pediatra le había dado a su hijo un medicamento homeopático (en la noticia se aprecia que puede haber mala praxis también en esta intervención pero parece que el reclamo mediático se ha centrado en que el tratamiento es homeopático).
En un informativo de la televisión vi que el presidente de los colegios de médicos de España, Serafín Romero, recordando el posicionamiento de ellos contrario a la homeopatía. El propio Colegio de Médicos de Madrid excluye la homeopatía de su práctica, exclusión que «pretende marcar una clara frontera entre el conocimiento con evidencia científica y el que no la tiene».
Parece que atender los ruegos de una madre y médica que ha perdido a su hijo porque han experimentado con él un medicamento de manera pseudocientífica y alegal (sin pruebas científicas ni autorización oficial) no interesa tanto como lo otro al ICOMEM.
A esto como mínimo se le llama hipocresía y defender los intereses comerciales de empresas poco interesadas por la salud de nuestros hijos.
La receta ilegal de fármacos fuera de indicación entre médicos e industria farmacéutica hoy es algo muy extendido, «normalizado».
Hay que matizar que el médico puede recetar fuera de indicación, si no hay contraindicación, ahora bien, como siempre recuerdan los colegios de médicos: se deben ceñir a la estricta evidencia científica. Si no hay estricta evidencia científica, no se debe recetar un fármaco no indicado y peligroso para un niño. Cosa que en su respuesta a Silvia el ICOMEM olvidó.
En el llevamos el caso de Borja y su familia. Estamos en fase de investigación penal; la psiquiatra está siendo investigada y ya ha declarado ante el juez el laboratorio Janssen Cilag como fabricante de Invega.
Qué poca vergüenza y que engañada tienen a las personas tanto la industria farmacéutica como la psiquiatría. Yo sufrí las consecuencias del Palmitato de Paliperidona (INVEGA, XEPLIÓN…) y son horribles. Esos fármacos destruyen el cerebro y te dejan fisicamente hecho un vegetal. Siento muchísimo la muerte de Borja. Espero que se haga justicia con éste y otros casos. Yo llevo años luchando contra esta mafia.
Gracias una vez mas Miguel Jara por tu labor y lucha constante.
Es evidente que se mide con doble rasero: uno para la medicina convencional y otro para las terapias complementarias, de las cuales la Homeopatía es la más perseguida
¿Dónde ha quedado el «primum non nocere» del juramento hipocrático? Por no hablar de la manipulación que está sufriendo el código deontológico médico para perseguir a quienes utilizan otras opciones terapéuticas.
¡De juzgado de guardia!… Y de pena
Certamente conocen lo médico dinamarquês Peter Gøtzsche y su libro «PSICOFÁRMACOS QUE MATAN Y DENEGACIÓN ORGANIZADA» ex-Ddirector del Nordic Cochrane Center de Copenhague -está tudo explicado!