Las bebés transgénicas de China. Abierta la puerta a la creación de humanos modificados genéticamente
Hace unos días conocimos la noticia llegada de China sobre que unos científicos habían creado dos bebés modificados genéticamente. Un científico chino, He Jiankui y su equipo, afirman haber creado los primeros bebés transgénicos. Son dos niñas nacidas hace “varias semanas” mediante la técnica de edición de genes conocida como CRISPR para mutar un gen y hacer a las pequeñas resistentes contra el virus causante del sida.
La investigación no se ha publicado en ninguna revista científica especializada, donde debería haberse sometido al análisis de otros expertos. Así que sin estar confirmada ha levantado un gran revuelo por lo de atentado a la ética y los códigos de conducta académicos que supone hacer este tipo de experimentos en secreto.
El científico ahora en el ojo del huracán cuenta que las niñas fueron concebidas mediante inseminación artificial. Tras la fecundación, el equipo científico inyectó reactivos CRISPR, una especie de tijeras moleculares de precisión, en el embrión para inactivar el gen CCR5. El fin era modificar el gen que el virus utiliza como puerta para introducirse en el sistema inmunológico humano.
El padre de las bebés es portador del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida y nunca pensó que podría procrear. A He Jiankui no le parece que haya problema ético alguno pues lo que ha hecho es “abrir una igualdad de oportunidades para tener familias sanas”.
La edición genética, que se llama así porque es como un cortar y pegar secuencias de genes, es aún experimental y las leyes europeas y estadounidenses prohíben realizar esto en humanos. El problema es que está asociada con mutaciones fortuitas, no previstas, capaces de causar problemas genéticos en la vid de quienes han sufrido ese “juego de genes” y entre los riesgos está el desarrollo de cáncer.
Los científicos críticos hablan de una ruleta rusa genética y de usar a bebés como cobayas transgénicas. Quienes están a favor dicen que no se trata de hacer bebés “a la carta” sino intentar evitarles posibles enfermedades mediante la manipulación de sus genes.
Y hay quienes piensan que si no se hace más es porque aún no se sabe hacerlo bien osea que puede ser cuestión de tiempo que lo que ahora está prohibido se estandarice. De hecho en la comunidad científica es algo que se esperaba aunque no tan temprano.
Hay quien entiende que el experimento puede ir más lejos de lo pensado más lejos pues no sólo cabe la posibilidad de que las niñas así creadas tengan efectos desconocidos, es que puede que sus hijos los hereden. Es ganas de jugar a ser dios porque los embriones estaban sanos antes de que Jiankui decidiera su particular corta pega, por lo tanto no habría ninguna ventaja de orden médico en esta actuación.
Como bien indica un reportaje de ayer mismo en El País:
Ya hay dos tipos de personas: las modificadas genéticamente y las naturales“.
Hay quienes ya adelantan parte del negocio que todo este juego de genes alumbra pues, dicen que va a ser imposible evitar la existencia de un mercado negro de edición genética. La gente querrá un niño perfecto y estará dispuesta a pagar mucho para tener uno.
¿Qué es y cómo puede explicarse se manera sencilla CRISPR o herramienta para la “edición genética”? ¿Cuales serían los usos más “perversos” que las compañías biotecnológicas están intentando darle? En una entrevista que le hice al ingeniero agrónomo y profesor de Química agrícola José Ramón Olarieta, autor del libro Transgénicos ¿de verdad son seguros y necesarios?, contestaba:
Consiste en introducir en la célula moléculas de ARN y de la enzima ‘Cas’, de manera que aquéllas son capaces de ‘reconocer’ genes de la célula que se quieren cambiar o eliminar completamente. La enzima entonces “corta” el genoma allí donde está ese gen. También se podrían añadir genes nuevos de esta manera. Se está hablando mucho de utilizar esta técnica para producir “impulsores genéticos” con el fin de eliminar especies invasoras, por ejemplo.
Se trataría de modificar el genoma de esa especie invasora produciendo un rasgo perjudicial para la especie de tal manera que este rasgo fuera heredado por todos los descendientes. Los riesgos que semejante operación tienen una escala global y las posibles consecuencias pueden ser catastróficas“.
En efecto, la creación de seres vivos transgénicos, artificiales, ya se usa en otros ámbitos no menos polémicos.
Durante el año 2012 la empresa de biotecnología Oxitec liberó millones de mosquitos Aedes Aegypti transgénicos en los alrededores de la ciudad brasileña de Juazeiro, como parte de un experimento para frenar el dengue.
Estos animales de laboratorio están modificados genéticamente para que su descendencia muera y quizá esté utilizándose también para controlar el zika.
Otro ejemplo. La organización británica GeneWatch UK y Amigos de la Tierra publicaron un informe sobre moscas transgénicas para combatir plagas en el olivo. Oxitec solicitó a principios de 2013 una autorización para liberar moscas transgénicas en Tarragona (Catalunya).
El experimento consistiría en soltar machos transgénicos para que se apareasen con moscas hembras silvestres y debido a la modificación genética, las crías resultantes muriesen en la fase larvaria.
La idea es que como las larvas no llegarían a adultas, no podrían reproducirse y, de este modo, se reduciría la población de moscas del olivo, una de las plagas principales que afectan a la producción olivarera.
Hay dos problemas con este tipo de experimentos: se desconocen sus impactos ambientales y genéticos a largo plazo y la población no está informada de los pros y contras de estas tecnologías, por lo que es bueno abrir el debate social.