Johnson & Johnson ocultó durante décadas que sus polvos de talco tenían el cancerígeno amianto
Una investigación de la agencia de noticias Reuters ha descubierto que la compañía Johnson & Johnson (J&J) conocía desde el año 1971 que sus polvos de talco para bebés contenían amianto, que es cancerígeno. La información ha sido posible gracias a los documentos internos de la empresa que están saliendo a la luz en los numerosísimos juicios que se celebran en Estados Unidos por el caso.
En efecto, en USA hay casi 12.000 demandantes por los graves daños causados por el uso intenso de polvos de talco con amianto, entre ellas miles de mujeres víctimas de cáncer de ovario. Y gracias a documentos internos, notas confidenciales y declaraciones jurídicas que la firma se vio obligada a compartir con los abogados defensores de esas personas afectadas sabemos que la empresa conocía esto desde hace décadas sin que informase a la autoridades sanitarias ni hiciese nada al respecto. El objetivo era proteger su marca, una de las más vendidas del mundo.
Los documentos muestran que al menos desde 1971 (aunque hay informes internos que datan de 1957-58 las primeras menciones al talco contaminado) y hasta principios de la década de los 2000, Johnson & Johnson sabía que sus productos elaborados con talcos contenían pequeñas cantidades de asbesto (ambos compuestos están juntos en la naturaleza).
Los ejecutivos de la compañía, los médicos y científicos y los abogados de la misma discutieron sobre ello pero sacar a la luz el asunto.
Los documentos también muestran los exitosos esfuerzos del lobby industrial que formó J&J para influir en los planes de los reguladores estadounidenses, para que no se limitara el asbesto en los productos cosméticos de talco y sobre la investigación científica de los efectos del talco en la salud.
Tantos años de juicios han producido sus condenas. Por ejemplo, en el verano de 2017 J&J fue condenada a pagar 353 millones de euros por un cáncer asociado a su polvo de talco. La cifra bate récord pero no es la única sentencia contraria a la compañía por ese motivo pues en febrero de 2016 y también en Estados Unidos (EE.UU.) otra mujer recibió 72 millones por similar caso.
Parecían inocentes esos polvitos blancos, de suave tacto y agradable olor con el que nuestras madres nos untaban el culo para que no se nos irritase cuando éramos bebés. Que se lo digan a la familia de Jacqueline Fox, la protagonista de estas compensaciones por daños y perjuicios que le llevaron a la muerte.
O a la de Ana Echeverría, que sufrió cáncer de ovarios tras utilizar durante años el polvo de talco de la compañía marca Johnson’s Baby Powder y que consiguió la sentencia de los 353 millones de euros. En julio pasado, hubo otra sentencia que condenó a Johnson & Johnson a pagar 4.690 millones de dólares a 22 mujeres que afirman que el talco les provocó cáncer de ovarios. Este es el pago más grande que la empresa ha enfrentado en su historia tras estas acusaciones.
Todo esto ha provocado el desplome en la Bolsa de las acciones de la farmacéutica. La compañía niega la mayor, para ellos no hay asbestos en su talco. Y las críticas son interesadas. También dice que hay «ciencia basura» para acusarles y que nunca han ocultado estas informaciones. Leed con detenimiento el enlace al reportaje de Reuters que ofrece muchos datos.