Mentiras, sesgos y manipulaciones del informe sobre las muertes de la medicina natural
Hace dos días comenté el llamado Primer informe sobre fallecidos a causa de las pseudoterapias en España de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP), una organización del fundamentalismo pseudoescéptico o cientifista. Concluye que lo que llaman «pseudoterapias», en referencia a lo que son medicinas o terapias complementarias o naturales, matan a entre 1.210 y 1.460 personas. Pero su informe sesgado presenta datos manipulados, inventados y falsedades con la intención expresa de dañar la imagen del sector de la medicina integrativa.
No es que lo escriba yo. Lo que sigue a continuación es un post escrito por Angelo Fasce que, como él mismo explica, perteneció a la junta directiva de la APETP «hasta hace no mucho» y que cree
que el marco general y la temática del documento son loables. No obstante, no creo que sea posible argumentar que el trabajo tenga suficiente calidad metodológica como para cumplir de forma adecuada con su objetivo».
Fasce califica de «confusa maraña argumental» el texto de la APETP y los datos que presentan en ese trabajo «simple y llanamente falsos. Y lo son debido a carencias metodológicas. El informe está hecho para proveer de
eslóganes a los periodistas y políticos de turno al ofrecer un número concreto y escandaloso que genere una de las ya habituales movilizaciones políticas por histeria colectiva, pero el contenido del texto no debería, en ningún caso, ser considerado con un mínimo de seriedad científica«.
A continuación Fasce relata los problemas del documento de la APETP que resumo mucho pues el texto de crítica es largo (merece la pena que lo leáis entero como yo he hecho):
1) La APETP, y este es un «lastre que se extiende a muchas de sus acciones y a su propio equipo directivo, tiene un serio déficit de captación de experticia. Sorprende, por la propia temática de la asociación, no encontrar ni un solo médico, enfermero, psicólogo clínico, fisioterapeuta o, en general, profesional sanitario, entre su equipo directivo».
Y es cierto, el documento es firmado por Fernando Cervera (biólogo), José Manuel Gómez (ayudante doctor del Departamento de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de Alicante) y Fernando Frías (abogado) que «no son el equipo adecuado para llevar a cabo un estudio epidemiológico tan complejo como el que han pretendido desarrollar», según el ex de APETP.
El rapapolvos de Fasce le lleva a considerar que «ningún profesional hubiera estado dispuesto a firmar estos resultados, por muy llamativos que sean, para ver cómo su prestigio y su carrera quedaban destruidos».
2) La revisión bibliográfica llevada a cabo no es satisfactoria y, sobre todo,
-como explica el autor de la crítica al informe- esto es asumido por los propios autores, no dota de suficiente apoyo empírico a los resultados que se presentan en el escrito. Algunos estudios citados presentan considerables limitaciones estadísticas que los autores no reportan en el informe y otros no guardan suficiente relación con lo que buscan justificar.
Sobre lo segundo, por ejemplo, para justificar que ‘los enfermos de cáncer que usan estas pseudoterapias tienden a retrasar más la iniciación a la quimioterapia’, apelan a un estudio de Greenle et al. (2016) que ni siquiera trata ese tema en específico y que únicamente menciona el uso de ‘complementos dietéticos’ en sentido genérico».
Por otro lado,
los cálculos están basados en extrapolaciones desde muestras muy dispares (…) y muy desfasadas (…) en un informe como este no se debería emplear datos recogidos hace 27 años, como es el caso de Risberg et al., (2003; la muestra que emplean es de 1992), que sirve de base para el primer cálculo de mortalidad presentado».
3) Por último, hay una confusión básica:
Que en una encuesta del FECYT se diga que un 1,7% de los españoles usarían una terapia alternativa en lugar de un tratamiento avalado para el cáncer no quiere decir que un 1,7% de los pacientes españoles de cáncer rechacen el tratamiento en favor de la medicina alternativa. Esa interpretación es una de las mayores barbaridades del informe».
A continuación Fasce argumenta con numerosos datos, estudios y explicaciones numerosos errores del informe y considera que
ello es debido a los enormes fallos metodológicos, a los excesos interpretativos y, sobre todo, a haber inflado injustificadamente el porcentaje de pacientes españoles tipo-muestra-de-Johnson un 1700%».
Leed el apartado dedicado a la quiropraxia. Las conclusiones del crítico del pseudoescepticismo son las siguientes:
El cálculo sobre muertes atribuibles a la quiropraxia denota todos los vicios del informe, dibujando un razonamiento auténticamente delirante. En primer lugar, el estudio empleado está desfasado. En segundo lugar, los autores del informe confunden la plausibilidad de causar un ictus por medio de ‘pseudoterapia quiropráctica’ (nótese la ridiculez del activismo lingüístico empleado en el informe), algo bien documentado con estudios de caso, con la significación estadística de dicha relación causal.
Está muy claro que la quiropraxia puede causar accidentes cerebrovasculares, pero se ha refutado que la incidencia de dicho daño directo pueda ser detectado analizando grandes bases de datos.
Al contrario, al ser un número tan pequeño de afectados debería emplearse una metodología cuantitativa mucho más detallada para poder detectar el número real de accidentes cerebrovasculares causados por manipulaciones cervicales (…) aquí la prestidigitación estadística vuelve a ser similar a la inflación del 1700% de los afectados en los cálculos anteriores, dado que los afectados por la correlación reportada por Rothwell et al. vuelve a ser engordada de forma grosera«.
Los autores del informe que pretende proteger a la población de las «pseudociencias», calculan que en España habría 660 muertes anuales por ictus atribuibles al uso de quiropraxia. Pero, como explica Fasce:
Para hacernos una idea del enajenado volumen de esta cifra y considerando que los autores suponen que nadie, ni la policía ni las autoridades sanitarias ni los expertos en ictus, ha reparado en ella, en el 2018 hubo 227 asesinatos y 1.830 muertes por accidentes de tráfico. En el 2017 fueron 618 muertes por accidentes laborales, 759 muertes por sobredosis y 442 muertes por SIDA (…) estamos hablando de una tasa de muertes increíblemente elevada, tan elevada que es imposible aceptarla siquiera como plausible».
En resumen:
No, hasta donde sabemos en España no hay 1.410 muertes anuales atribuibles a las pseudoterapias. Vamos a calmarnos un poco y no le faltemos el respeto a la epidemiología (…) lo realmente alarmante de este informe es que sus autores están tan sesgados que únicamente contemplan la posibilidad de que, pese a todas las vulgaridades de cálculo en las que incurren, y a que dichas vulgaridades siempre juegan a su favor, sus resultados sólo podrían estar infraestimando el número real de muertes atribuibles a pseudoterapias.
Entiendo la motivación de la APETP: lanzar un número redondo de muertes para impulsar el plan legislativo contra estas prácticas que lleva tiempo anunciando el gobierno del PSOE. Pero la idea se les ha ido completamente de las manos y han acabado publicado un documento que suda fanatismo y politiqueo de la peor calaña.
Y no termina ahí su crítica pues opina:
Un informe sobre muertes es algo muy serio que ha de colmar expectativas científicas con datos sólidos en lugar de cubrir expectativas políticas lanzando datos falsos pero fácilmente rentabilizables. Pese al efecto inmediato de haber generado titulares y la consecuente histeria social, tan provechosa políticamente, un informe tan falaz como este hace mucho daño a la credibilidad de discursos perfectamente racionales como la defensa de la práctica clínica basada en evidencia (…) no todo es política, impacto mediático y manipulación de la opinión pública. Defender el pensamiento crítico, bien, pero no así».
Para concluir, comentar que esta asociación, la APETP, es una de las que inspiran tanto a la Organización Médica Colegial (OMC), que representa a todos los médicos de España, como a los Ministerios de Sanidad y Ciencia, para impulsar su campaña contra lo que denominan «pseudociencias» o «pseudoterapias».
Mª Jose Mtnez A. ,colega,acabo de hablar con tu hmno Paco
Llevo años en medicina natural. (ahora se llama integrativa , como sabes )como paciente y estudioso-me forme como acupuntor en Fac. Med,Sevilla y Col.Medicos y Esc.Nei-Jing ..y SI ..hay todo un complot….que gracias a Dios ya se esta desmontando,
en contra de tu praxis medica y de tantos….
Bueno espero charlar contigo algún día y animarte a esa medicina mas honrada que practicas
Un abrazo mu fuerte desde Sevilla
Lo más difícil de digerir es que el gobierno se escude en ese tipo de informes que son Pseudocientificos por no llamarlos “grandes mentiras malintencionadas” de un grupo de personas que nada tienen que ver con la sanidad y que con un sesgo brutal intentan influir en una decisión que va a afectar a miles de profesionales, y ciudadanos.
Yo, como presidente de la AEUQ (Asociación Española de Usuarios de la Quiropráctica) que representa a muchos miles de personas que confían en los quiroprácticos, pido que este informe de la APETP sea no solo no tenido en cuenta sino denunciado como una verdadera “noticia falsa” .
Convengo con el Sr. Alonso en la valoración del peligro cierto de que, viniendo de donde viene, incluso este autoproclamado «informe» influya en decisiones políticas que pueden acarrear masivas consecuencias negativas.
Asistimos perplejos a un auténtico fenómeno de comunicación: el que está protagonizando el MEADO en nuestro país. Algún día, cabe conjeturar, será estudiado en ámbitos universitarios de periodismo y comunicación. No tanto por el método, pues la mentira, la manipulación, el sesgo de informaciones y medios, el hostigamiento, la calumnia, el escarnio, la amenaza y la represalia son las viejas técnicas para los objetivos totalitarios de toda época. Lo sería, estudiado, por la rapidez de efectos, por su inmediata eficacia, por su imparable progresión. Una auténtica blitzkrieg perfectamente orquestada, aplicada al cambio de pensamiento, valoración y actitud de masas ante los cuidados complementarios no «validados por la ciencia». A cada quien su mérito.
– Sin ser expertos ni prácticos en nada relacionado, se sientan en toda tertulia, mesa de redacción, ponencia y debate que se precie sobre recursos sanitarios no convencionales, con ceño displicente y media sonrisa de perdonavidas.
– Sin ser médicos, se sientan en el Observatorio de la Organización Médica Colegial, creado para la eliminación indiscriminada de todo ejercicio médico no ajustado a la «evidencia».
– Sin ser profesionales sanitarios ni usuarios regulares de recursos complementarios (como sí refiere serlo el Sr. Alonso), antes bien, al contrario, declarándose públicamente sus detractores, se sientan en los Ministerios de Sanidad y de Ciencia, al punto de que sus «propuestas de actuación» son «tenidas en cuenta» en el diseño de un Plan para la protección de la salud frente a… pseudoterapias, por supuesto.
La diabólica eficacia del control mediático mediante la imposición veloz de una cierta narrativa, sin tiempos ni procesos de maduración sociales para su asimilación o rechazo. Lo que el propio Ministerio consideró «terapias naturales» en su informe de situación de 2011, de cara a su posible regulación futura, se han convertido de la noche a la mañana, al dictado bajo presión del MEADO, en «pseudoterapias». Todas. Las 139 «técnicas» de entonces son ahora otros tantos «peligros» para la salud. Qué duda cabe, es más «vendible» ante «la ciudadanía» eliminar «pseudoterapias» que «atentan» contra su salud que técnicas y terapias naturales a las que recurre y en las que confía la mayoría de la población.
Pues no es sino la eliminación de todas ellas de los centros sanitarios SU objetivo declarado. «SU» referido exclusivamente hasta no hace mucho al MEADO. Después, también referido a los dirigentes de la OMC. Ahora, referido también al ejecutivo. Y, tras tomar este cientifismo supremacista rampante de nuevo «asiento» como «Ciencia en el Parlamento», cabe temer referido también en breve al mismísimo poder legislativo.
Denunciar el prescindible informillo como «noticia falsa», como apunta el Sr. Alonso, es conveniente y necesario. Pero viene a ser el chocolate de un loro con ínfulas resentido al que se ha permito volar demasiado deprisa y demasiado alto. Y su corolario: la consiguiente deyección en vuelo.
Personas como tú hacéis mucho por una información veraz y por la libertad de elección en temas de salud, por eso me permito sugerirte hacer alguna publicación sobre la pseudoterapia que se hace cada día en los hospitales y centros de salud españoles, pues no existen, ni pueden existir, estudios sobre los efectos que producen las interacciones medicamentosas en los enfermos polimedicados.
El postscriptum del día 24/1/19, del mismo Angelo Fasce en La Venganza de Hipatia es todavía mas contundente.
Y mientras al «informe» no le reconoce validez científica alguna ni el propio MEADO, del que forman parte sus autores, en la OMC hay quien, al parecer, sí, de la manera más gore: poniendo muertos sobre la mesa en un debate colegial:
«El debate estuvo moderado por el presidente de la Comisión Deontológica del COM Cantabria, Dr. José Francisco Díaz Ruiz, que se refirió a un informe publicado esta semana que “revela que 1.290 personas fallecen cada año en España a causa de las pseudociencias y pseudoterapias”.»
En:
http://medicosypacientes.com/articulo/dr-fernandez-torrente-las-pseudoterapias-son-practicas-propias-de-la-edad-media?platform=hootsuite
¡¿?!
¿Cualquier cosa sirve para «validar» prejuicios, apoyar decisiones ya tomadas e intentar salvar imprudentes compromisos personales públicos, por equivocados que todos ellos sean?
Una insensata huida adelante, pero ¿de qué o de quién, exactamente? ¿De la verdad? ¿De la discrepancia médica? ¿De la medicina empírica de toda la vida? ¿De que los médicos apliquemos ayudas complementarias aparentemente útiles en condiciones controladas y en espera de su validación? ¿De la autonomía de los pacientes? ¿De la «Edad Media», del Dr. Fernández? Y de la mano de quién, ¿de la «ciencia» del informe invocado?
Es triste que las discrepancias médicas, que deberían resolverse en ámbitos colegial y profesional, como manda el Código de Deontología médica, se aireen en medios públicos por dirigentes de la OMC hasta los extremos llevados en esta campaña indisriminada en curso contra TODO ejercicio médico «sin suficiente evidencia», lo cual incluiría en torno al 80% del ejercicio médico convencional. Pero más triste sería la abolición de la libertad de prescripción del médico, de la autonomía de los pacientes y de la libertad de expresión de todos, amenazados por este cientifismo de perfil totalitario y modo neo-inquisitorial.
Lo decíamos en un comentario en NoGracias, en relación con el implacable, despiadado hostigamiento a una doctora discrepante del mainstream cientúfico, y es perfectamente aplicable aquí:
La “ceremonia de la exageración” al servicio del cientifismo más brutal, que, si ha de “morir”, será “matando”.
En concreto, los «entre 1.210 y 1.460 muertos» puestos encima de la mesa del Parlamento.
Conseguida, en su diabólicamente eficaz guerra relámpago, la pica en Flandes del Observatorio de la Organización Médica Colegial y el empujón astronáutico del ejecutivo, el MEADO* se apresta ahora al asalto al código fuente: la maquinaria legislativa.
Se nos permite subir a la apisonadora o echarnos a un lado. Afortunados, agradezcamos.
*MEADO: movimiento escéptico auto-denominado y organizado