Una sentencia condena a Lilly por causar diabetes a una paciente con el fármaco Zyprexa
Zyprexa (olanzapina) es un fármaco antipsicótico de Eli Lilly aprobado sólo para tratar personas adultas que padecen esquizofrenia y episodios maníacos productos del desorden bipolar. Es el medicamento estrella de la farmacéutica que ofrece más de 4.200 millones dólares anuales. Pero desde el año 2000 distintos investigadores denuncian que centenares de pacientes que tomaban Zyprexa desarrollaron diabetes, pancreatitis y obesidad.
En el año 2005, Eli Lilly había llegado a un primer acuerdo por 700 millones de dólares para atender los reclamos de 8.000 pacientes, que afirmaban haber desarrollado diabetes y otras enfermedades a causa del consumo de dicha sustancia. Este fue el comienzo de una avalancha de demandas.
En 2006, Medicaid, programa de salud público del Estado de Virgina en USA, demandó a la empresa por fraude, afirmando que Eli Lilly promovió la venta de Zyprexa ilegalmente en ese estado a pacientes de todas las edades para el tratamiento de demencia, ansiedad, insomnio, cambios de humor, déficit de atención e hiperactividad, patologías todas no aprobadas por la FDA (agencia de medicamentos estadounidense).
También Medicaid del Estado de Mississippi demandó a dicha empresa sosteniendo que “Mississippi está gastando millones de dólares en Zyprexa para pacientes para los que no está indicado el medicamento, es más que están siendo dañados por él”.
Con esos antecedentes Elli Lilly comenzó un experimento con olanzapina intravenosa en 500 pacientes de Argentina. La señora Carbonne, que iniciaría juicio por daños y perjuicios, nunca había sido diagnosticada como ezquizofrénica.
Lo cual demuestra que también en Argentina se probó el fármaco en pacientes que sufrían otras patologías, sabiendo que afectaban su salud en manera irremediable. En la misma época en que Eli Lilly afrontaba miles de demanda donde se acusaba al laboratorio de ocultar que el medicamento causaba diabetes, contrató con el Hospital Alemán, prestigioso hospital privado de Buenos Aires, la realización de un protocolo de investigación con olazanpina en pacientes con esquizofrenia.
En los consentimientos que debían firmar los pacientes que aceptaban participar en el mismo se ocultó la relación entre olazanpina y la diabetes, entre otras graves enfermedades. El 30 de diciembre de 2004, el hijo de Carbonne, Pablo Ariza, asistió a un recital en una discoteca y se produjo un incendio que causó 194 muertos y 1.492 heridos. Pablo sobrevivió, pero quedó con graves secuelas físicas y psicológicas a causa de lo vivido, ello le produjo a su madre mucho temor porque conoció casos de jóvenes que habían sobrevivido, pero después se suicidaron a causa de la tragedia.
Tras sufrir problemas para dormir, cayó en manos de una psiquiatra sin escrúpulos que le diagnosticó esquizofrenia. Ante esta situación, abrumada, Carbonne se sintió obligada a ir al Hospital Alemán para curarse una supuesta enfermedad. Aceptó firmar el consentimiento informado para participar en el ensayo, pero nunca comprendió los verdaderos riesgos que asumía.
Dos años después de participar en el ensayo con olanzapina otros médicos le informaron que padecía diabetes y que seguramente sería por haber tomado Zyprexa. Al advertir todos los daños que podía causarle la diabetes, como ceguera o problemas cardíacos, comenzó a tratarse con otros médicos que le dijeron que nunca padeció esquizofrenia, solamente depresión y pánico.
La sentencia ahora conseguida por Carbonne condena a todos los médicos demandados por considerar que actuaron con mala praxis.
Por admitir en el protocolo una paciente que nunca fue esquizofrénica, que tenía que estar excluida del ensayo por sus antecedentes de diabetes en padre y madre.
Y también por brindarle información errónea y por no haberla apartado del experimento cuando advirtieron que el excesivo aumento de peso (20 kgs) estaba relacionado con la olazanpina que le inyectaban.
En cuanto al laboratorio sostiene que tenía conocimiento de la relación causal “frecuente” del uso del fármaco con la diabetes. En otras palabras, la información a la paciente fue deficiente pues no se le indicaron con precisión “los riesgos de contraer diabetes por la prescripción de olanzapina” los cuales además eran mayores en el caso de Carbonne “por presentar antecedentes familiares de diabetes”.
6 años con Olanzapina, 2.5 miligramos diarios y mi trastorno obsesivo compulsivo y mi insomnio crónico están controlados. Pocos o casi ningún efecto secundario. Ya tenía algo de sobrepeso 15 kilos antes del tratamiento con Olanzapina, actualmente casi controlado el problema con una combinación de dieta cetogenica y baja en carbohidratos! así como ejercicio regular.
En mi caso es algo positivo el uso de la Olanzapina. #Paz
Cuidado estos medicamentos porque ni de lejos son seguros y eficaces como dicen los psiquiatras. Este en concreto me lo cambiaron después de risperdal, que me llevo a un cuadro de parquinsonismo agudo e inicio de tumor de hipófisis microadenoma e hipotiroidismo. En 2 meses 25 kgs engordé y en los análisis el colesterol a 357 (límite 200) los otros lipidos y trigliceridos mal. Cito lo que dijo el neurólogo, el que me vio el parquinsonismo: «Bueno hemos pasado de estar risperdalado, a estar zyprexado, pero que sepas que esto que te sale aquí en los análisis es muy peligroso». Y no tengo esquizofrenia, sino trastorno autista, solo que me vieron tres incompetentes. Diez años después los análisis casi normal, la memoria un poco regular, por lo demás todo bien. A no ser que tengáis una esquizofrenia de aquella de voces día y noche, pensar que la cia te persigue y lo típico de lo que se entiende por esquizofrenia no los toméis ni por asomo, jamás. Y bravo por la sentencia, si tienen patente y a fin de cuentas es un «producto» que lo hagan para lo bueno y para lo malo. O que digan claramente sabemos que esto (y en la competencia) tiene estos efectos secundarios a largo plazo desde hace décadas y en esto en principio lo debería disminuir a x y mejorar sus efectos sobre la enfermedad en y. Pero eso no lo harán, no es un mundo para honestos, gol del mercado libre, como no.
El medicamento llamado Olanzapina resultó en mi caso un perjuicio total para mi salud física y psíquica. Además de haber sido mal diagnosticada por ansiedad, después de la primera toma sufrí un episodio de nerviosismo extremo, rigidez, movimientos involuntarios. Pasada una semana empecé a aumentar de peso, de 56 kg fui ascendiendo progresivamente hasta llegar a 110 kg, realizando una dieta hipocalórica. Si bien hace dos años que no consumo este medicamento, actualmente mi peso es de 95 kg, tengo aumento de prolactina y de la masa muscular, la glucosa está alta (Pre-diabetes) y duermo mucho menos que antes de tomar esta medicación. No entiendo cómo es que aún se receta.
Mi experiencia con la psiquiatría es que estos profesionales no escuchan al paciente, no le comunican su supuesta patología, fuerzan el cuadro para que se ajuste al manual de psiquiatría y llegan a un diagnóstico que puede llegar a ser falso. Tratan al paciente como un retrasado mental o como si mintiera. Están destruyendo vidas.
Quizas sea mejor encerrar en frenopaticos a los psicoticos y contenerlos con una camisa de fuerza, evitaremos muchas diabetes… decirles que no tienen ustedes verguenza. El medico debe ser honesto e imparcial. Una cosa es pedir responsabilidades a la industria por delitos o desmanes que puntualmente se produzcan y otra muy diferente demonizarla y cuestionarla sistematicamente, cuando ha sido con diferencia la que mas ha beneficiado a la humanidad aliviando o incluso curando sus males. Para ello se ceban citando ejemplos negativos de la practica clinica. Pues sepan ustedes que tambien hay experiencias muy positivas, que por suerte son la mayoria, y que muchos pacientes psiquiatricos graves -esquizofrenicos y bipolares- pueden hacer vida casi normal gracias a esos productos.
Tras el Experimento Rosenhan , la psiquiatrìa debiò ser ilegalizada por farsa.
Hombre Alex, farsa, toda la psiquiatría… es un poco exagerado tu comentario.
Y yo erre que erre: La culpa «del inicuo sistema capitalista» y asimismo sostengo que, a fin de poner fin a la corrupción generalizada de la forma más suave y racional de entre todas las posibles, se debería acabar con la moneda como factor de intercambios (de derechos a cambio de deberes debidamente cumplidos, etc., etc.).