Caso Agreal: cómo operaron Agencia de Medicamentos, Sanofi y médicos contra las afectadas
Un buen reportaje de Brenda Chávez en El Salto titulado Sanofi-Aventis y la AEMPS ocultan el dossier donde se reconocen los graves efectos del fármaco Agreal resume muy bien este escandalazo de daños provocados por un fármaco. Pese a que, tras 22 años comercializándose, se retirara del mercado en el año 2005, las afectadas por el tratamiento de Sanofi, aún hoy reclaman que se reconozcan sus derechos.
Además, denuncian la connivencia durante más de una década, de esa farmacéutica y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Como cuenta Chávez, la Asociación Agreal Luchadoras, de mujeres víctimas de este medicamento que se usaba para los sofocos de la menopausia, tiene pendiente un proceso ante la Audiencia Nacional contra el Ministerio de Sanidad, la AEMPS y ese laboratorio, por protección de derechos fundamentales. Lo llevamos en el >.
Ha pasado mucho tiempo desde que se retiró el fármaco pero estas mujeres, encabezadas por Francisca Gil, no se rinden, quieren sencillamente Justicia.
Gil es una de “Las sietes magníficas”, las únicas mujeres que continúan (de 500 que comenzaron) reivindicando los daños de todas las afectadas que se verían beneficiadas por una resolución judicial favorable en la Audiencia Nacional.
Y es que 15 años después, sigue sin haber un registro de afectadas. El número de víctimas aún se desconoce. Se calcula que son miles por el prolongado periodo de venta. Como cita el reportaje en palabras de las mujeres dañadas:
La propia AEMPS no lo sabe, o no quiere decirlo, por eso desconocemos cuántas somos exactamente (…) lo hemos solicitado varias veces. Y a finales de 2005, al estallar el escándalo, enviamos un burofax con acuse de recibo a la AEMPS y a Sanofi-Aventis (que no han atendido) pidiendo que no desaparezcan los datos del número de mujeres que lo tomamos”, relata.
Las mujeres que tomaron Agreal padecen trastornos psiquiátricos que van desde síndromes depresivos y de ansiedad graves, a ideación suicida o intentos de suicidio.
Agencia de Medicamentos y Sanofi también contaron con la ayuda de varias asociaciones profesionales de médicos, como hemos contado en varias ocasiones. Es decir, que podemos escribir con todas las letras que en el Caso Agreal hubo un complot de laboratorio, Agencia de Medicamentos y médicos contra las mujeres dañadas.
Clave en el asunto es un dossier confidencial que demostraría el conocimiento por parte de Sanofi de los efectos de este medicamento. El laboratorio sabía que podía destrozar la vida de miles de mujeres con su medicamento pero siguió vendiéndolo. Ese informe nunca ha sido presentando en los tribunales por el laboratorio ni por la AEMPS, que a juicio de las afectadas han seguido estos años una estrategia conjunta de contradecir a las víctimas y ocultar en España esa información esencial para su defensa:
No sólo es premeditación, también alevosía”, opina Gil Quintana, a quién la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) envió ese dossier confidencial en 2011, por intermediación del Defensor del Pueblo Europeo, al solicitarle una ayuda que aquí se les negaba.
En su reportaje Brenda Chávez explica muy bien cómo fue la estrategia de defensa conjunta entre las partes citadas, todas contra las mujeres que estaban dañadas por el fármaco. Como explican los profesores Alfonso y Piga en ese texto, ambos han analizado con rigor durante años toda la documentación que implica a los actores mencionados:
Al comenzar a manifestarse esas reacciones adversas no se relacionaron con el Agreal, no se suspendieron los tratamientos y las dolencias se agravaron hasta hacerse crónicas en un número indeterminado de pacientes”, apuntan estos expertos de la Universidad de Alcalá de Henares.
Os aconsejo, como siempre hago, que leáis el reportaje de Brenda entero para comprender todos los matices del caso. Si queréis saber lo que opina Sanofi no podréis porque no han contestado a la periodista. Sí lo ha hecho la Agencia de Medicamentos pero no a todo lo que pedía Chávez y con respuestas esquivas.