Paxlovid, el antiviral de Pfizer para tratar la Covid-19 de dudosa utilidad
La agencia estadounidense de medicamentos, la FDA, su homónima europea y la de Reino Unido han dado luz verde a la píldora anti Covid de Pfizer: Paxlovid. Se trata, como ya pasó con las vacunas para prevenir dicha enfermedad, de una autorización de uso de emergencia, mientras continúan las pruebas para demostrar su eficacia y seguridad. Os cuento pros y contras de la misma.
Es un medicamento para tratar a pacientes adultos con Covid-19 que no requieren oxígeno suplementario y que tienen un mayor riesgo de progresar a una enfermedad grave.
Es decir, está indicada para casos puntuales de Covid, no para que la tome todo el mundo de manera preventiva.
Y ha de hacerse cuando presentan síntomas -muy importante, no antes- y eso sí, dentro de los cinco primeros días de la infección.
Esto ya de entrada supone un problema pues cuando una persona sospecha que padece los síntomas de la Covid ya han pasado al menos unos días.
Y los sistemas sanitarios están saturados por lo que hay que tener suerte para acudir a un centro donde te hagan la prueba que garantice que estás infectado.
O deberás hacerte un autotest de antígenos, pagado de tu bolsillo. Paxlovid es un preparado a base de dos antivirales: uno de nuevo desarrollo, el nirmatrelvir. El otro es uno muy utilizado en otras infecciones virales, el ritonavir, empacados conjuntamente para su uso oral. El medicamento se ofrece bajo receta médica.
Los de Pfizer son muy habilidosos para los negocios. Lo escribo porque han conseguido que este tratamiento no le haga sombra a la vacuna y el gran negocio que están haciendo con la misma. Como he comentado Paxlovid no está autorizado para la prevención de la enfermedad, sólo para casos muy concretos.
Como comentan desde la FDA:
Paxlovid no está autorizado para la prevención previa o posterior a la exposición al COVID-19 o para la iniciación del tratamiento en personas que requieren hospitalización debido a COVID-19, grave o crítico.
Paxlovid no es un sustituto de la vacunación en individuos para los que se recomienda la vacunación contra el COVID-19 y una dosis de refuerzo. La FDA insta al público a que se vacune».
Ha de ser que no confía mucho en la utilidad de la pastilla de Pfizer. La verdad es que leído varias veces esto, no se entiende bien para qué sirve este nuevo tratamiento.
De hecho, atentos a esta frase de la nota informativa de la agencia reguladora de Estados Unidos:
Tomando como base la revisión de la FDA de la totalidad de las pruebas científicas disponibles, la agencia ha determinado que es razonable creer que el Paxlovid puede ser eficaz para el tratamiento del COVID-19 de un estado leve a moderado en pacientes autorizados».
«Razonable creer» ¿No habíamos quedado que la Ciencia ofrece pruebas, no creencias? «Puede ser». ¿Es útil, sí o no?
¿Qué eficacia ha mostrado en los ensayos clínicos el fármaco? Bueno, lo primero es que esos trabajos no están terminados, concluirán el 21 de abril de este año 2022, según el propio fabricante del producto.
Un dato curioso es que ninguno de los pacientes había recibido la vacuna contra la Covid antes de participar en los ensayos.
Tampoco se seleccionaron a infectados previamente. Vaya que Pfizer ha diseñado un tratamiento para no vacunados (lo que las malas lenguas denominan «antivacunas»).
Escrito de otro modo, Paxlovid no sirve para las personas vacunadas, que son la mayoría. No se ha probado qué eficacia tendría en ellas.
Los resultados (ofrecidos por el fabricante y primarios –no concluyentes-) mostraron una reducción del riesgo de hospitalización o muerte del 89% tras dar el fármaco a adultos de alto riesgo en los cinco primeros días del comienzo de los síntomas.
El principal problema del tratamiento es su seguridad. Como indica la FDA en su nota:
Entre los posibles efectos secundarios del Paxlovid se encuentran la alteración del sentido del gusto, diarrea, presión arterial alta y dolores musculares. El uso de Paxlovid al mismo tiempo que algunos otros medicamentos puede dar lugar a interacciones farmacológicas potencialmente serias«.
El ritonavir, uno de los dos principios activos del tratamiento, puede causar daños en el hígado, por lo que debe tenerse precaución al administrar Paxlovid a pacientes con enfermedades hepáticas preexistentes, anomalías de las enzimas hepáticas o inflamación del hígado.
Dado que el Paxlovid actúa en parte inhibiendo un grupo de enzimas que descomponen ciertos fármacos, está contraindicado con ciertos fármacos que dependen en gran medida de esas enzimas para su metabolismo y cuyas concentraciones elevadas se asocian a reacciones graves y/o potencialmente mortales.
Paxlovid también está contraindicado con fármacos que, a la inversa, inducen fuertemente esas mismas enzimas, lo que conduce a una descomposición más rápida del nirmatrelvir o del ritonavir.
No se puede empezar a tomar Paxlovid inmediatamente después de interrumpir la ingesta de dichos medicamentos, ya que los efectos de los mismos permanecen aún después de ser interrumpidos.
Esta es la lista completa de los medicamentos que no deben tomarse en combinación con Paxlovid. Son unos cuantos, vaya. Además, no se recomienda el uso de Paxlovid en pacientes con insuficiencia renal hepática grave.
Esta es la segunda píldora anti Covid que se aprueba durante la pandemia. La primera fue molnupiravir, de Merck, Sharp and Dohme (MSD) que, por cierto, también ofrece notables fallos de seguridad.
Mi conclusión: Pfizer ofrece una pastilla que sólo está probada en no vacunados, luego no debería recetarse a vacunados; ni a personas que no tienen síntomas de Covid; ni a enfermos graves que requieren hospitalización o que están en el hospital; ni a niños; ni a personas que tomen alguno de los fármacos con los que puede interactuar; ni a quienes padecen del hígado o los riñones; ni a embarazadas o lactantes, etc.
Suponiendo que la eficacia sea la que argumenta Pfizer (los datos de sus ensayos no están abiertos a la comunidad científica y aún no son concluyentes), sólo un número muy reducido de la población se beneficiaría de ella. Y sólo si se detecta la infección en los cinco primeros días.