Cuidado con las vitaminas que también pueden hacer daño
El mercado de vitaminas es una industria millonaria en Estados Unidos, aun mayor que el de otras drogas -como llaman en USA a los fármacos-. Las farmacéuticas ganaron en Estados Unidos 31.000 millones de dólares solo en el 2018 con sus ventas. Eso es mucho más que el medicamento más vendido del mundo (la atorvastatina) y más de lo que ganó Pfizer con su vacuna para la Covid-19 en 2021.
Los complejos vitamínicos se ofrecen para múltiples problemas de la vida diaria. La mayoría de ellos es de venta libre en farmacias y también en internet. Os resumo un buen artículo del médico Rubén Roa -que enlazo arriba- al respecto.
Ofrecen recuperar la energía perdida, ser oxidantes naturales, combatir el cansancio, estimular el sistema nervioso, mejorar los problemas de memoria, mejorar la concentración o el rendimiento sexual, mejorar el rendimiento deportivo, entre otras cosas.
Estos complejos vitamínicos son vendidos como complementos alimenticios por lo que las regulaciones sobre ellos son más laxas y muchas veces se acompañan de otros ingredientes que no están exentos de efectos adversos como guaraná (tiene más cafeína que el propio café), gingseng (provoca hipertensión e hipoglucemia) o gingko (puede provocar hemorragias severas).
La toma de vitaminas se promociona como algo «natural» e inocuo. ¿Valen la pena?
Las farmacéuticas que los venden dicen que sí pero un grupo de investigadores de la mayor aseguradora privada de Estados Unidos (Kaiser Permanente) analizaron miles de pacientes y dicen que sólo se necesitan en casos muy precisos.
También otro grupo de investigadores, que analizan todas las prácticas preventivas que se hacen, investigó el tema.
Este grupo se llama Grupo de Trabajos de Servicios Preventivos de Estados Unidos (USPSTF, por sus siglas en inglés). En una publicación de junio de 2022, actualizaron sus recomendaciones sobre el tema.
Los investigadores reportan que al menos la mitad de los estadounidenses consumió un suplemento dietético en los 30 días anteriores. La inflamación y el estrés oxidativo tienen un papel importante en las enfermedades cardiovasculares y también en cáncer.
Los suplementos alimenticios podrían tener efectos antinflamatorios y antioxidantes. Los investigadores, tras analizar 87 ensayos clínicos con estos complementos, concluyeron que el daño de los betacarotenos (precursores de la vitamina A) superaban los beneficios para la prevención de enfermedades cardiovasculares o cáncer.
Tampoco encontraron ningún beneficio para suplementos con vitamina E. Para el resto de las vitaminas todavía -y lleva décadas estudiándose- no existen datos sobre los riesgos y los beneficios.
Lo más cercano a un beneficio ha sido el vínculo entre multivitaminas y el cáncer, los investigadores encontraron una disminución muy leve del cáncer, del 0.2% en términos absolutos.
Los investigadores no desechan que puedan ser útiles, solo que todavía no lo han encontrado, pero han dejado en claro que los betacarotenos y la vitamina E pueden traer más daños que beneficios, de hecho aumentan la mortalidad general, cardiovascular o el cáncer de pulmón.
Si bien no conocemos el mecanismo preciso, una teoría es que las vitaminas pueden alimentar a las células cancerosas metabólicamente exigentes. A resaltar que estos pacientes eran personas sanas y que no tenían otras enfermedades.
Hay algunas situaciones en las que sí se recomiendan preparados con vitaminas, como las mujeres que amamantan, están embarazadas o planean estarlo. También en mayores de 50 años pudiera haber alguna indicación para la vitamina B12 o incluso vitamina D más calcio en algunos grupos de pacientes.
En pacientes con una dieta vegana o vegetariana puede ser necesario suplementar con vitamina B12 por ejemplo, al igual que en pacientes que han sido sometidos a una cirugía bariátrica.
En los últimos años se observó que el déficit de vitamina D aumentaba el riesgo de Covid grave, por ello se propuso como tratamiento. Se publicaron múltiples estudios con resultados dispares, y una revisión sistemática Cochrane aclara que no existe evidencia que sustente su uso en este tipo de enfermos.
¿Qué sabemos sobre otras indicaciones? Por ejemplo las indicaciones que prometen mayor energía, mayor vitalidad sexual o mayor rendimiento académico. Nada.
Como suelen venderse como suplementos alimenticios y no como medicamentos, quedan exentos de tener que presentar estudios de eficacia y de seguridad como cualquier fármaco [aunque hay mucho que hablar sobre cómo se hacen los ensayos clínicos de los medicamentos].
Tampoco les interesa mucho realizar estos estudios a quienes manufacturan, ya que como vemos el negocio ya funciona muy bien sin tantas regulaciones.
Por otro lado, al no ser vistos como medicamentos, es más difícil que el personal de salud reporte algún efecto adverso [que ya de por sí se notifican poquísimo].
Hace falta más ciencia para conocer la verdadera eficacia y seguridad del uso común de las vitaminas pues prometen muhco pero puede que ofrezcan poco.