Geoingeniería: Hacer negocio con la crisis climática poniendo a la Humanidad en peligro
La geoingeniería climática cuenta cada vez con más detractores, por suerte. La ingeniería del clima son una serie de técnicas para alterar deliberadamente los ecosistemas planetarios mediante la manipulación a gran escala de los sistemas climáticos.
Se trata, como he explicado en otras ocasiones, combatir el cambio climático, pero SIN ENFRENTAR SUS CAUSAS. Lo que podemos llamar «solucionismo».
Una de estrategias locas, es la geoingeniería solar, también llamada Manejo de la Radiación Solar (MRS). Son un conjunto de propuestas tecnológicas para impedir que parte de la luz del sol llegue a la Tierra, con el fin de reducir la temperatura global.
La más conocida de las técnicas propuestas es la Inyección Estratosférica de Aerosoles, que consiste en inyectar dióxido de azufre (un refrigerante que también erosiona la capa de ozono) y diseminarlo en la estratosfera.
Pues bien, el lobby de la geoingeniería ha actuado estos días en la última reunión de la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en Kenia.
Según cuentan los activistas de ETC Group, la resolución de Suiza sobre Modificación de la Radiación Solar podría parecer una simple convocatoria neutral para constituir un grupo de expertos sobre MRS.
Sin embargo, dicho grupo ha sido un caballo de Troya para el avance de la geoingeniería solar, al crear una plataforma para que los promotores de la geoingeniería se volvieran la principal referencia en los debates globales sobre MRS.
Un tema subyacente, pero central en la controversia sobre la resolución propuesta por Suiza, es qué información y qué tipo de investigación de geoingeniería solar se debería tener en cuenta. Países como Estados Unidos, Canadá y Arabia Saudita presionaron para que se compilara información no sólo sobre los riesgos, si no también sobre los beneficios del manejo de la radiación solar.
Los mismos países insistieron en que esa información debería provenir de ciertas fuentes, agencias y programas que ellos quería establecer en el texto, en su mayoría dirigidos por defensores de la geoingeniería”.
Neth Daño, directora para Asia del Grupo ETC.
En contraste, el Grupo de negociadores de África, respaldado por Colombia y otros países del Sur Global, planteó la urgencia de establecer un mecanismo que garantice el no-uso de la geoingeniería solar.
Además, señalaron la necesidad de solicitar y recopilar conocimientos sobre la MRS de los gobiernos del mundo y que sean accesibles a todos los países.
Esto contribuiría a crear un repositorio de información que podría hacer frente a la falta de transparencia de quienes llevan a cabo investigaciones y experimentos, y a la falta de acceso a información multidisciplinaria sobre geoingeniería solar.
Canadá, Reino Unido y Estados Unidos están invirtiendo en nuevas investigaciones sobre geoingeniería solar mediante instituciones públicas y permitiendo o apoyando iniciativas privadas.
Si bien estos países plantean apoyar investigaciones sobre los riesgos de la tecnología, también han expresado su intención de estudiar los beneficios potenciales y cómo desarrollarla. Estos son pasos hacia un despliegue a gran escala de la geoingeniería solar”.
Silvia Ribeiro, Directora para América Latina del Grupo ETC.
Si os fijáis son los países más ricos y por lo tanto, los más contaminantes y que más contribuyen a la actual crisis climática.
Por el contrario, el Grupo Africano, México, Fiji, Pakistán y varios países del Sur Global, a menudo respaldados por la Unión Europea, plantean reafirmar el enfoque precautorio, afirmar la moratoria del Convenio sobre la geoingeniería ya existente y establecer una base para no permitir los experimentos a campo abierto.
Como el de 2023, que violó la soberanía y los territorios y derechos indígenas: se liberó dióxido de azufre desde globos meteorológicos, como experimento para «impedir» que el calor del sol llegue a la tierra.
Varios países que son grandes emisores de gases de efecto invernadero (GEI) y por tanto, causantes del cambio climático, también presionaron para que la resolución se basara en un marco sumamente estrecho, que sólo compararía los riesgos de la geoingeniería solar con los riesgos del cambio climático.
El pasado 29 de febrero de 2024, tras varias rondas de discusiones, quedó clara la enorme diferencia entre estas dos perspectivas sobre la geoingeniería. Finalmente, la negativa de Estados Unidos y otros países a incluir el principio de precaución y mientras que promueven la investigación en geoingeniería solar, hizo imposible llegar a ningún acuerdo, y obligó a cancelar toda la propuesta.