Cada vez hay más diabetes gestacional tras el embarazo y puede ser por los tóxicos cotidianos
La investigadora Montse Marquès ha iniciado una investigación en la Universidad de Columbia (Estados Unidos) para estudiar en detalle los efectos de la exposición de las mujeres embarazadas a sustancias químicas nocivas.
Este trabajo va a prestar especial atención a los disruptores endocrinos, los químicos tóxicos que pueden bloquear la acción de las hormonas naturales, dando lugar a multitud de enfermedades.
El estudio, bajo las siglas de MANGO, tiene como objetivo determinar el exposoma químico (es decir, el conjunto de exposiciones químicas a que se somete un individuo durante toda la vida) en las mujeres embarazadas.
Una primera fase de este gran estudio, llevado a cabo entre pacientes del Hospital Universitario Joan XXIII de Tarragona, sirvió para detectar el amplio espectro de sustancias químicas a las cuales están expuestas las mujeres embarazadas.
De ello, salió una aplicación llamada Safe+Pregnancy, disponible en Google Play. Con MANGO, se intenta descubrir cuales de esas sustancias pueden estar relacionados con el desarrollo de la diabetes gestacional.
Esta se desarrolla en algunas mujeres durante la última etapa del embarazo, y a diferencia de los otros tipos de diabetes, no es causada por la carencia de insulina, sino por el bloqueo de su funcionamiento debido a las hormonas que se generan en el embarazo.
Hay una falta de conocimiento sobre la multitud de sustancias químicas a las cuales estamos expuestos, y todavía menos se sabe sobre la exposición durante el embarazo, “la ventana más crítica para los efectos adversos para la salud tanto en la madre como en la descendencia”, asegura Montse Marquès,
El estudio que desarrolla pretende, en general, evaluar la asociación entre el citado exposoma, los datos clínicos, incidiendo en los factores sociodemográficos, los dietéticos y los del estilo de vida asociados a su exposición. Y se centra en la diabetes gestacional porque ha aumentado de manera considerable las últimas décadas. Actualmente, se diagnostica alrededor del 10% de los embarazos en Cataluña.
¿De qué productos o sustancias hablamos? Pues mayoritariamente de plastificantes, como por ejemplo los bisfenoles y los ftalatos; los aditivos de los productos de cura personal, como son los parabens que se añaden a los jabones y cremas, por ejemplo, y los pesticidas y los retardantes de llama, entre otros.
En la vida diaria estamos expuestos a todas estas sustancias químicas tóxicas, aunque con pequeños cambios en la conducta podemos reducir la exposición.
Los objetivos del proyecto se abordarán integrando los últimos adelantos en espectrometría de masas de alta resolución, modelos matemáticos y estrategias de evaluación y prevención de riesgos.
La última fase del proyecto consistirá en un programa piloto de prevención en el mencionado hospital Juan XXIII para así aumentar la conciencia de la exposición a sustancias químicas entre las mujeres embarazadas. Y de paso, del resto de la población.
Este trabajo que ahora se impulsa desde el Investigadores del Centro de Tecnología Ambiental, Alimentaria y Toxicológica (TecnATox) de la Universitat Rovira i Virgili (URV), se une a otros ya desarrollados en los últimos años en la misma línea de comprobar los daños de los tóxicos cotidianos.
TecnATox, por ejemplo, ha confirmado que las personas que consumen más alimentos en lata tienen los niveles más elevados de bisfenol A. También que evitar la comida enlatada no es garantía de no estar expuestos a este compuesto.
El bisfenol A es un compuesto químico presente en una amplia variedad de productos alimenticios, cosméticos, envases o pastas de dientes, entre otros. Se trata de un químico que se metaboliza muy rápidamente y el cuerpo lo elimina con facilidad.
Teniendo en cuenta que la exposición es prácticamente continua, antes de que se excrete totalmente ya se consume de nuevo, lo que conlleva a que el cuerpo no lo termine de expulsar del todo.
Veremos qué concluye el trabajo de Marquès.