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Los niños con autismo o TDAH sufren más acoso, aislamiento o exclusión social en la escuela

Un equipo investigador del grupo Nutrición y Salud Mental de la Universidad Rovira y Virgill (URV) ha estudiado la prevalencia del Trastorno del Espectro Autista (TEA) y del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en niños escolarizados.

La investigación ha recopilado datos de 7.000 alumnos, de los cuales ha estudiado 700 en detalle. Los resultados determinaron que un 1,5% de los niños tenía TEA, mientras que un 5% fue diagnosticado con TDAH.

Y este estudio ha descubierto que el riesgo de sufrir acoso, aislamiento o exclusión social puede llegar a triplicarse en aquellos niños que sufren uno de estos trastornos.

Foto Paula Fina Nuria Carmen
Paula Morales-Hidalgo, Fina Canals, Núria Voltas y Carmen Hernández, integrantes del grupo de investigación Nutrición y Salud Mental de la URV.

Otro de los objetivos de la investigación era determinar si los niños y niñas diagnosticados con alguno de estos trastornos se sienten desplazados socialmente y en qué grado.

Las investigadoras encontraron que un 35% de los escolares de Educación Primaria con TDAH informaban de estar sufriendo algún tipo de acoso, aislamiento o exclusión social. Y este fenómeno se agrava en aquellos niños que presentan TDAH de tipo combinado, es decir, con todos los síntomas típicos: déficit de atención, hiperactividad e impulsividad.

Es decir, cuantos más problemas tiene un niño o una niña peor es tratado por los demás. Así de duro y cruel.

En cuanto a los escolares con TEA, que se caracterizan por presentar dificultades en la interacción y comunicación social y problemas conductuales, se ha encontrado que el 58% se sienten desplazados y excluidos.

Los niños con TEA quieren relacionarse, pero no saben cómo; en el caso de los TDAH, son tan movidos e intensos que el trastorno influye en su relación con los demás”.

Fina Canals, una de las investigadoras.

Estas particularidades hacen que su conducta pueda ser percibida como «extraña» o «molesta» por sus compañeros. Para los escolares sin ningún trastorno diagnosticado, el índice de percepción de acoso, aislamiento o exclusión social se sitúa en un 18%.

La investigación también ha revelado que en los casos que presentaban ambos trastornos, es decir, los comórbidos, la sensación de aislamiento social se acentuaba.

“El acoso escolar tiene consecuencias a largo plazo y aumenta el sentimiento de miedo a las relaciones sociales; tener TEA o TDAH y sentirte victimizado incrementa los problemas emocionales”, dice Canals.

Cuando estas personas crecen y entran en la adolescencia y en la etapa adulta presentan “índices muy elevados de trastornos de salud mental” y un “elevado riesgo de suicidio”. Por eso, las autoras de la investigación reivindican la necesidad de que los programas contra el bullying incluyan especificaciones para grupos de riesgo con medidas concretas.

Hasta aquí la noticia. Hace ya bastantes años que con mi equipo de abogados ganamos una sentencia que reconocía a un chico ya veinteañero si no recuerdo mal (no un niño), su derecho a disponer de medidas especiales, acordes a su enfermedad, en la escuela.

Estaba casi abandonado a su suerte en esa institución y eran los responsables de Educación quienes le tenían mal atendido. Por supuesto, sus padres, ya con unos años encima, fueron los que litigaron hasta conseguir la razón.

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