Sentencia récord: Casi 13 millones de euros por una negligencia médica
¿Os habéis preguntado cuál ha sido la indemnización más alta que ha contemplado la Justicia por un daño sanitario provocado en España? En concreto, ha sido por una negligencia médica. El Juzgado de Primera Instancia Número 1 de Santiago de Compostela emitió una sentencia hace algunas semanas que ordena el pago de casi 13 millones de euros por una negligencia médica, y ahora la aseguradora Segurcaixa Adeslas tendrá que indemnizar.
Los hechos, que ocurrieron en 2015, tuvieron como protagonista a un recién nacido. Debido un error médico durante el parto el bebé quedó con graves secuelas: parálisis cerebral, retraso severo del desarrollo psicomotor, crisis epilépticas y problemas respiratorios.
El parto de la mujer duró 15 horas, aunque a las 13 empezó a mostrar señales de sufrimiento fetal, sin que por ello se decidiera practicar una cesárea. Durante las dos horas restantes, se probaron distintos métodos para intentar conseguir el parto de modo natural, pero eso hizo que la situación empeorase y el pequeño sufriera los citados daños irreversibles.
Hoy el niño tiene una discapacidad del 100%. El centro sanitario además, no contaba con herramientas de análisis básicas que habrían servido para diagnosticar mejor la situación y optar por una intervención quirúrgica de urgencia.
Indemnización millonaria
Se da la circunstancia de que la citada empresa aseguradora no quiso hacerse cargo en un principio de indemnizar a la familia. Decía que no sabía que el niño había quedado destrozado, pero en el juicio se demostró que sí lo sabían. La jueza ha aumentado la indemnización al considerar los intereses de demora desde que sucedieron los hechos.
Estoy de acuerdo con el abogado familiar que dice que la decisión de la magistrada supone “una brecha abierta en la línea de flotación de las compañías de seguros”. Y lo más importante, también un precedente para futuros litigios pues, entre otras cosas, el retraso en el pago era una táctica común en este tipo de empresas, casi siempre dadas a intentar desgastar económicamente a las familias para llegar a un acuerdo económico extrajudicial favorable a las primeras.
Otro aspecto, si cabe aún más cruel, es que si el niño hubiera fallecido mientras se dirimían responsabilidades, la indemnización hubiera sido mucho menor pues en este tipo de situaciones se tiene en cuenta que el chico necesitará cuidados muy costosos durante toda su vida.
Su esperanza de vida fue uno de los argumentos que SegurCaixa esgrimió en el juicio para reducir el pago final, pero tampoco lo consiguieron. Seguramente pretendían, como también indica el abogado de los padres, que el niño falleciese. Por lo visto, las ofertas de indemnización fueron «ridículas», lo que lleva a pensar que no querían pagar o hacerlo por la menor cantidad posible.
Buena noticia pues que algo cambie en el a veces inhumano mundo de las aseguradoras sanitarias. Al niño no le van a devolver su salud, pero al menos tendrá los cuidados necesarios durante toda su vida. La Justicia, aunque tarde, llegó.